La robustez financiera del sector hotelero español

Estamos a punto de cumplir el primer aniversario de la declaración del Estado de Alarma provocado por la pandemia del Covid 19. Sus terribles consecuencias en materia de vidas humanas y de salud son por todos conocidas. Y desgraciadamente, el impacto económico en muchas de las principales industrias de nuestro país sigue agravándose.

A pesar del contexto, en este artículo me gustaría poner en positivo y comentar la solidez financiera del sector hotelero, uno de los principales sub-sectores dentro del Turismo español. Según los últimos datos disponibles del INE las pernoctaciones han disminuido un 84,5% en noviembre respecto al mismo mes de 2019. Y muchas de las pocas pernoctaciones han sido para familiares de enfermos, sanitarios, personal funerario, transportistas, etc. En algunos casos de forma altruista y en otros casos a coste. Gracias por abrirles las puertas.

¿Qué pensaríamos si en nuestras facultades o escuelas de negocios nos hubiesen explicado que un sector podría resistir un año entero SIN apenas ingresos y con muchas de sus “fabricas” cerradas? ¿Y si además nos hubiesen dicho que durante ese periodo no iba a incurrir en sonoros quebrantos o impagos? Nos habría parecido imposible. Pues los hoteleros españoles han demostrado que estábamos equivocados y que han sido capaces de lograrlo. De ahí toda mi admiración y todo mi apoyo a nuestros hoteleros, y seguro que pronto alcanzaremos la ansiada orilla de la recuperación.

¿Y cómo ha sido esto posible? Son varios los elementos que han ayudado a cumplir este desafortunado aniversario sin ingresos. Algunos de estos factores son exógenos a las propias compañías y parcialmente también han servido para que los hoteleros se mantengan a flote. Me refiero a las medidas adoptadas en materia de ERTEs, los aplazamientos de cuotas de seguridad social, la bonificación parcial de las cuotas empresariales, y por supuesto a los avales ICO que han permitido la financiación de muchos de los costes de este año. Pero por mucha ayuda externa que recibieran, hubiese sido imposible transitar todo este difícil camino si los hoteleros -siempre me refiero al sector en su globalidad- no hubiesen aportado de su parte dos factores intrínsecos: (1) su robustez financiera y (2) una gran disciplina financiera para defender la liquidez. El sector hotelero llevaba acumulando desde 2017 hasta la aparición de la pandemia muchas temporadas de récord. En ese periodo la competencia entre los destinos nacionales e internacionales fue muy intensa. El sector hotelero español en su conjunto aprovechó la favorable coyuntura y las cosas se hicieron muy bien. Se remodeló en gran medida la planta hotelera con el apoyo de los recursos generados, con la entrada de capital y con el indudable apoyo de la banca. En este sentido, CaixaBank Hotels & Tourism contribuyó con su especialización y aproximación al sector para apoyar dicha fase expansiva. El círculo virtuoso de esta etapa lo formaron (a) una apuesta por la calidad de la planta para diferenciarnos de otros destinos, (b) una profesionalización del sector que permitió mejorar las principales palancas -distribución, marketing, gestión de activos, etc.- y (c) unos años de bonanza de los principales mercados emisores, incluido España.

Los hoteleros durante esos años consiguieron progresivamente estabilizar las compañías con indicadores financieros muy saneados. Por un lado, los ratios de liquidez durante los años 2017-19 permitieron a las empresas adentrarse en la crisis con una sana posición de caja. Y por otro lado, los ratios operativos de esos años (tómese como ejemplo el ebitda) han permitido a las compañías hoteleras cumplir con sus compromisos financieros y progresivamente desapalancarse. En definitiva, las compañías hoteleras españolas se presentaron ante el Covid-19 con una posición de caja, incluyendo también las líneas de financiación disponibles, muy holgada. A lo que habría que sumar unos niveles de deuda históricamente bajos.

Cuando los efectos de la pandemia ya se presagiaban con el impacto inicial en China y posteriormente en Italia, una de las primeras reacciones de muchos grupos hoteleros fue la de reforzar su liquidez, o bien renovando sus líneas de financiación e incluso aumentando su deuda. Posteriormente aparecieron los ICOs y eso permitió a muchos hoteleros acceder a una financiación que en aquel momento se antojaba como beneficiosa en términos de estructura al contemplar periodos de carencia iniciales. En paralelo, muchos hoteleros solicitaron y obtuvieron de la banca importantes carencias de sus préstamos hipotecarios.

En todos estos casos (liquidez, ICOs y carencias) el ejercicio que los bancos pedimos a los clientes hoteleros fue siempre el mismo: un análisis realista y detallado de cuanta caja consumían las compañías hoteleras teniendo la mayor parte de sus hoteles cerrados. A lo que tenían que sumar una plantilla en ERTE y toda una serie de gastos fijos. Nuestra recomendación en dicho ejercicio fue que no se pecase de optimismo. Recordemos que antes de la segunda ola (septiembre - noviembre 2020), se pensaba que el verano podría servir de bálsamo de Fierabrás. Como todos sabemos no fue así. Y lo que se pensaba que podría apuntar a una recuperación progresiva desde 2021, ahora sabemos que el calendario se ha retrasado.

De ahí la importancia de haber hecho ejercicios prudentes y realistas de cuantificación de la caja. Creo que a los bancos no se nos puede objetar nada en este primer año de pandemia. El apoyo financiero al sector hotelero ha quedado de manifiesto. Por lo menos es lo que desde CaixaBank Hotels & Tourism hemos intentado y así nos lo ha reconocido la Organización Mundial de Turismo en su Asamblea Plenaria de Miembros Afiliados celebrada en Madrid el pasado 6 de noviembre. Como indicaba más arriba, ojalá los efectos de la pandemia vayan desapareciendo, ojalá puedan los turistas progresivamente volver a los hoteles y ojalá vuelvan pronto los ingresos por pernoctaciones. Y si es este verano 2021, mejor que mejor. Hasta la fecha, los niveles de morosidad del sector hotelero se han comportado muy bien sin apenas variación en el año. Pero un segundo año en blanco sí que pondría las cosas muy complicadas...Todo ello permitirá a este sector desempeñar un papel de motor en la recuperación económica del país de la misma forma que ya lo hizo en la crisis anterior.