Carlos Ledó, presidente de Bioval y fundador y CEO de Idai Nature: “Para fichar y atraer talento de primer nivel hace falta un modelo fiscal que lo permita”

En un momento en que la emergencia sanitaria ha reivindicado el papel de la biotecnología y biomedicina, el presidente del cluster del sector ‘bio’ valenciano reclama apoyo para incentivar a las empresas de un segmento que factura ya 1.100 millones y quiere seguir creciendo exponencialmente

Aunque hoy Carlos Ledó dirige una empresa con presencia en 34 países e integrada en una multinacional de su sector, Rovensa, el fundador de Idai Nature aún recuerda cuando tenía que dormir en su coche porque no se podía permitir un hotel para convencer cliente a cliente de que sus productos naturales contra las plagas funcionaban. Ese fue uno de los motivos por los que se sumó al cluster valenciano de biotecnología Bioval, que preside desde hace dos años: poder aportar su experiencia y colaboración a otros emprendedores que estaban pasando por la misma experiencia sin apenas apoyos.

La crisis del coronavirus ha vuelto a poner de moda la biotecnología. ¿Han notado desde Bioval y desde sus empresas un cambio de percepción?

La parte de la biotecnología y la biomedicina siempre ha sido una gran olvidada de la ciencia y de la sociedad, especialmente en zonas como la Comunidad Valenciana, con una marcada tendencia a otros sectores como el de los servicios. La pandemia ha puesto en el mapa que tenemos empresas disruptivas que aquí no se reconocían lo suficiente y también ha puesto de manifiesto que la Comunidad Valenciana somos un polo innovador donde hacemos cosas únicas. Tenemos empresas que son punteras en muchos campos de investigación, pero que no se les daba visibilidad hasta ahora.

En el caso de las ‘biotech’ valencianas, ¿es verdad entonces que la crisis ha supuesto una oportunidad?

En la situación de pandemia en que estamos muchas empresas y entidades de Bioval están teniendo un boom. La mayoría han salido reforzadas en esta crisis en términos de facturación e internacionalización. Tenemos casos de éxito como Bioinicia, que ha hecho mascarillas que son capaces de eliminar el virus, o Imegen con sus tests genéticos. Pero también tenemos empresas como Idai Nature que producen soluciones para sectores básicos como el agroalimentario. La crisis ha puesto de manifiesto que España debe caminar hacia la autosuficiencia alimentaria y sanitaria. Se ha demostrado la dependencia de China cuando había falta de mascarillas y respiradores, nos dimos cuenta que lo principal es cuidar y alimentar a la población, y tenemos que aprender de esa lección que se había olvidado con la globalización. La pandemia nos ha puesto en su sitio y nos hace valorar la ciencia y la alimentación.

¿Qué sería necesario para que las empresas valencianas y españolas pudiesen aprovechar esa realidad y poder llegar a ser autosuficientes?

Lo primero que hace falta para la autosuficiencia alimentaria es poner aranceles a muchas de las importaciones que hacen competencia desleal a los agricultores españoles. Se están trayendo naranjas de Sudáfrica, Egipto y Marruecos, limones de Brasil, donde los costes de mano de obra y los requisitos no son los mismos, los productos fitosanitarios que no se permiten en Europa se están utilizando allí, con lo que al final acaban en la fruta que consumimos aquí. En el caso sanitario, se hizo notorio el problema con las mascarillas y los respiradores cuando nos dimos cuenta que prácticamente todos los que se fabrican en el mundo venían de China. Independientemente del color político ningún Gobierno ha protegido a la industria históricamente. Debería valorarse más lo que se hace aquí en casa en estos dos sectores. Si hubiese habido un bloqueo total, como pasó en algunas zonas o puertos, seguramente hubiera sido peor y tenemos que aprender.

¿Cuáles son las dimensiones del sector ‘biotech’ valenciano y que papel tiene Bioval en él?

Bioval es el partner de referencia para cualquier empresas y entidad que quiera ser visible en biotecnología, biomedicina y bioeconomía que necesite buscar experiencia de otras empresas, talento y networking. Representamos ya más del 10% de todas las entidades de España, con más de 100 asociados, que suman una facturación de 1.100 millones de euros y emplean a 7.800 personas. Ya nos hemos convertido en un actor de referencia en este nicho y de hecho somos un ejemplo de colaboración público-privada.

¿En qué segmentos y sectores tiene más peso Bioval?

La parte con más peso es la de biomedicina, también por la presencia de institutos como el de investigación del Hospital La Fe y otros centros hospitalarios. La parte de biotecnología es la segunda por número de empresas y la parte de bieconomía, es el hermano pequeño y del que se empezó a hablar hace menos tiempo. Uno de los retos que tenemos es aumentar masa crítica y número de asociados para ser un interlocutor de referencia.

¿Qué objetivos se ha marcado para Bioval y cuál cree que es el potencial del sector en la Comunidad Valenciana?

Nuestro objetivo sería que llegasemos a suponer el 20% de las empresas biotech de España. Para ello nos hemos propuesto un plan estratégico de crecimiento en el que aumentar el número de empresas es básico. Nos hemos marcado el objetivo de situarnos en torno a 200 asociados en dos años, para lo que también estamos dando mucha visibilidad al cluster con distintas actividades. Una de ellas es la Noche de la Bio, en la que se entregan nuestros premios para reconocer a las empresas y entidades. Queremos que pertenecer al cluster sea algo aspiracional y que Bioval sea el paraguas que nos cubra a todos.

