Salvador Navarro, presidente de CEV: “Nos preocupa la burocracia de la Administración para las ayudas europeas”

El presidente de la patronal valenciana considera que con la pandemia se está perdiendo una oportunidad para reformar las administraciones y hacerlas más ágiles, algo que puede pasar factura con los fondos europeos. Navarro critica los posicionamientos de partido e ideológicos en el Gobierno central y el valenciano

¿Cuál es el balance de este año de pandemia para la CEV?

Ha sido un año que en la Comunidad Valenciana se ha puesto en valor la capacidad de diálogo social de las instituciones, empresas y sindicatos. Desde el minuto uno hubo planteamientos de ayudas y en momentos determinados hemos cedido todos. Por lo que respecta a las empresas ha sido un año muy complicado y desde las Administraciones, en general, detectamos poca sensibilidad, parece que existe una demagogia con las empresas, como si no fueran parte de la sociedad.

¿Cómo valora la gestión del Gobierno central?

Inicialmente fue bastante caótica. Recuerdo que lo que planteábamos para distintos sectores desde CEOE en las reuniones no se trasladaba después a lo que se aprobaba en el BOE. Había posicionamientos que se pueden entender desde un punto de vista de partido o ideológico, pero que no se pueden entender en alguien que gestiona como ministro o ministra los intereses generales de un país. Al inicio las intervenciones, sobre todo de los ministros y ministras de Podemos, eran bastante ideológicas. No tuvo sentido, por ejemplo, la incertidumbre hasta la noche anterior para renovar los Erte. Afortunadamente hemos conseguido cerrar acuerdos cediendo todos.

¿Se han hecho los deberes para afrontar la recuperación económica con garantías?

Lamentablemente tenemos un problema en la Administración: las cuestiones de burocracia, los fárragos administrativos. Nos preocupa para las ayudas europeas. Ahora habría sido una oportunidad para resolver los problemas de falta de agilidad y eficiencia en la Administración Pública. Por ejemplo, cuando se planteó la ayuda a los desempleados por Erte habría sido un buen momento que ante una punta de trabajo como esa en los servicios de empleo se hubiese dedicado personal de otros servicios que estaban parados por el confinamiento para dar respuesta a un problema social. Todo el aparato burocrático sigue siendo muy lento. Otro ejemplo son las últimas noticias del embudo de 4.000 licencias en el Ayuntamiento de Valencia. Son 4.000 proyectos empresariales paralizados que podrían estar generando impuestos y empleo. O la ZAL de Valencia, donde los proyectos aprobados siguen pendientes de trámites.

Esos problemas burocráticos, ¿afectan a las ayudas directas del Plan Resistir a las empresas? ¿Están llegando los fondos a las empresas?

Hay ayuntamientos que han funcionado muy bien, por ejemplo el de Valencia, pero hay otros que no han empezado. Si la Administración funciona en unos sitios no sé por qué en otros no. Si la Agencia Tributaria o Tráfico funcionan de maravilla, ¿por qué hay otras que no funcionan igual? El plan de ayudas está llegando con cuentagotas, pero la gente no quiere ayudas, lo que quiere es trabajar. Nunca vamos a llegar al 100% ni de la empresa ni del empleado con ayudas, por eso en lo que nos tenemos que centrar es en la vacunación. Las ayudas están bien, pero nunca van a poder hacer frente a todas las necesidades.

Precisamente la CEV ha firmado un convenio con la Generalitat para que las mutuas participen en la vacunación.

Si el 38% de la población somos trabajadores dejen que el sector privado vacune también. Hay dos instituciones que pueden colaborar, las grandes empresas con sus servicios médicos propios y las mutuas, que tienen un efecto capilar. Estamos trabajando con la Conselleria de Sanidad para que cuando haya vacunas puedan colaborar. El objetivo es claro. Septiembre es tarde ya, no podemos permitirnos perder este verano. Tenemos que llegar a finales de junio no sé si con un 70%, pero con un alto porcentaje de población vacunada, esa es la mejor solución. Debemos centrarnos en la vacunación y dejar de lado esos mensajes que están torpedeando y produciendo desánimo en la gente sobre las distintas vacunas. Desde el punto de vista político se está fallando.

¿Hasta qué punto son los fondos europeos Next Generation la gran esperanza para las empresas valencianas?

Son la única esperanza para la economía española, porque este es un país pobre. Estamos endeudados y el dinero que venga tiene que venir de Europa. Y va a venir con unas series de condiciones y eso también es importante para la parte empresarial. Desde CEV hemos trasladado cerca de 190 proyectos desde movilidad, hidrógeno, eficiencia del agua, infraestructuras, etc. Eso sí, tenemos que jugar con la colaboración pública y privada. Una de las preocupaciones fundamentales es la carga normativa, que se tiene que reducir. A mi me han llegado a decir en un ayuntamiento que si les daban mañana 1.000 millones iban a tener un problema, porque la burocracia no les permite usar ese dinero. Nos tenemos que concentrar ahí. Este país aún necesita reformas y este es un buen año para aprovechar y acometer esas reformas.

No parece que el ambiente político actual favorezca el consenso para esas reformas

El ambiente está claramente polarizado. No se acaba de entender que se haga una moción de censura en Murcia y que de ahí salte a unas elecciones en Madrid, que vamos a sufrir todos, porque es una comunidad importante. Y no puede ser que haya unas comunidades que vayan a la contra de otras cuando se toman medidas como los cierres perimetrales. Eso no quiere decir que vaya en contra de Madrid, yo apoyo la política fiscal de esa comunidad. Pero lo que pide la ciudadanía es certidumbre y la polarización política no la genera. Una parte importante de la sociedad lo que quiere es trabajo y vacunas, y esa tiene que ser la prioridad. Pero nos falta una unidad de país, como empresario no puede entender que todos los partidos no apoyen iniciativas en el Congreso como los fondos europeos.

