¿Por qué activos refugio apostar hoy en tiempos de incertidumbre?

Nos encontramos en una época de incertidumbre marcada por la escasez de chips y el encarecimiento de energía y materias primas, síntomas que hacen prever un escenario de turbulencias a medio plazo y frente al que surge la cuestión que encabeza este artículo. A continuación haremos un breve repaso por los pros y contras de diferentes tipos de activos que podrían servir como refugio de inversores.

Materias primas: oro y plata. En los tiempos actuales, la alta volatilidad marca el devenir de los mercados, lo que motiva que numerosos inversores opten por regresar a activos refugio tradicionales como el oro, la plata o las joyas.

Tradicionalmente, los metales preciosos en general y el oro en particular han sido una opción segura en tiempos de inflación. Sin embargo, no se puede decir que hoy día sea así; si en 2020 el oro experimentó una revalorización de un 30% que lo llevó a alcanzar los 2000 dólares por onza, en 2021 ha sufrido una depreciación del 15%. Por el contrario, la plata parece hacerse fuerte al albur de su uso en entornos sanitarios, en vehículos eléctricos o en paneles solares, lo que la llevó a experimentar un aumento de un 30% en 2020, que se ha prolongado más de un 20% en el primer semestre de 2021. En conclusión, debemos permanecer atentos al mercado de futuros y no dar nada por sentado.

Sector inmobiliario e inmuebles singulares. Y mientras, ¿qué ocurre con el sector inmobiliario? Sin duda, desde 2008 el sector no ha vivido sus mejores días. Sin embargo, los últimos datos arrojan signos de reactivación del mercado y claro aumento de precios, especialmente en los últimos meses en los que parece superarse incluso el nivel de 2019 en algunas zonas. Si la crisis de materias primas no se alarga tanto como para afectar demasiado a la obra nueva, podríamos observar una evolución al alza de un sector clave en el conjunto de la economía española.

Más allá del mercado de la vivienda, hemos de prestar atención a un subsector especialmente apreciado en Taxo: el inmobiliario cultural. Se trata de edificaciones con carácter histórico artístico, que sin duda representa una opción interesante de inversión.

En el mercado de activos culturales la demanda se centra especialmente en inmuebles singulares -estén o no catalogados como BIC, Bien de Interés Cultural-. Se trata de un tipo de activos muy especiales, que requieren una valoración con metodología específica y su estudio detenido, ya que ha de contemplarse la legislación especial que se les aplica y frecuentemente son diversas las partes implicadas.

En todo caso, a menudo invertir en patrimonio cultural abre las puertas a otro tipo de beneficios, vinculados al estatus social, además de permitir el disfrute del bien en sí mismo, lo que puede traducirse en una fuente de beneficios.

Obras de arte y objetos de colección. La inversión en arte, muy ligada a otros activos afines como antigüedades, numismática y otros objetos de colección, suele ser vista como una opción eficaz para protegerse de la inflación, al tiempo que muestra poca volatilidad.

El primer elemento a tener en cuenta de cara a conocer el valor de una obra es, lógicamente, su autenticidad. Ello implica que, previamente a realizar cualquier operación es preciso someter la obra a un proceso de expertización y autentificación, a fin de evitar estafas y garantizar una toma de decisiones acertada.

Autenticidad al margen, el valor de una obra oscila en función de diversos factores, como la tendencia del mercado. Por ejemplo, una obra de arte puede estar firmada por un autor poco conocido, que en un momento dado comienza a ponerse de moda y a estar más apreciado en el mercado, por lo que quienes hayan invertido en sus obras observarán una revalorización de su patrimonio.

Fincas rústicas, bosques y explotaciones vitivinícolas. La inversión en fincas rústicas, recursos forestales y explotaciones agropecuarias es uno de los sectores que mayor crecimiento ha experimentado en los últimos años. Y es que la inversión en tierras es atractiva dada su poca volatilidad y escaso riesgo, además de por su gran rentabilidad a largo plazo.

La inversión en fincas rústicas lleva algunos años experimentando un gran auge al albur de nuevos modelos de negocio, como la implantación de proyectos de energías renovables, tan en boga últimamente. Más allá de las energías renovables, es reseñable el interés por parte de muchos inversores en comprar y transformar fincas sustituyendo su antiguo uso por nuevos cultivos más rentables con mejores rendimientos. Ejemplo de ello son los pujantes negocios de plantación de cítricos, aguacate y olivar que se están expandiendo por el Sur y Este peninsular con el impulso de importantes fondos de inversión extranjeros.

Otro uso que se les está dando a las fincas rústicas es el de convertirlas en explotaciones vitivinícolas. En este tipo de explotaciones se aúna la inversión en viñas con la constitución de bodegas y la compra de equipamiento tecnológico, tanto para el cultivo como para el ámbito de la enología, dando como resultado adicional un producto, el vino, que a su vez puede ser comercializado como arte. En este mismo apartado, un área distinta aunque con muchas semejanzas es el de la inversión en bosques y recursos forestales. Tras la inversión inicial y con un mantenimiento no demasiado elevado, permiten buenos rendimientos a largo plazo en el mercado de compraventa de madera, así como en el mercado de emisiones de CO2, ambos en auge.

En definitiva, a la hora de invertir la clave es contar con asesoramiento experto que nos permita movernos con acierto en el mercado, proteger nuestro patrimonio y sortear los vaivenes de épocas convulsas.