Ximo Puig Presidente de la Generalitat Valenciana:“El objetivo de déficit ha estallado, rebasar los 50.000 millones de deuda está dentro de lo posible”

Ximo Puig, presidente de la Comunitat Valenciana, está al frente de la autonomía más endeudada y peor financiada de España, dos escollos de vértigo para enfrentarse al Covid-19 y a las consecuencias económicas del mismo. Por ello pide a Europa y al Estado políticas activas para “que no se repita el ‘crack’ de la pasada crisis”

¿Qué nota le pone a Pedro Sánchez en la gestión de la pandemia?

Esto de poner notas es siempre muy complicado. Yo lo que creo es que hay una voluntad clara por parte del presidente de liderar una situación que es la más grave que ha vivido España desde la Guerra Civil. Pese a que hemos vivido momentos difíciles en las últimas décadas, nunca antes habíamos estado ante un escenario tan difícil de prever. Yo creo que hay un intento claro del presidente de asumir la responsabilidad.

Fedea afirma que habría un 60% menos de contagios si el confinamiento hubiera llegado una semana antes ¿Reaccionó tarde el Gobierno de España?

Creo que tenemos que ser honestos con nosotros mismos. Las semanas previas a la declaración del Estado de Alarma todos pensábamos -sinceramente, porque yo no vi a nadie que lo explicitara de otra manera- que el alcance, la dimensión de la pandemia entre nosotros, no iba a ser tal. Y no quiero hacer ningún discurso exculpatorio, pero no ha pasado solo aquí. Miren lo que está pasando en el Reino Unido, las declaraciones de líderes mundiales como Donald Trump o el propio Boris Johnson. Es cierto que, de alguna manera, se ha evidenciado nuestra fragilidad como sociedades, y que no hemos sido capaces de atender las percepciones que existían de lo que estaba pasando, sobre todo en Asia. Aunque también es cierto que los antecedentes de otros coronavirus no habían tenido la trascendencia que ha tenido este.

¿Ha funcionado bien la centralización de competencias? Para adquirir material sanitario, por ejemplo, hemos visto buscarse la vida a las autonomías por su cuenta

La unidad de acción del Estado debía producirse y se ha producido, porque el Estado no es solo el Gobierno de España, también lo son las autonomías. En cuanto al suministro, lo que ha pasado es que ha habido una tensión enorme entre la oferta y la demanda. Todos íbamos a comprar al único proveedor que ofrecía garantías para poder suministrar, y ello ha derivado en situaciones de estrés que, unido a que se trata de dar respuesta a una pandemia, ha derivado en posiciones proteccionistas. Ahí consideramos que era importante colaborar y encontrar canales fiables, y creo que lo hemos conseguido. Las importaciones se han realizado con seguridad y nos ha permitido lograr antes que otras comunidades autónomas el abastecimiento controlado de material sanitario.

Usted afirmó al lanzar las ayudas de la Generalitat para autónomos que las estatales “no se han sustanciado suficientemente”...

Nosotros estamos intentando complementar algunas ayudas que ha planteado el Estado. Hemos puesto los recursos que tenemos, que son escasos, para dar soluciones paliativas que garanticen las rentas -después vendrán las estructurales-. Hemos intentado que los autónomos tengan al menos alguna ayuda para que no se dinamite el tejido empresarial de las microempresas, que son más del 93% de nuestro tejido empresarial. Ahí hemos habilitado más de 57 millones, y 6,5 solo para turísticas, que es el sector que más va a sufrir esta pandemia. También hemos complementado las rentas de los afectados por ERTE más vulnerables.

¿Detecta “falta de sensibilidad empresarial”, como denuncia la patronal valenciana?

Tenemos que verlo todo desde la complejidad que entraña la respuesta a esta pandemia. El Gobierno ha planificado un plan muy importante que supone la movilización de más de 200.000 millones de euros. Ahora, ¿qué nos preocupa a todos? Que realmente estas buenas iniciativas lleguen al tejido productivo. Yo creo que todos tenemos que tener esa sensibilidad para que no se destruyan empresas, que es lo más peligroso.

Tenemos el turismo parado, al automóvil hibernando todavía, al azulejo con una caída del 71% de su demanda, las exportaciones por los suelos... ¿Hay mecanismos capaces de aliviar un golpe tan severo?

Por ello creo que la visión de la respuesta ha de ser europea. Y no solo europea. El G20 tiene que dar señales claras de apoyo al conjunto del sistema. Y en nuestra región, la europea, tiene que haber mecanismos para parar un golpe tan duro. En nuestro caso, es cierto que los pilares para la recuperación de la pasada crisis fueron las exportaciones y el turismo, y que en estos momentos están muy tocados. El turismo tiene un problema directamente asociado a la crisis pandémica, que supone que, incluso cuando se pueda abrir, no tendrá clientes. Por lo tanto, tenemos que ver cómo abordamos esa recuperación de la forma más rápida posible y con seguridad. Para mí lo más importante desde la perspectiva turística es la seguridad. Si nuestro lema era ‘Mediterráneo en vivo’, ahora ha de ser ‘en vivo y seguro’. Tenemos que garantizar la seguridad para nuestros clientes y para nuevos turistas.

¿Cómo remontarán las exportaciones en este escenario proteccionista?

Por eso decía que ha de haber una mirada conjunta europea y mundial. No se puede volver al proteccionismo. Ahora hay muchas miradas proteccionistas, pero el proteccionismo es una solución alicorta, muy cortoplacista. La recuperación ha de venir de la mano de la confianza en la globalización. En materia de exportaciones es necesario que vayamos todos de la mano. No tendría sentido favorecerlas aquí mientras el vecino hace lo contrario. Por eso, desde el punto de vista del impulso público, la única política keynesiana que se puede llevar a cabo con resultados debe ser europea. El sector público tiene un papel fundamental para garantizar rentas y para impulsar la inversión, pero ha de ser a nivel europeo, porque desde el punto de vista local las soluciones son muy reducidas.