Una de las medidas que se ha puesto sobre la mesa es la reforma laboral ¿Temen que se aproveche para realizar una contrarreforma?

La anterior reforma laboral dio sus frutos. Estamos de acuerdo que el tema de plantear tres tipos de contratos es lógico, no podemos tener una maraña de contratos. Pero en las cuestiones más políticas que se pretenden hacer, Europa tiene claro que nosotros necesitamos más flexibilidad y no creo que Bruselas ceda en esas reformas encaminadas a solventar el enorme paro juvenil en mujeres y en mayores de 50 años. Nos tenemos que centrar en dar solución a esos problemas, no introducir otras medidas. Va pasando el tiempo y la contrarreforma laboral anunciada no se va haciendo. El Gobierno sabe que CEOE no va a admitir derogar las medidas de flexibilidad y lo lógico es acordar. Estamos en línea con el planteamiento de Nadia Calviño.

El Gobierno también amagó con una subida de los impuestos de sociedades y patrimonio para el próximo año.

Sorprenden ciertos anuncios cuando tenemos 733.000 personas en Erte y una economía sumergida preocupante. No tiene mucho sentido plantear tasas y subidas impositivas. La actividad en el sector servicios en este país se ha parado y no podemos pretender más cargas porque ya tenemos 8 puntos por encima de la media de la Unión Europea en cargas impositivas a las empresas, incluyendo las cargas sociales. No es el momento bajo ningún concepto. Está claro que esta fiesta va a haber que pagarla, pero démosle un tiempo a las empresas. La mejor manera de pagarlo es con actividad económica. Por eso es importante acortar el proceso y que esta campaña de verano seamos capaces de tener turismo porque en este país vivimos de tener 82 millones de turistas.

Uno de los debates que ha promovido el propio presidente valenciano es el de la armonización fiscal entre las autonomías. ¿Cuál es la posición de la CEV?

Primero yo creo que la competencia es buena, entre ayuntamientos hay competencia por ejemplo también para la instalación de empresas. La capacidad impositiva te permite tener competencia. Y si tiene que haber una armonización, esta tiene que ser a la baja. En este tema discrepamos con el presidente Puig, si hay armonización que sea a la baja. No nos comparemos con los más altos, por lo menos hagámoslo con la media. Hay que recordar que Madrid recauda más que Cataluña, que es la que más cargas impositivas tiene. Desde mi punto de vista es mejor dejar que sea la actividad económica la que produzca los ingresos fiscales y eso también se hace desbloqueando licencias, por ejemplo.

Esta guerra fiscal y los roces continuos entre los líderes autonómicos, ¿no puede afectar negativamente y retrasar más la reforma de la financiación autonómica aplazada ahora por la pandemia?

Sobre estos encontronazos entre autonomías, la política es también mucha puesta en escena, como cuando se habla de madrileñofobia. Yo creo que la gente lo tiene muy claro y sabe que esto es política y estamos en elecciones. Sobre la financiación autonómica es importante que se solvente de una vez. En 2019 la ministra Montero se comprometió a que aunque no hubiese unanimidad esta ley saldría por mayoría en el Congreso, lo que me dejo ciertamente tranquilo. En noviembre se cumplirán dos años y no se ha hecho nada. Queremos hacer un posicionamiento en el Congreso en Madrid con partidos y sindicatos. A mí no me vale la pandemia como excusa, no queremos limosnas, queremos lo que nos toca por derecho.

¿Qué balance hace de esta segunda legislatura del Gobierno del Botànic?

Hay cargos que parece que estén en la oposición en lugar de en el Gobierno. Se lanza el mensaje de que están permanentemente en elecciones, aunque es verdad que al final desde Presidencia se deja claro que los acuerdos son los que se aprueban en el Consell, al margen de lo que opine o diga cada conseller. Vivimos permanentemente en una situación de polarización en la política que no ayuda a la ciudadanía.

Uno de los últimos choques entre los socios del Consell es la nueva terminal del puerto de Valencia, ¿Temen que el proceso se alargue en los tribunales?

Judicializar se va a judicializar. Pero lo importante es que es un proyecto fundamental para la Comunidad Valenciana, una inversión de 1.000 millones de dinero privado que apuesta por el territorio, el empleo, la economía y la sostenibilidad. Esta es la única joya de la corona que nos queda. Somos el puerto número 1 del Mediterráneo, y el cuarto o quinto de Europa. Si no se hace aquí esa inversión se hará fuera de España. Seamos sensatos, es una infraestructura al servicio de la sociedad. Que tiene que haber una mejor relación puerto-ciudad, de acuerdo. Los técnicos del Estado y si las empresas no tenemos el puerto de Valencia y su conectividad mundial tendremos que irnos a otros puertos y perderemos competitividad. No acabo de entender que cargos públicos se hayan posicionado como lo han hecho cuando afecta a tantas empresas valencianas.

¿Cómo ven el modelo de Feria Valencia?

Lo importante es que la Feria deje de ser un motivo de presión política. La clave era un acuerdo entre Generalitat y Ayuntamiento para el modelo jurídico, ahora la clave es determinar el modelo de negocio. Tanto Fira Barcelona como Ifema tienen el apoyo de sus Gobiernos. Y el modelo de negocio lo tenemos que marcar los empresarios, no va a ser una decisión pública.