El virus detiene el motor industrial de la Comunitat

Ford cesa su actividad en todas las factorías afectadas por la expansión del COVID-19, una medida que deriva en un ERTE sin fecha de regreso para 7.000 empleados de Almussafes

La dirección de Ford Almussafes llegó a un acuerdo laboral para la aplicación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERTE) que detendrá la actividad de forma indefinida mientras continúen en España las medidas excepcionales para detener la propagación del COVID-19. Así lo explicaron fuentes sindicales al término de la negociación con la empresa, en la que se rubricó un pacto al que se sumaron las organizaciones UGT y CCOO y al que se opusieron STM Intersindical y CGT.

El mismo contempla un complemento salarial para los trabajadores hasta alcanzar el 80% del sueldo (un 10% extra a cargo de la empresa, igual que en los ERTES aprobados recientemente en Almussafes). Las pagas extraordinarias sí las afrontará la mercantil al 100%, así como el resto de gratificaciones, complementos o las vacaciones.

STM Intersindical y CGT rechazaron suscribir el acuerdo ante la negativa de la mercantil de garantizar a los empleados un porcentaje mayor de su sueldo, “al menos del 90%”. Solicitaban este incremento con dos argumentos: el prolongado periodo que puede durar la situación actual -con la totalidad de la plantilla cobrando un 20% menos mientras dure el confinamiento-, y el ahorro mensual del 75% de las cotizaciones a la Tesorería de la Seguridad Social del que se beneficia la empresa en este escenario excepcional, tras el Estado de Alarma decretado por el Gobierno.

El ERTE afecta a la práctica totalidad de los alrededor de 7.400 empleados de Ford Almussafes. Tan solo continúan yendo a la fábrica profesionales de seguridad, planta motriz, determinadas funciones de mantenimiento y los bomberos.

Como informó este diario, la decisión de detener la producción en Almussafes se enmarca en las medidas adoptadas por Ford en todos los enclaves afectados por la expansión del coronavirus. La enseña tomó primero la decisión de detener la actividad en Valencia al contar con la posibilidad de detener la planta nueve días consecutivos parando solo los pasados días 16 y 17 de marzo y enlazando con las libranzas previstas para Fallas.

A continuación llegó el anuncio del presente ERTE, tras conocerse la decisión de Ford Europa de detener toda su actividad productiva en el Viejo Continente, epicentro en estos momentos de la expansión global del virus. Y, acto y seguido, la multinacional anunció además que cesaba su actividad también en toda Norteamérica, otro de los grandes focos del coronavirus.

Un ERE en el aire

Cabe reseñar que, en el caso de Ford Almussafes, el ERTE ha dejado en suspenso la negociación de un ERE con el que la compañía aspiraba a prescindir de 410 empleados debido a la caída en las ventas de varios de los modelos que fabrica la planta, que ya acumulaba un retroceso en su actividad del 17% en dos años y no contemplaba una mejora a corto plazo.

La crisis del coronavirus, por lo que respecta a la planta valenciana, está golpeando con toda su fuerza a una industria que ya se encontraba en un escenario muy delicado y que, además, vislumbraba nuevas incertidumbres a medio plazo en su horizonte, debido, fundamentalmente, a la ‘relocalización’ de la producción en Norteamérica de productos de Ford como los motores o las furgonetas.

La firma cuenta con un coche con muy buena acogida en el mercado, el Ford Kuga, recién renovado en la planta y que garantiza empleo a largo plazo para alrededor de 3.000 empleados. Pero los mil que intervienen en la producción de la furgoneta Connect y otros mil de la planta de motores corren peligro a partir del ejercicio 2022, cuando comenzarán a fabricarse al otro lado del Atlántico.