Las estrategias emocionales son la clave para solventar el reto del turismo post-Covid

A menudo hablamos del día a día, de sus retos y aventuras, pero si miramos atrás, nos damos cuenta de que nada de lo que antes nos parecía un reto lo es ahora en nuestra vida cotidiana. Nos toca aprender, aplicar y actuar ante nuevas situaciones desconocidas. El entorno ha cambiado y no nos debe sorprender, estamos preparados para ponernos en marcha y tomar decisiones bajo escenarios de presión.

Muchas personas, profesionales, sectores e industrias están asumiendo cambios ante las modificaciones de los comportamientos y previsiones. Por supuesto, la industria del turismo también, quizás, uno de los sectores donde se aplica todo esto con mayor rapidez y contundencia. Sin duda, existen parámetros en el entorno que marcan las condiciones de salida donde no podemos influir, pero existen muchas formas de actuar para salvar situaciones complejas. Y seguro que estamos de acuerdo en que esta es una de ellas. Siempre debemos mirar a todo aquello que nos amenace o nos debilite como una oportunidad. Cambiar amenazas por oportunidades es la clave para salir fortalecido de situaciones incontrolables.

Ahora es un gran momento. El sector del turismo en España tiene la oportunidad de mejorar su propuesta de valor, alinearse con la sostenibilidad, con su público interno y empezar a construir una marca sólida, reconocible y de calidad a partir de este nuevo punto desde el cual estamos comenzando a volver a caminar. Están siendo y serán campañas especiales, con limitada participación internacional, pero con el reto de atraer al público nacional de cercanía con una fortalecida oferta. En ambos casos, las estrategias implementadas van a ser determinantes para que el usuario tome la decisión que deseamos. Para ello, las estrategias basadas en creatividad emocional jugarán un papel muy importante en la construcción de campañas que conecten con el público disponible de manera que despierten su curiosidad, cubran sus necesidades o satisfagan sus deseos. Podemos destacar las más singulares:

Minimizar el miedo

Es un hándicap indiscutible. El miedo se ha instalado en el consumidor, en las empresas, en la sociedad... pero debemos entenderlo y convivir con él. No se trata de eliminarlo de raíz, taparlo u ocultarlo, si no de transmitir seguridad y tranquilidad al entorno que rodea a la marca. Establecer una comunicación fluida entre clientes y marcas será clave para que la información sea clara. Cuanto más informado esté un cliente, mejores decisiones podrá adoptar. Por supuesto, no hay que olvidar que esta situación no afectará a todos los segmentos por igual. De hecho, algunos de ellos, como el turismo de lujo, son de los que mejores perspectivas muestran en los indicadores. Este enfoque puede ofrecer un producto todavía más exclusivo y selecto a un tipo de cliente que ha sufrido en menor medida los impactos de la pandemia, pero que busca espacios seguros y libres de incertidumbre.

Potenciar el orgullo

El turista nacional tiene que volver a ser protagonista. No lo olvidemos, debemos transmitir ese orgullo de tener cerca grandes propuestas y recursos para disfrutar de un turismo de calidad. El sentido de pertenencia es fundamental para atraer y motivar a las personas más cercanas, se sentirán protagonistas. El denominado “turismo de proximidad” debe fortalecer la relación entre los clientes internos, motivados por seguir coleccionando destinos dentro de su entorno de seguridad.

Urgencia e inmediatez

La oportunidad es ahora. Vivir una experiencia distinta cerca de casa, conocer lugares desconocidos o experimentar nuevas sensaciones dentro de tu entorno es sinónimo de aventura. Este es el momento para centrar los esfuerzos en un público cercano al cuál transmitir la sensación de ser protagonista, aquí y ahora. Quizás sea el momento de poder disfrutar de tu ciudad, o de aquella otra que siempre has querido visitar, pero nunca has hecho por la masificación de turistas. Sabemos que las circunstancias actuales serán temporales, y más pronto que tarde volverán las aglomeraciones de personas en los puntos más turísticos de nuestro entorno. Ahora, o nunca.

Transmitir felicidad

El turismo está enfocado en momentos de descanso, descubrimiento, alegría, disfrute, etc., y por supuesto, felicidad. Una felicidad que ha sido zarandeada durante meses, pero que ahora vuelve poco a poco a las vidas de todos. No se trata de mostrar el mensaje de siempre, si no entendiendo y comprendiendo esta nueva felicidad que nos ocupa. La recompensa tras la batalla. Aunque no todo haya terminado y todavía quede camino por recorrer, las personas necesitan momentos de desconexión y descanso, donde el turismo es una de las vías más preparadas para ello. Ofrecer momentos de felicidad de manera transparente permitirá construir un contexto saludable y agradable para un público que desea ponerse en “modo off”.

El factor sorpresa

El sentir de muchos consumidores es que el turismo nacional no tiene ningún secreto para ellos. Lo conocemos todo. ¡En absoluto es así, existen muchísimos espacios por descubrir! Por eso es el momento ideal para todos aquellos destinos y opciones pequeños, ocultos o desconocidos, porque ahora serán sin duda preciados en el mercado. El público quiere descubrir, contarlo y sentirse protagonista. Las estrategias tienen que encontrar su verdadero propósito y preparar momentos de la verdad donde sorprender a los clientes con novedades que aporten frescura. La oferta, los planes, el mensaje o el propio destino pueden ser susceptibles de acoger las nuevas propuestas. Sin duda, un trabajo que debe mezclar la creatividad y la estrategia para obtener esa deseada innovación final. De un modo o de otro, vivimos un momento donde apartar aquello que resta y sobra, y quedarnos con todo lo que añada valor. Construir un modelo turístico que potencie los factores cualitativos y sume valor a un consumidor que cada vez lo valora más.