¿Reúne la Comunitat Valenciana condiciones para recuperar la normalidad antes que otras regiones como Madrid?

Yo creo que se deberían tener en cuenta tres parámetros. Uno es el geográfico. No es lo mismo una comunidad que otra, e incluso dentro de una comunidad autónoma no es lo mismo una zona que otra. Hay que atender también a los segmentos de la población. Y en tercer lugar, a las diferentes actividades económicas. Creo que en algunos aspectos sí debe haber una respuesta homogénea por parte del Estado, pero después deben aplicarse lecturas de ámbito autonómico para que podamos ser más eficaces.

¿Este escenario complica más si cabe la reforma de la financiación autonómica? ¿Será la pandemia la excusa perfecta para orillar de nuevo el ‘problema valenciano’?

Esperemos que no. Aplazar indefinidamente esta cuestión genera una gran incertidumbre y hace que sea inviable el propio sistema de financiación. El Estado de las Autonomías no funciona si no hay suficiencia financiera para atender a los servicios básicos que prestan, entre los que se encuentran la sanidad, la educación y los servicios sociales. Y dentro de esta suficiencia financiera ha de haber equidad, no puede haber una diferencia tan enorme entre los recursos de los diferentes territorios. Hay que ser justos y actuar con equidad. No se puede pasar página como si no importara esta cuestión. Ahora, en los Pactos de la Moncloa que se puedan suscitar -ojalá salgan adelante- también se debe abordar la suficiencia financiera, la viabilidad del estado autonómico y la equidad en el reparto de los recursos.

¿Usted confía en que Pedro Sánchez abordará esta cuestión en estas circunstancias?

Yo confío en lo que planteó el presidente. Evidentemente, han cambiado las circunstancias, pero el fondo de la cuestión aún es más evidente a día de hoy. Nuestro sistema sanitario necesita revigorizarse, y para darle más potencia necesitamos mayores recursos a la comunidad autónoma.

¿A cuánto asciende ya la factura sanitaria del Covid-19 en la Comunitat Valenciana?

La factura general, no solo la sanitaria, en nuestro caso ya está en 341 millones de euros.

¿Qué impacto prevé que tenga en el déficit y en la deuda y cuánto le preocupa en estos momentos el desvío que puedan sufrir?

El objetivo de déficit -como todos los parámetros económicos, también los objetivos de crecimiento, incluso el que más nos importa que es el del empleo-, todo ha estallado. Ahora lo que hay que hacer es un esfuerzo por adaptarnos a las nuevas circunstancias. Para eso, lo primero es tener certidumbre sobre el final de la pandemia, y como no la hay, las horquillas en las que nos podemos mover son enormes. Hasta que no haya certidumbre va a ser difícil saberlo, pero lo que es evidente es que los objetivos de déficit, en estos momentos, no tienen ningún sentido en ningún país de Europa, y en los lugares donde ya teníamos algún tipo de dificultades, todavía menos.

¿Podemos rebasar los 50.000 millones de deuda al cierre de 2020?

Sí. Yo creo que está dentro de lo posible.

¿Aguantará el presupuesto? Como en toda crisis, caen los ingresos, esta vez con el gasto disparado ¿Teme encontrarse con un escenario como el de su antecesor?

Precisamente queremos que ese escenario no se produzca, y por eso queremos que el Estado, a través de la financiación europea, garantice el Estado del Bienestar, que es a lo que se destina el 85% del presupuesto de la Generalitat. El Estado tiene que garantizar que no se produzca ese crack que se produjo en el pasado, con medidas que, finalmente, se demostraron muy negativas. A diferencia de la anterior crisis, en este momento tenemos un menor endeudamiento por parte de las familias y las empresas. Sí que tenemos un mayor endeudamiento por parte de los Gobiernos, pero podemos tener una mayor fortaleza por parte de la respuesta, porque Europa se ha comprometido esta vez desde el primer momento.

¿Veremos recortes presidente?

Reajustes seguro que va a haber. Ya los estamos haciendo estos días para priorizar aquello que es más importante, que es la lucha contra la pandemia, en segundo lugar, que nadie se quede al margen, y en tercer lugar intentar acompañar a la economía.

¿Y veremos esos recortes en grandes partidas del presupuesto? ¿Corren peligro actuaciones como la L10 de Metrovalencia?

Antes de esta situación sobrevenida estábamos con el debate sobre cómo dar respuesta a la desaceleración, y nosotros planteábamos responder a esa desaceleración con una estructura más potente de colaboración público-privada para incentivar la economía, y ahora esto se hace más necesario todavía. Lo que tampoco podemos hacer es dejar de lado la inversión. Nuestra voluntad es que no se paralicen los proyectos de inversión. Lo que necesitamos es reajustar de dónde provendrán esos fondos o a través de qué mecanismos los obtenemos. En el caso de proyectos avanzados como la Línea 10 de Metrovalencia la solución sería quizá buscar una financiación del ámbito europeo para redirigir la nuestra a otros gastos.

¿Tienen identificadas ya algunas inversiones o ámbitos que pasarán a hacerse mediante la colaboración público-privada?

Los ámbitos son todas las infraestructuras de transporte y de movilidad, y ahí tenemos todo el desarrollo de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) con un planteamiento de corto, medio y largo plazo, también proyectos como el Tren de la Costa o de conectividad interna en la Vega Baja, además de proyectos relacionados con áreas logísticas que hay que analizar. En cualquier caso, lo que está claro es que tenemos que ser un agente activo para la reactivación, en este caso desde la colaboración público-privada.