Salvador Navarro, presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV): “En la Comunitat Valenciana tenemos un diálogo social que no encontramos en España”

Salvador Navarro, presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), atiende a ‘elEconomista’ durante la segunda semana de la Fase 1 de la desescalada del confinamiento provocado por el Covid-19 y lo hace con duras críticas al Gobierno de Pedro Sánchez y más satisfecho con la gestión de Ximo Puig

El líder de la patronal valenciana afea al Ejecutivo nacional que haya obviado el diálogo social con empresas y sindicatos y que, debido a esta práctica, haya incurrido en errores perjudiciales para la actividad empresarial que, además, ha tenido que rectificar. A nivel autonómico, considera que “el mayor borrón” de la Generalitat Valenciana fue generar la falsa expectativa de que la Comunitat pasaría a la Fase 1 en la primera criba.

¿Cómo han sentado a la empresa valenciana estas dos primeras semanas de Fase 1?

Ha sido positivo porque era necesario. Más allá de los sectores esenciales, que han jugado un gran papel, era necesario, porque había gente que llevaba 60 días encerrada en sus casas, algo que te hace tener una visión muy negativa de la realidad. Sobre todo, si te los pasas escuchando las ruedas de prensa/mítines políticos del presidente del Gobierno de los fines de semana. Era importante entrar en la Fase 1. La cuestión sanitaria se ha puesto por delante porque así debía ser, pero era importante que la economía se reactivara. Nosotros hemos presionado mucho para que, al menos, se pudiera mantener siempre un mínimo de actividad, como las exportaciones durante las semanas de hibernación. Es positivo porque lo que toca ahora -mientras no haya una vacuna- es convivir con la enfermedad de forma responsable. Con la actividad detenida no ya el país, sino el mundo entero, se hunde. El esfuerzo que está haciendo el Estado de soportar el empleo mediante los ERTE puede ser una cuestión temporal, pero no debe prolongarse con carácter general en el tiempo. También es positivo porque se ha visto que había muchas ganas, como se vio con las expectativas frustradas cuando no conseguimos pasar una semana antes. La primera semana la gente fue algo más cauta, pero poco a poco se ha ido animando en el comercio y hostelería.

Hace unas semanas usted reclamaba salir del confinamiento económico “en tromba” ¿Ha ocurrido así?

Lamentablemente, no. El sector servicios está muy afectado todavía. Hostelería, hoteles, comercio... aglutinan más del 85% de los ERTE. No hemos salido en tromba. En primer lugar, porque todavía hay restricciones, y también porque se han tomado decisiones que han ido contra la actividad empresarial, que es algo que nos duele especialmente. El mando único está muy bien en cuestiones sanitarias, pero deberían dejarse aconsejar en materia económica por las entidades y ministerios correspondientes.

¿Qué decisiones ha tomado el Gobierno sin consultarles?

El asunto de los locales comerciales de más de 400 metros cuadrados, que se encontraron el sábado por la noche en el BOE con un veto inesperado, o la restricción a las rebajas para evitar aglomeraciones cuando la gente está siendo responsable desde el primer día en establecimientos como los supermercados, han sido incomprensibles. También las restricciones en los aeropuertos que tuvieron que corregir... Ha habido demasiadas cuestiones resueltas mediante la acción-reacción, cuando habría sido mucho más fácil dialogar previamente con la empresa. Nos han sorprendido muchísimo las decisiones unilaterales, esto no es la cogobernanza que nos habían vendiendo ni genera confianza para recuperar puestos de trabajo.

¿Hay razones para la esperanza?

Hay que concentrarse en varios factores que hemos recogido en nuestras propuestas empresariales. Primero, centrarnos en generar confianza, que se genera, fundamentalmente, con el retorno al puesto de trabajo. Segundo, dinamizar determinados sectores y ámbitos mediante incentivos. Hay que incentivar, por ejemplo, la industria del automóvil, que es el 9% del empleo de España y ha sufrido muchísimo. La edad media del parque de automóviles es de 12 años, hay que incentivar la compra de vehículos de todas las tecnologías, sin criminalizar a ninguna, porque cualquier coche nuevo va a ser menos contaminante que esos antiguos. También, por ejemplo, hay que incentivar la rehabilitación de las viviendas para generar actividad de autónomos como albañiles, escayolistas, electricistas, etc. Son propuestas que estamos poniendo ya sobre la mesa.

Sobre el automóvil: ¿Debemos preocuparnos por la situación del sector ante el parón que han sufrido y el auge de movimientos proteccionistas como ahora el de Francia?

Creo que esa postura proteccionista de Francia es un error. También ha incurrido en ella EEUU, que es el que podría afectar a Ford Almussafes. Son absurdos los planteamientos de relocalización. Se ha de producir donde se es competitivo y, en este sentido, nosotros tenemos la suerte de contar con una fábrica muy competitiva que, pese a que va a sufrir, es muy productiva y tiene una gran red de proveedores. También hay que subrayar la apuesta por los modelos híbridos de la planta, que la sitúan como una de las mejor preparadas para fabricar los coches que se van a demandar en el futuro. Además, en la Comunitat Valenciana tenemos un posicionamiento geoestratégico muy importante para exportar a Europa, como hace Ford. Yo, en este sentido, estoy tranquilo, porque el proteccionismo suele partir de los territorios, pero las empresas toman sus decisiones en función de la competitividad.

¿En qué situación ve al sector primario?

El sector primario es uno de los sectores que no ha parado pese a los problemas de contratación que han tenido, que es algo que sorprende. Y sale reforzado de esta crisis porque se ha puesto de manifiesto la importancia de contar con un sector primario fuerte en momentos de posible desabastecimiento. Necesitamos mano de obra y empresarios jóvenes y esto puede ser un estímulo.

