Un nuevo coloso bancario con acento valenciano

Además de mantener la sede en Valencia, la fusión de CaixaBank y Bankia alumbra una entidad con una fuerte cuota de mercado y más de 30.000 millones de euros en créditos en la Comunidad Valenciana.

El histórico edificio del Banco de Valencia en plena calle Barcas de la capital valenciana, en pleno corazón de la ciudad del Turia, fue el lugar elegido para la puesta de largo de la unión de Bankia con CaixaBank que dará lugar al mayor banco por activos de España. Pocos podían imaginar que ocho años después de que el Banco de España decidiese intervenir el banco valenciano su sede fuera a albergar la mayor entidad financiera por negocio del país. Todo un símbolo de la tormenta que ha convulsionado el sector financiero español en la última década y con la que la Comunidad Valenciana pasó de perder sus grandes entidades a ser la sede nominal del mayor banco español.

La continuidad de la sede en Valencia de la suma de CaixaBank y Bankia es sin duda el efecto directo más perceptible de esta operación. Un efecto sede por el que se han felicitado tanto los poderes políticos, con el presidente Ximo Puig a la cabeza, como los representantes empresariales, como la propia Confederación Empresarial Valenciana (CEV) que preside Salvador Navarro.

Aunque hasta ahora la presencia de los domicilios fiscales de ambas entidades a menos de cien metros de distancia en la misma calle ha sido sobre todo simbólica, lo cierto es que el peso del nuevo banco será mayor en la Comunidad Valenciana que en el conjunto de España, donde se sitúa en torno al 25% tanto en depósitos como en créditos.

En el caso valenciano, la nueva CaixaBank cuenta con un volumen de riesgo en la región incluyendo principalmente préstamos, deuda y garantías concedidas por importe de 32.135 millones de euros, según revelan sus cuentas al cierre de 2019. Una cifra que la sitúa a mucha distancia del resto de rivales bancarios. En el caso de BBVA su volumen en la autonomía se situaba en cerca de 14.000 millones mientras que Sabadell, que se hizo con el negocio de la antigua CAM y su predominio en su tradicional feudo alicantino, no superaba los 12.000 millones al cierre del año pasado.

Bankia, como heredera de Bancaja y de su importante cartera de negocio sobre todo en las provincias de Valencia y Castellón, es la que aporta un mayor volumen en la región. Además, su cartera de riesgo tiene mayor peso en los hogares que la de la actual CaixaBank, destacando especialmente la deuda ligada a vivienda e hipotecas, con algo más de 9.600 millones frente a los 6.335 millones de CaixaBank. Por su parte la entidad que se quedó Banco de Valencia por un euro supera en el ámbito empresarial a su nuevo compañero de viaje, con más de 5.800 millones en ese segmento y mayor presencia incluso en el ámbito de las pymes.

Fruto también de esa presencia histórica en la Comunitat, el nuevo gigante bancario aglutinará la mayor red comercial de oficinas de la autonomía. CaixaBank, que tras integrar Banco de Valencia optó por el cierre de la mayoría de la red del banco rescatado, aporta 341 sucursales según los datos del último cierre anual. Por su parte Bankia situaba su red en la autonomía en 401 oficinas, si bien es cierto que a principios de año anunció el cierre de una veintena de sucursales. Por su parte CaixaBank también ha acometido la reorganización de algunos centros de trabajo por la apertura de su concepto de oficina store, que han agrupado la actividad de oficinas más pequeñas en algunos barrios.

Con alrededor de 740 centros en las tres provincias, está claro que es una de las zonas donde más duplicidades se pueden encontrar y, por tanto, una de las que más afectada puede verse por los planes de optimización de las estructuras y digitalización del negocio. Unas medidas que también tendrá incidencia en el empleo, aunque por ahora los máximos responsables de la nueva entidad prefieren no concretar. Fuentes sindicales sitúan en torno a 4.500 empleados la suma de ambos bancos en la región.

Otra de las incógnitas será cómo quedará la organización de la nueva entidad tras la unión. Así, mientras CaixaBank ha apostado por una estructura de negocio que engloba a toda la Comunidad Valenciana, en el caso de Bankia ha ido evolucionando a una división geográfica de su negocio en España más amplia y a la división de su responsabilidad territorial en dos direcciones, una para Valencia y Castellón y otra para Alicante que también abarca Murcia.

Financiador de la Generalitat

No solo muchas empresas y particulares percibirán la concentración en su día a día financiero. La Administración valenciana, tanto autonómica como municipal, será otra de los grandes afectadas por una operación que supone la fusión de dos de sus mayores financiadores y proveedores de servicios bancarios. En el último contrato de servicios licitado por el Consell, ambos bancos sumaron pólizas y créditos a corto por 837 millones de los 2.061 millones que se repartieron entre 11 entidades a principios de este año. Un porcentaje que da idea de su peso en las cuentas bancarias del sector público autonómico.

CaixaBank también ha sumado otra operación con la Generalitat Valenciana recientemente por importe de otros mil millones de euros. Un préstamo que anunció el propio presidente Ximo Puig por lo especial de su tipo de interés, el 0%. Unas condiciones más beneficiosas que las del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) creado para tratar de evitar la asfixia financiera de las autonomías más endeudadas, como la valenciana.

Las dos entidades también son colaboradoras habituales en los instrumentos y líneas de financiación que presta el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) que dirige Manuel Illueca. La entidad pública de la Generalitat que también dirige Afín, la Sociedad de Garantía Recíproca de la comunidad, otra herramienta esencial para la financiación de pymes mediante sus avales vinculados a la actividad crediticia de los bancos.

Mecenas sociales

La absorción de Bankia por CaixaBank va más allá del ámbito puramente económico y sus ramificaciones sociales, especialmente en un periodo marcado por la crisis del coronavirus, son muchas. Como herederas de antiguas cajas de ahorros, ambas entidades se mantienen como dos de los principales mecenas sociales, culturales y hasta deportivos de la región. Precisamente una de las cuestiones que planteará la fusión por absorción es si por separado mantendrán esa inversión.

Así Bankia mantiene una estrecha relación con la Fundación Bancaja, la parte cultural y social de la antigua caja de ahorros, y además se ha involucrado en la financiación y apoyo de actividades enraizadas en muchas localidades valencianas. Entre ellas destacan los acuerdos para formación y financiación de las bandas de música existentes a lo largo de toda la geografía valenciana o el patrocinio de una de las principales competiciones de pilota valenciana que se celebra de forma periódica.

Por su parte, el principal accionista de CaixaBank, la Fundación bancaria La Caixa, ha incrementado la presencia de su Obra Social en la Comunidad Valenciana al calor de su mayor cuota de negocio y del traslado del domicilio social del banco catalán. Hasta el punto de visibilizarlo en un acuerdo con el Gobierno valenciano firmado con el propio Ximo Puig por el que el año pasado se comprometió a destinar 30 millones de euros anuales a acción social en la autonomía. Además se ha involucrado en el rescate del Ágora, uno de los espacios de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, propiedad de la Generalitat. Tras años sin uso, se instalará un CaixaForum al que la Fundación destinará 18 millones y prevé abrir en 2022 como nuevo referente cultural.