Turismo: luces cortas y luces largas

El primer trimestre de 2021 ha confirmado los peores pronósticos para un sector turístico que permanece en “hibernación” desde hace un año. Puede decirse que el sector turístico se ha llevado la peor parte de una crisis inimaginable, como la provocada por la pandemia Covid-19: si la economía global se contrajo un 3,5% en 2020, la demanda turística a nivel internacional se ha desplomado un 75%, poniendo unos 120 millones de empleos en peligro. En España, la actividad turística -uno de los principales sectores por contribución a la producción nacional- descendió nada menos que un 68,9%, y el efecto sobre las Comunidades más dependientes del turismo ha sido devastador, con caídas del PIB de entre el 20 y el 27% en zonas como los archipiélagos canario o balear, frente a la media nacional del 11%.

El Covid ha puesto en severo riesgo de supervivencia a miles de empresas y trabajadores turísticos, con una caída media del empleo en turismo a 31 de diciembre del 38,1%, y ha hecho peligrar nuestro liderazgo como destino, pues España era antes de la pandemia el segundo destino más visitado del mundo y el país más competitivo en materia turística según el World Economic Forum -una posición que no ocupamos en ningún otro sector económico-. A pesar de ello, el Gobierno no ha desplegado, tal como le solicitamos desde el primer momento, un plan de acción integral para proteger a nuestro tejido industrial; su respuesta se ha limitado al importante, pero insuficiente, mantenimiento de los ERTEs por fuerza mayor -que hasta el momento han logrado contener una destrucción aún más masiva de empleo- y a facilidades del ICO para obtener financiación. No se han otorgado ayudas directas a las empresas- que en muchos casos no facturan nada desde hace más de un año- y ni siquiera se han ofrecido exenciones y condonaciones de tributos o cotizaciones sociales no cubiertas por los ERTE’s.

Como consecuencia de todo ello, muchas empresas viables llegan extenuadas al aniversario de la declaración de la pandemia a nivel global, y del primer Estado de Alarma en España, y tendrán que cerrar si no se disponen ayudas directas y a fondo perdido que ayuden a su supervivencia. Desde Exceltur, la alianza de 30 de las mayores empresas de las diversas ramas del turismo para la excelencia, hemos planteado la aplicación urgente de un plan de rescate al sector basado en ayudas más directas, como ya llevan aplicando la mayor parte de países europeos desde que se desató la segunda ola de la pandemia, junto con un esquema de protección estable y permanente del empleo turístico a lo largo del aún muy incierto año 2021.

Hemos cifrado en este plan de ayudas directas a fondo perdido en 5.316 millones, para cubrir gastos operativos no reajustables, y esperamos que una gran parte del Plan que el Gobierno, que prevé destinar un total de 11.000 millones en ayudas, distribuidos en reestructuración de las deudas de los préstamos ICO, créditos participativos y deuda subordinada, y transferencias directas a las empresas para financiar los costes fijos, se focalice en los sectores más castigados, como son el turismo y la hostelería.

Sobrevivir y mirar al futuro

Antes de ser sacudido por la pandemia, el sector turístico español ya tenía importantes retos; tras crecer por encima del PIB nacional entre los años 2011 y 2017, el avance del sector se estancó en 2018 y 2019, una vez que la recuperación de otros destinos de sol y playa en el Mediterráneo oriental y norte de África, tras la llamada “primavera árabe”, puso de manifiesto sus importantes déficits competitivos. Los desafíos se han agudizado tras la pandemia, no sólo por el debilitamiento de una gran parte del tejido industrial, sino porque la “nueva era” del turismo post-Covid exigirá mayor competitividad - ante la contracción de la demanda- mayores capacidades digitales, y un modelo turístico más consciente y sostenible. Por ello, junto a la urgencia de sobrevivir a corto plazo, la crisis ha puesto al turismo español ante el espejo de sus grandes retos de futuro, entre los que sin duda destacan: Abordar la transformación gradual y el reposicionamiento de nuestros grandes destinos de sol y playa -las grandes fábricas y buques insignia que son del turismo español- hacia nuevos modelo que aporten el mayor valor añadido al turista, a las empresas, y a la sociedad; Mejorar las infraestructuras básicas e intermodales de transporte -tren, avión y barco-; Reducción de la huella ecológica y ampliar la eficiencia energética y la “circularidad” en el sector; Formación del capital humano; Inteligencia de cliente y de mercado, logrando una mejor segmentación de los turistas que nos visitan; Digitalización de empresas y destinos; y mejorar la competitividad empresarial y las economías de escala.

Para abordar también estos retos de futuro, y junto al plan urgente de rescate y salvamento de empresas, Exceltur propuso un profundo Plan Estratégico de Transformación, que inicialmente denominamos Plan Renacer Turismo, y que tras el compromiso de la Unión Europea hemos evolucionado para alinearlo con los Fondos del Plan de Reconstrucción Next Generation EU, ya que por su importancia, estos suponen una oportunidad histórica para poder abordar financieramente las prioridades estratégicas y competitivas de nuestro sector turístico para el siglo XXI.

Por parte de las empresas no va a quedar, y como ejemplo, la iniciativa de las grandes cadenas hoteleras del país de aglutinar a un gran número de empresas de diversos subsectores para presentar iniciativas conjuntas de transformación de nuestro modelo turístico, que por el momento aspiran a captar en torno a 8.000 millones de euros de los Fondos Europeos. Pero la premisa fundamental para el éxito de este proceso, que, repito, es una oportunidad histórica para impulsar el reposicionamiento de nuestro sector, no es otra que la colaboración público-privada, con un claro foco en la maximización del potencial transformador de las inversiones y su carácter “tractor” y multiplicador del impacto.

Tenemos muchos retos para iniciar la recuperación en un año 2021, todavía altamente incierto y volátil; el ejercicio turístico vendrá sin duda marcado por el ritmo y eficacia de vacunación y por la rápida implantación de normativas internacionales homogéneas de control sanitario, movilidad y apertura de fronteras, pero también por las capacidades de supervivencia empresarial; por ello apelamos una vez más al Gobierno para que escuche a un sector estratégico para el presente y el futuro de nuestro país, y nos ayude, en el corto plazo, a salvar buena parte de las empresas y empleos que hoy son el sustento de muchos españoles, y por otra, más a largo plazo, a impulsar la transformación y el reposicionamiento de nuestras empresas y destinos, en clave de competitividad, digitalización, y sostenibilidad.