Bucear para viajar

Los desfiladeros, las cuevas o los bosques no solo se disfrutan en la superficie. Bucear permite descubrir paisajes de vértigo bajo el inmenso azul del mar.

Decía la oceanógrafa Sylvia Earle, premio Princesa de Asturias de la Concordia en 2018, que “sin océano no hay vida. Sin azul no hay verde”. El mar, los océanos, son los territorios menos explorados de la Tierra y los que ofrecen la posibilidad de encontrar un mundo de especies y paisajes tan impresionantes o más como otros tantos de la superficie. De los que se puede disfrutar, eso sí, con responsabilidad para que nos duren muchos años. Y con seguridad, ya que sumergirse conlleva cierto riesgo, pero para ello las escuelas de buceo se aseguran de que estemos bien preparados a nivel técnico y teórico antes del bautismo en el mar.

Por aquello de estar en una península tenemos la suerte de estar rodeados de agua y tener a tiro de piedra paraísos submarinos que, además, se pueden disfrutar durante casi todo el año. Y sobre todo a partir de ahora, cuando ya no hay tantos turistas de superficie en las costas. Bali, Maldivas o el Mar Rojo son destinos top mundiales para la práctica del buceo, pero no hace falta irse tan lejos para sumergirse en aguas que nos lleven hasta barcos hundidos entre corales. Neopreno listo, cargadas las botellas -nunca decir bombona- ¡vamos al agua!

Canarias

Nos vamos hasta el punto más meridional de Europa para la práctica del buceo, en la reserva marina de La Restinga de la isla de El Hierro. Para el turismo submarino es ideal por la visibilidad de sus aguas -hasta 30 metros en horizontal- y por su profundidad, ya que ha pocas millas de la costa se llega hasta 300 metros. Aquí es posible bucear entre arenas volcánicas y encontrarse con tortugas, delfines y todo un despliegue de especies tropicales. Con la temperatura del agua oscilando entre 18 y 25 grados, se puede disfrutar de sus paisajes submarinos durante todo el año. Si lo que queremos son desfiladeros y acantilados bajo el mar -alguno de hasta 300 metros de profundidad- nos tendremos que ir hasta la costa suroccidental de la isla bonita, La Palma.

Baleares

El espacio protegido de la reserva de Fornells en Menorca es uno de esos que llevan la calificación “de película”: se requiere, eso sí, de autorización previa para una inmersión que nos va a llevar por cuevas con sus estalagmitas. Otro de los puntos a tener en cuenta en la isla es Cala Rafalet. También con temperatura templada y buena visibilidad, Formentera sigue siendo tan paraíso en la superficie como en el fondo, que cuenta con las mejores praderas de posidonia del Mediterráneo.

Islas Columbretes

También se requiere autorización para sumergirse en la reserva de las islas Columbretes, a 30 millas de la costa de Castellón. Este archipiélago de cuatro islas es de origen volcánico -el único de la península- y da forma a unos fondos en los que no es raro encontrar doradas, barracudas y langostas.

Murcia

“El secreto mejor guardado del sureste de España”. Así llaman a la reserva de islas Hormigas de cabo de Palos. La cordillera se sumerge con nosotros y en los fondos se sortean colinas subterráneas sobre las que campa la posidonia y los corales. No es difícil encontrar especies tropicales que sortean los restos de un enorme cementerio de barcos hundidos. El paraíso para quienes quieran sentirse piratas submarinos por un día.

Gerona

El archipiélago de las islas Medas, a menos de un kilómetro de L´Estartit de Gerona, es una de las reservas más importantes de flora y fauna terrestre y submarina del Mediterráneo. En las inmersiones nos saldrán al paso pulpos, estrellas de mar, meros o doradas entre otras decenas de especies. Quienes tengan un poco de experiencia con el neopreno tienen la oportunidad de sumergirse en las cuevas o atreverse con el túnel de la Pedrosa. Para los más novatos, el entorno de La Galera y el Bau del Molí -cerca del cabo Creus- ofrece la posibilidad de iniciarse en el submarinismo, ya que son zonas de poca profundidad y aguas transparentes.