Cómo descubrir España a cuatro patas

Más de 40 itinerarios ecuestres homologados permiten descubrir y disfrutar del entorno desde la perspectiva única que se tiene a lomos de un caballo.

Habrá quienes más y quienes menos, pero casi cualquiera ha experimentado la curiosidad de probar lo que se siente cabalgando un caballo. Es algo casi innato con lo que se viene de fábrica. Incluso hay quien dice que el día en el que el hombre montó a lomos de un caballo y observó el mundo desde esa atalaya, cambió el curso de la historia. Sin venirse tan arriba, montar a caballo permite disfrutar de la naturaleza de una forma y, sobre todo, con una perspectiva distinta.

Como cualquier actividad tiene sus riesgos, que aumentan al depender de otro ser vivo, pero una vez más, si se impone el sentido común, no hay demasiado peligro. Y eso incluye no lanzarse a lo John Wayne en el Lejano Oeste sin tener unos mínimos indicios de cómo se monta un caballo. Sobre todo para las primeras veces, es importante elegir una empresa con monitores cualificados que estén preparados para guiar el camino, dar las instrucciones básicas y...seguirlas. Las rutas suelen seguirse al paso o al trote, con caballos muy domados y acostumbrados a las torpezas humanas, por lo que en general son aptas para todos los niveles. Y como equipo, pantalones más bien ajustados, calzado a poder ser con algo de tacón para no meter por completo el pie en el estribo y siempre casco, aunque no sea obligatorio. Hay más de 40 itinerarios ecuestres homologados para descubrir España a lomos de un caballo. Es decir, recorridos señalizados y homologados por la Real Federación Española de Hípica para la práctica del turismo ecuestre. Teniendo en cuenta el atractivo de esta actividad, cada vez más alojamientos rurales ofrecen la posibilidad de dar paseos a caballo. También hay cada vez más bodegas que proponen unir el mundo del vino con el del turismo ecuestre, organizando paseos a caballo entre los viñedos.

Por los caminos del Quijote

Siguiendo el IE-307 a través de los Campos de Montiel de Albacete se pisan las huellas del más famoso hidalgo de todos los tiempos.Un recorrido de 24 kilómetros para descubrir el parque natural de las Lagunas de Ruidera, entre caminos rurales y campos de cereales. Desde el mismo punto de partida, la dehesa El Espinillo, el itinerario IE-305 sigue los pasos de Alonso Quijano en la Mancha a través de sabinares y los restos de antiguos asentamientos, como un pozo de realengo, antes de adentrarse en densos pinares.

La senda volcánica

Los volcanes de Canarias se llevan la fama -por su mayor tamaño y espectacularidad- pero en la península también hay algunos que merece la pena conocer, como el del Cerro Agrás de Cofrentes (Valencia). Hace ya 300.000 años que no entra en erupción, pero no está extinguido ya que de su interior sigue emanando gases que se utilizan en el cercano balneario de Hervideros. Se puede llegar hasta el cráter del volcán siguiendo la ruta volcánica del IE-003, de siete kilómetros de recorrido. Se puede enlazar con el IE-002 que, a lo largo de 13 kilómetros, recorre las riberas del Cabriel y del Júcar.

De Sierra Nevada a Doñana

A lo largo del trazado de 14 kilómetros que parte desde Abla, localidad a 60 kilómetros de Almería y 100 de Granada y una de las puertas de entrada a la Alpujarra almeriense, se recorren los límites del parque natural de Sierra Nevada. Se trata de un recorrido que, al ser de alta montaña, requiere de cierta experiencia para montar. En la otra punta, Doñana, los caminos hacia la aldea del Rocío o en las marismas son un espectáculo para cabalgar.