La eficiencia del sector público, otro eterno ‘vuelva usted mañana’

Una de las promesas que se repite cíclicamente cada vez que cambia el color político en el Gobierno de cualquier administración es la de de agilizar los trámites y reducir la burocracia. Durante años políticos de todos los signos han repetido una y otra vez el mantra de crear ventanillas únicas para atender las gestiones de ciudadanos y empresas hasta el punto que uno ya no sabe si al final es que el problema es que como cada uno ha creado la suya propia al final han proliferado más que el tópico del vuelva usted mañana que se repetía como el día de la marmota en la administración española.

La realidad ha demostrado que el problema de la Administración no está solo en la atención al público y que ese no es el único cuello de botella, aunque en muchos casos con las consecuencias sobrevenidas de la pandemia se ha acentuado y ha generado una sensación de impotencia en muchos ciudadanos. La propia Sindicatura de Greuges lo reconoce en su informe del año 2020 en que menciona que la pandemia ha dejado al aire “las gravísimas carencias” que tienen las administraciones públicas para ser “eficaces”. Una realidad que en una situación tan dramática ha hecho que las administraciones hayan “fallado a muchos ciudadanos cuando más lo necesitaban”, en palabras del Sindic y exparlamentario socialista Ángel Luna.

El diagnóstico de Luna resulta demoledor ya que achaca la falta de soluciones a los ciudadanos no a la falta de fondos sino a maneras de trabajar “obsoletas” y unos “procedimientos excesivamente farragosos, complicados y largos” cargados de requisitos que deben “sortear” los propios ciudadanos. También apunta al “desconocimiento de la administración de sus propios medios” lo que ha llevado “al colapso de los medios telemáticos para solicitar las ayudas que arbitraban” o “actuaciones laberínticas que siguen sin tener sentido hoy en día”.

Unas palabras que repiten prácticamente palabra a palabra muchas de las quejas de empresarios y patronales que ven su actividad retrasada y frenada, cuando no paralizada, por unos procesos administrativos que no parecen propios del siglo XXI. Para poder dar respuesta a las necesidades de la sociedad no parece que la única solución sea incrementar la plantilla del sector público, el argumento que esgrime el propio presidente Ximo Puig, que esta semana pidió en Madrid el final de las tasas de reposición para poder incrementar el personal autonómico.

Es cierto que la crisis ha puesto de manifiesto la necesidad del sector público, pero también su falta de agilidad y de flexibilidad de la Administración para reaccionar. De ahí el temor a que sin reformas para adaptar las tramitaciones al final los fondos europeos destinados a reactivar la economía valenciana puedan encontrarse con un nuevo cuello de botella.