Uno de los grandes motores de la investigación ‘biotech’ es el sector farmacéutico. Sin embargo, apenas tiene presencia en la Comunidad Valenciana. ¿Qué se puede hacer para que ese tipo de compañías se instalen aquí?

Tenemos alguna conocida como Asac Pharma en Alicante, pero es cierto que no tenemos una industria farmacéutica potente, como en Madrid o en Barcelona. Yo creo que está muy vinculado al nivel de las infraestructuras que son necesarias para que las multinacionales consideren interesante trasladarse aquí, desde el Corredor Mediterráneo a un aeropuerto con conexiones directas. Pero además para poder fichar y captar talento de primer nivel hace falta un modelo fiscal que lo permita. Con el impuesto de patrimonio y la carga fiscal en la Comunidad Valenciana es muy difícil atraer a directivos e investigadores con altas retribuciones, desde otras ciudades y países donde cuidan más este tipo de perfiles. A nivel institucional debería plantearse por qué es tan complicado traer gente de primer nivel a empresas biotecnológicas. En ese sentido Madrid lo ha hecho bien eliminando una serie de impuestos y aquí debería valorarse, porque ayudaría mucho a atraer talento, a que las empresas crezcan y vengan. Y desde mi punto de vista, hace falta aumentar el nivel de inglés en escuelas y universidades, aún no hay un nivel de inglés mínimo en el sistema educativo para defenderse en ponencias internacionales y en empresas donde solo se habla inglés.

Pero además de atraer talento, muchos investigadores siguen hablando de ‘fuga de cerebros’.

Sería necesario que existiesen ayudas continuadas y apoyo a la contratación de científicos, que se hace de manera muy puntual. Debería haber programas de apoyo para poder incorporar a los recién salidos de la universidad o que esos contratos estuviesen bonificados los dos primeros años para su formación. Esa es otra de las reivindicaciones de Bioval, porque también es una de las causas de que la gente joven se vaya fuera. A las pequeñas empresas les cuesta mucho contratar a recién titulados y las ayudas muchas veces llegan un año después, algo que las pymes no se pueden permitir porque ni siquiera saben si seguirán existiendo.

¿Cuál es el modelo de industria ‘biotech’ que Bioval considera que debe ser el ejemplo a seguir para la Comunidad Valenciana?

No estamos en esa fase todavía, estamos en un paso anterior que es la fase de saber qué ciencia es la que hacemos en la Comunidad Valenciana, ver qué servicios y productos hay, para tener claro que masa crítica tenemos y que existe aquí. Además, hemos hecho el programa Biomatch para que ese tejido existente pueda colaborar y aprovechar las sinergias, por ejemplo, en captación de talento. Evidentemente queremos hacer de la Comunidad Valenciana el día de mañana un polo innovador como hoy en día pueden ser San Francisco o Tel Aviv, y que se relacione a la Comunidad Valenciana con algo más que sol y playa, que también tiene que seguir.

Idai Nature, la empresa que fundó y dirige, ha tenido un fuerte desarrollo en poco más de una década, ¿es el perfil habitual de las empresas de Bioval?

La mayoría de empresas están muy vinculadas a la ciencia y tecnología, y eso supone mucha startup de emprendedores y también spin-off de universidades. Por lo general son empresas que también tienen una vocación más allá de lo económico. Los que estamos en Bioval tenemos un vínculo que supone dirigir empresas alineadas con ciertos valores, con intentar de dejar un mundo mejor a las siguientes generaciones. Hay muchas firmas con propuestas de valor disruptivas y modelos de negocio escalables, como en el caso de Idai. Al final son empresas que como no hay ayudas o financiación a corto plazo para crecer, normalmente acaban vendidas a un fondo de inversión para poder crecer. En muchos casos es también una constante: empiezas con ella, la haces grande y metes a un fondo para poder dar el siguiente salto.

Por esa experiencia común parece que no es posible tener referentes del sector ‘biotech’ solo con capital valenciano.

No puedes. En este sector la ventaja competitiva se disipa con el tiempo. El día que sacas al mercado un producto disruptivo ya está toda la competencia intentando copiarte. Tú tienes un negocio distinto, lo haces a escala en España y si tiene éxito enseguida una multinacional lo copia y en apenas unos meses lo tiene en decenas de países. El día que llegas tú a ese país dos o tres años después ya eres el segundo, pierdes la ventaja competitiva.La velocidad importa cuando hablas de tecnología y ciencia, los tiempos importan mucho. Por eso normalmente acabas casando a tú hijo con alguien que te puede dar sinergias. Ya sean sinergias de I+D, de canal, de inversión o para poder costear los registros, porque conseguir la protección industrial país a país es muy caro. Al final, también los grandes buscan alianzas y apoyos para ser mejores en aspectos que no lo son o en determinados mercados. Tampoco es que esto sea malo, eso es lo que permite que no se disemine tu proyecto, es lo que te facilita hacer I+D porque los retornos que tiene no son a corto plazo y necesitas mucho riñón.

Para financiar a este tipo de empresas, ¿han planteado iniciativas con la Generalitat y sus proyectos de fondos de inversión que puedan incluirlas?

La Administración suele plantear esas herramientas con ayuda pública más para la fase inicial de las empresas. Cuando una compañía biotecnológica ya está funcionando los niveles de inversión son demasiado elevados para las instituciones públicas, que prefieren repartir más las ayudas. Por eso esas herramientas suelen dirigirse a proyectos tipo capital semilla que están empeando. Es cierto que esto también está cambiando respecto a hace unos años y hoy hay más financiación para los emprendedores y se valora más la Sanidad.