De la pasada crisis salimos gracias al turismo y las exportaciones, y ambos están sufriendo muchísimo ahora...

Es cierto, pero hay que subrayar que no se ha caído el modelo económico ni han dejado de ser potentes nuestras virtudes económicas. Por eso a mí no me gusta hablar de reconstrucción sino de recuperación, porque no se ha derruido nada. No hay que minusvalorar lo que teníamos. Seguimos teniendo sol, seguimos siendo un destino fantástico y seguimos teniendo un turismo que, pese a la falta de sensibilidad manifestada en declaraciones por determinados líderes políticos, es de innovación y de calidad, aunque todavía pueda mejorar y haya cuestiones particulares a reparar. No me cabe duda de que va a seguir tirando de la economía valenciana, igual que las exportaciones. Vamos a seguir contando con una gran capacidad exportadora para nuestros productos de valor añadido, y además creo que seremos capaces de aprovechar escenarios para incrementar la producción de productos que dejen de importarse para fabricarlos aquí, como hemos visto que está ocurriendo con el material sanitario durante la pandemia.

Por fin han llegado a un acuerdo para agilizar las licencias de obra ¿Se lo creen esta vez después de tantos intentos fallidos?

Es una propuesta en la que vamos a seguir trabajando con las diez principales ciudades valencianas. Con la norma confiamos en que esta vez sirva para que no se queden proyectos viables en los cajones por cuestiones administrativas y se genere actividad.

Agilizar las licencias es una medida de estímulo que cuesta cero euros a la administración ¿Qué otras se pueden tomar?

El silencio administrativo positivo. No cuesta nada, pero es muy importante por el ahorro de costes para nosotros. Cuando la administración no responde y detiene un proceso nos genera un perjuicio económico que creemos que no debe producirse. El silencio administrativo positivo acabaría con esta circunstancia. De hecho, vamos a trasladar esta reivindicación a nivel nacional a través de la CEOE.

Parece descontento con la gestión económica del Gobierno central y más cómodo con la autonómica...

Aquí hay un diálogo social que no encontramos en España. Se han tomado muchas decisiones sin dialogar con los sectores económicos. En algunos casos sí se han debatido con los ministros, pero finalmente las decisiones del mando único no han tenido en cuenta nuestras reivindicaciones. Lo comentábamos antes. Ocurrió con los aeropuertos, ha pasado con industria, con turismo, etc. Yo creo que está fuera de toda duda que la CEV ha sido crítica con la Generalitat Valenciana cuando ha debido serlo, pero tenemos que reconocer que aquí se nos consulta. A nivel nacional ha faltado bastante sensibilidad.

¿Quién tuvo la culpa del paso frustrado a la Fase 1 en la primera criba tras la expectativa generada por la Generalitat?

Nos sorprendió enormemente para mal la gestión de esta cuestión por parte del Gobierno valenciano. No recuerdo que el teléfono me haya quemado tanto en otra ocasión. Los empresarios se molestaron muchísimo. Habían sacado a gente del ERTE, se había invertido a toda prisa para adecuar los establecimientos... fue un fraude moral y económico. Fue de las peores semanas de todo el estado de alarma, es el mayor borrón en la gestión de la Generalitat.

¿Qué piensa del acuerdo del Gobierno con Bildu para derogar la Reforma Laboral

Pese a la rectificación, nosotros creemos que el acuerdo inicial evidencia que el Gobierno obvia el diálogo social cuando más necesario es y desoye las recomendaciones de la Comisión Europea. Parece que el Gobierno no se ha enterado de que la misma Europa a la que vamos a tener que recurrir para tener liquidez y encarar la recuperación está pidiendo protección para las empresas.

¿Qué piensa del ingreso mínimo vital?

Yo entiendo que hay que ayudar a los más desfavorecidos, pero considero que debería canalizarse en favor del empleo, en lograr que acaben empleados, no subvencionados. Mal ejemplo será para alguien que se levanta a las 7.00 de la mañana para trabajar y ganar 900 o 1.000 euros netos que haya alguien que, estando en la renta básica y accediendo a otras ayudas de las comunidades, la autonomía le dé 500 y el Estado, otros 500. Así vamos mal.

¿Prevén recortes de la administración hacia final de año? ¿Temen que no den de sí los presupuestos y caigan inversiones, se produzcan impagos o les suban impuestos?

Entendemos y compartimos que se haga un esfuerzo extra en materia de inversión, por encima del gasto presupuestado. Entendemos que este es un año para hacer sobreesfuerzos coyunturales, pero hay que vigilar los límites. Por ello, para evitar situaciones como las que planteas, consideramos muy importante retomar al máximo posible la actividad, para que la empresa vuelva a facturar y no sea un gasto para el Gobierno, sino un respaldo. Por otro lado, hay que mirar a Europa. El Estado tiene la liquidez que tiene, y lo demuestra, por ejemplo, liberando a cuentagotas los 100.000 millones en avales. Europa tiene que resolver y aportar los fondos cuanto antes. En este sentido, los empresarios también debemos mirar a Europa y trasladar en Bruselas nuestras reivindicaciones. Y nuestra postura en materia de impuestos es muy clara: no es el momento de subirlos.

¿Qué espera de la comisión para la reconstrucción de ‘Les Corts Valencianes’?

Yo creo que va en la línea de la Comisión que se ha creado en el Congreso. Considero que tiene un componente interesante para la visión estratégica, para alcanzar grandes acuerdos en grandes líneas en las que puedan coincidir todas las fuerzas políticas, como en trazar una mayor apuesta por la innovación o en reclamar determinadas cuestiones a Europa, aspectos que puedan servir a cualquier Ejecutivo para hacerlas suyas.