La tormenta perfecta que revoluciona el sector citrícola

La creación de gigantes impulsados por los fondos como contrapeso a la gran distribución ha desatado el interés por no quedar fuera, según el socio de Speed Out, Jaime Esteban.

En el último año y medio el sector primario y muy especialmente el citrícola en el caso de la Comunidad Valenciana, se ha convertido en uno de los mayores focos de las operaciones de inversión de fondos y firmas de capital riesgo. “El sector está en ebullición”, resume Jaime Esteban, socio director de SpeedOut, consultora que ha participado en una de las últimas operaciones, la entrada de MCH y SanLucar Fruit en el productor de naranjas Llusar, de Xilxes (Castellón).

La consultora que dirige Esteban está actualmente trabajando en otros tres proyectos de empresas en el segmento de los cítricos y en otro de transformación industrial a partir de la fruta. “Estamos en la tormenta perfecta en este sector, donde hay inversores que quieren aportar dinero, existen proyectos de fondos en crecimiento y los pequeños productores están viendo el riesgo de quedarse fuera”, comenta el consultor.

Según el consultor, el sector citrícola valenciano afronta un momento histórico. “La industria alimentaria es asimétrica, el poder está en la distribución. Estas nuevas plataformas de productores en el fondo buscan hacer contrapeso a las grandes plataformas de la distribución que tienen ahora el poder de negociación”. Actualmente existen al menos cuatro de estos proyectos de grandes grupos, impulsados por fondos pero también por algunos de los actores tradicionales de este sector, como Martinavarro o SanLucar.

Por eso, el interés de los inversores como fondos y capital riesgo también ha supuesto la reacción de las tradicionales pequeñas y medianas empresas familiares. “Parte de los empresarios ven que hay una oportunidad de aprovechar para salir, garantizar la sucesión o para crecer internacionalmente. Ha generado una reacción en positivo, son mucho más receptivos ante lo que hace unos años se ponían de uñas”, comenta el ejecutivo. “Ahora en el sector hay miedo ha quedarse desplazado” ante estos movimientos.

El atractivo de este sector para los fondos estriba en que la alimentación es un sector refugio y con la crisis de la pandemia se ha acentuado más. Por otro lado, es una industria que tiene un largo recorrido de mejora en cuanto a gestión y estructura financiera. Y por último hay un elevadísimo potencial de concentración, al ser una industria muy atomizada y dispersa.

De hecho, esta fiebre ya se está dejando notar en la cantidad de empresas que se ofrecen para estas operaciones, aunque estén lejos de lo que buscan los inversores. “Es cierto que esa situación ha provocado que cualquier compañía con tres naranjos se cree que es objetivo de un fondo cuando no tiene dimensión ni estructura para un fondo”, apunta Esteban, que señala que las empresas con menos de 25 millones de negocio y un ebitda que no supere el 10% difícilmente entran en la agenda de estos inversores. “Una de cada seis o siete operaciones que nos llegan tienen sentido hoy”, asegura el consultor.

Para Speed Out el principal problema en las citrícolas familiares suele ser la estructura empresarial y financiera. “Hay muy buenas compañías en producción y transformación, pero a nivel de estructura empresarial y gestión hay mucho recorrido de mejora”, indica Esteban a partir de la experiencia acumulada estos meses. Una barrera que en algunos casos se puede solucionar con trabajo previo para llegar en condiciones que atraigan al mercado. Por ejemplo en el caso de Llusar la operación requirió de 18 meses para poder prepararse y cerrarse. Otro de los obstáculo es la parte emocional de la valoración de la empresa familiar. “Para los fondos los criterios de valor no son el número de árboles sino la generación de ebitda y eso a veces cuesta entender”.

La irrupción de los fondos en la naranja también contrasta con los mensajes pesimistas que en los últimos años llegan desde el campo por los bajos precios, con el abandono de cosechas e incluso de cultivos del que alertan los sindicatos agrarios. Una crisis endémica que según la visión de Esteban viene derivado del tradicional problema del minifundismo y de la profesionalización de la gestión, que considera que la llegada de inversión puede ayudar a resolver.

“El agricultor independiente puede sufrir, pero si a final te profesionalizas y sabes ver la demanda de mercado y te diferencias, por ejemplo con variedades bajo licencia que te permiten cierta exclusividad y mejores márgenes, hay futuro. Los buenos agricultoras con dimensión adecuada van a poder ser proveedores de esas grandes plataformas, porque esas grandes firmas por muchas hectáreas que tengan no les aseguran abastecer todo su mercado. La situación más compleja va a ser el que tiene su planta de transformación y manipulado, que es lo que se va a concentrar”. De hecho, la consultora también considera que este proceso puede incentivar la recuperación de campos abandonados para nuevos proyectos de producción.

Ademas de la consultoría para pymes, la consultora de Esteban, que entre 2013 y 2018 dirigió Angels Capital, la firma de inversión en empresas emergentes de Juan Roig, está focalizada en startups.