Joan Mir, director general de Anecoop: “Los alimentos han subido de precio porque el coronavirus ha encarecido los costes”

El director general de Anecoop, empresa de distribución de fruta, hortalizas y vino que aglutina una facturación de 906 millones de euros entre las cooperativas y sociedades que la integran, relata los contratiempos a los que se han enfrentado los agricultores tras la declaración del Estado de Alarma

Joan Mir atiende en dos tiempos a elEconomista. La primera ocasión, en el centro de experiencias de la firma en Museros, donde el dirigente pudo explayarse con detenimiento sobre la marcha de la pasada campaña y los problemas que afectan al campo. La segunda, acorde al escenario de confinamiento, por teléfono, para abordar el ciclón de cambios que afectan a la agricultura por la expansión del coronavirus.

¿Cómo está afectando el Estado de Alarma a la producción agrícola de Anecoop?

Con los dos Reales Decretos impulsados por el Gobierno de España -el segundo fue más restrictivo que el primero-, pasamos, sobre todo al principio, una gran incertidumbre hasta saber cómo debían adaptarse las cooperativas. A pesar de que nuestra labor es crucial por tratarse de productos de primera necesidad, nos hemos encontrado con problemas para el trabajo de recolectores, el personal de los almacenes y para el transporte. La prohibición de ir más de dos en un coche, por ejemplo, ha afectado a muchísimas cuadrillas, que en muchas ocasiones están compuestas por trabajadores que no pueden garantizarse la movilidad por sus propios medios. En este aspecto fue muy dura la primera semana, aunque entendemos que las medidas son necesarias para contener la expansión del virus.

¿Tienen problemas en el transporte?

También está siendo muy complicado para los camioneros, que están haciendo miles de kilómetros para garantizar el suministro de alimentos sin áreas de servicios, sin un lugar en el que parar a comer, ir al lavabo o dormir. Por lo que respecta a Anecoop, hemos recurrido al teletrabajo. Hemos configurado equipos para que, si algo falla, otro departamento pueda cubrirlo desde casa, para que nada pare y esté garantizada la distribución de frutas y hortalizas. Hemos pasado de 0 a 115 personas trabajando desde casa.

¿Cuánto ha crecido la demanda en España? ¿Cuánto han crecido los pedidos de las grandes cadenas de distribución?

Hubo unos días de histeria colectiva, en todos nuestros mercados. Primero pasó en España, luego en Francia y Alemania. En esa fase, durante los tres o cuatro primeros días de confinamiento, la demanda pudo crecer entre un 30% y un 40%. Pero al cuarto día que los clientes ven que siguen llenos los lineales, se tranquilizan. Por eso es tan importante que se combine la protección de la salud con el abastecimiento de los supermercados. Ahora estamos entrando en la normalidad. También -entendemos- porque nosotros manejamos productos perecederos. Hemos entrado en una cierta normalidad. Hay determinados productos que sufren más, como puede ser la fresa, o la frambuesa, etc. La gente, como es lógico, eligió productos con una vida más larga, como manzanas o naranjas.

¿Se ha notado en los precios este escenario? ¿Puede favorecer al agricultor en términos económicos la crisis del COVID-19?

Evidentemente, ha repercutido en el precio, como siempre que se produce un exceso de demanda. Pero cabe enmarcarlo en lo que ocurre con los costes. Los alimentos han subido de precio porque este escenario ha encarecido los costes. Ahora se desplazan menos recolectores por coche, tenemos un mayor coste de transporte porque los camiones se van llenos, pero vuelven vacíos -ya que la industria está parada- y porque tardan más en llegar a su destino debido a los mayores controles con los que se encuentran. En cualquier caso, no han sido incrementos desorbitados, y la gente también está dispuesta a pagar un poco más en este contexto.

Los lineales se vaciaron por miedo al desabastecimiento. Por lo que a Anecoop respecta ¿Cabe la posibilidad de que se agoten algunos productos?

El abastecimiento está garantizado por el momento, en la situación actual ya hemos demostrado que la cadena sigue. Pero no sabemos en qué escenario estaremos mañana. Si vamos a un confinamiento total no sé en qué situación nos encontraremos exactamente, aunque estoy convencido de que el Gobierno tendrá en cuenta que el suministro esté garantizado.

¿Es momento de tomar conciencia del valor de la agricultura?

Totalmente. La Política Agraria Comunitaria (PAC) se creó en Europa después de la Segunda Guerra Mundial para garantizar la existencia de alimentos en circunstancias como estas. Pero después nos hicimos tan tecnológicos que le fuimos restando importancia. También es un momento importante para persuadir al consumidor.

¿Cómo se puede educar al consumidor para que acepte pagar un poco más?

Tradicionalmente se nos ha educado a escoger lo más barato, pero escenarios como este del coronavirus, en el que la agricultura permite algo tan importante como contar con independencia para abastecernos de alimentos en un momento delicado, tienen que ayudar a que se valore más el producto del agricultor -como también hay que aprovechar la toma de conciencia ecológica cada vez más extendida, la de la alimentación saludable o la de problemas como el de la ‘España vaciada’-. Hay que cambiar la mirada. Ahí tenemos que trabajar mucho las empresas y también los gobiernos. Hay que hacer campañas publicitarias con este mensaje, hay que decirle a la gente el valor social que tienen los productos agrícolas.

Cierran la pasada campaña con 906 millones de facturación consolidada frente a los 901 del anterior y una producción de 1,1 millones de toneladas. ¿Qué balance hacen?

El crecimiento ha sido muy leve. Ha sido algo más en la empresa española, en la matriz Anecoop Sociedad Cooperativa, cuyo crecimiento ha sido del 1,5% hasta los 713 millones de euros. Lo que ha ocurrido es que hemos crecido más en volumen, un 3,8% hasta las 842.800 toneladas. Esto quiere decir que hemos vendido un poco más barato que la campaña anterior. Lo que preferimos es justo al contrario, pero no se ha producido este año porque hemos tenido dos campañas desastrosas, de las peores que se recuerdan, tanto en cítricos -hablamos de la anterior, no de esta de ahora que repercutirá en el ejercicio que viene- como en fruta de hueso. En hortalizas hemos tenido un comportamiento irregular, con productos que han ido bien y otros que no, pero ha sucedido lo contrario: el volumen ha caído un 3% y la facturación ha subido un 8%.

¿Cómo de lejos ven alcanzar la cifra de negocio de 1.000 millones?

Costará llegar, porque estamos ya en un punto en el que los crecimientos no son fáciles. En este momento estamos viviendo una campaña buena en cuanto al precio pese a que crecemos en volumen. Experimentamos un crecimiento en volumen del 4% y de más de un 9% en facturación. Pinta bien en algunas cuestiones. Nuestra producción de sandía, en la que somos líderes indiscutibles, podría crecer entre un 7% y un 10%. Pero qué pasará es una gran incógnita por el coronavirus. En Asia nos ha afectado negativamente. Hemos reducido nuestras ventas en un 80% a pesar de que había demanda, porque muchos barcos no han podido atracar en puertos chinos durante mes y medio.

Anecoop ya integra 71 cooperativas y empresas socias hortofrutícolas y vitivinícolas. ¿Hasta dónde quieren llegar?

Nuestra política no es crecer por crecer, es consolidar a los socios, sean empresas o cooperativas. Por ejemplo, se acaba de incorporar a Anecoop la cooperativa Santiago Apostol de Tomelloso, pero llevaba cuatro años trabajando con nosotros. No se ha incorporado hasta conocer perfectamente nuestra filosofía. Coagri, que fue fundadora de Anecoop, ha regresado ahora, de lo que estamos muy contentos porque nos permite concentrar el 50% de la producción del kaki. Es posible que se incorpore pronto una de vino que llevaba muchos años trabajando con nosotros, y además tenemos a 7 u 8 empresas en ese mismo proceso. En cualquier caso, no nos interesa crecer por crecer en socios. A veces es al contrario, nos interesa impulsar proyectos como Green Fruits, que consistió en sumar a cuatro socios para que fueran más competitivos y crecieran en volumen y facturación.

El campo se ha manifestado como nunca ¿Es un buen momento para profundizar en la agrupación de agricultores para ganar fuerza? Anecoop aglutina el 5% de la exportación, el recorrido aún es inmenso.

En la asamblea general esa fue mi línea argumental. Esta campaña que cerramos ha sido muy mala en algunos productos. Yo creo que todos tenemos que hacer autocrítica sobre las cosas que estamos haciendo mal o no estamos haciendo, sobre qué sabemos que debemos hacer y no lo estamos desarrollando por confort o miedo a enfrentarse con los socios, tanto nosotros desde Anecoop como las propias cooperativas. Por nuestra parte, tenemos que ser más insistentes para propiciar acuerdos entre cooperativas y esforzarnos más en abrir nuevos mercados.

¿Están en una mejor situación los agricultores que trabajan con Anecoop?

Sería aventurarse decir que todos están mejor, pero yo creo que habrá algunos que estén peor y una gran mayoría que esté en mejores condiciones. En general tenemos un mejor margen. O por ejemplo, el año pasado se quedó mucha producción en los árboles, pero la de Anecoop salió toda. O con el kaki este año: en la Ribera se ven kakis todavía colgando en los árboles, ha sido una barbaridad, pero toda la producción de Anecoop se ha recogido, se ha vendido y se ha pagado. Y pese al desastre, se ha logrado un precio digno -insisto, dentro del desastre-.

¿Hay alguien en la cadena productiva que se esté quedando más de la cuenta?

Yo creo que no. Si no fuera por las grandes cadenas nuestro producto no saldría. Lo que ocurre con ellas es que tienen una guerra de precios tan fuerte entre ellas que presionan los precios a la baja, y yo creo que solo con unos pocos céntimos se aliviaría la situación del agricultor, que en muchas ocasiones ya no puede más. ¿Quién es el culpable? Todos tenemos que analizar nuestro papel y hacer los deberes. El Gobierno, el primero, que aplica el IVA a los alimentos. Ya hemos hablado de lo que podemos hacer las cooperativas, buscar una mayor agrupación.

¿Qué margen tiene el Gobierno para mejorar la situación del agricultor?

Fijar precios, como se reclama, yo lo veo complicado, porque son muchos los factores que cambian según el territorio. Donde yo sí creo que hay un margen de actuación clave es en evitar las ventas a pérdidas, que además es algo que no está permitido por Competencia. Además, hay que tener en cuenta una cosa: el 80% de nuestro producto va al extranjero. Yo creo que lo interesante sería contar con un marco legislativo justo y homogéneo a nivel europeo, para que en todo el continente los agricultores tengan la garantía de que su coste de producción esté cubierto.

El ‘Brexit’ ya casi les debe parecer un contratiempo menor frente al coronavirus...

Habrá que afrontarlo en cuanto veamos los términos exactos en los que va a afectaros. Yo ya no me creo nada hasta que no lo vea. Nos han pasado tantos posibles escenarios distintos las consultoras... Hasta que no lo sepamos no podemos decir cómo nos afectará, lo que sí tenemos claro es que nos pillará preparados, porque tanto si seguimos vendiendo en condiciones similares como si nos vamos al peor escenario y se equipara a un territorio extracomunitario sabremos a qué atenernos para mantener la actividad. Nosotros tenemos empresa allí, con unas instalaciones logísticas fabulosas y un equipo humano muy bueno.