Raúl González, consejero delegado para EMEA de Barceló Hotel Group: “No hay una política a nivel de país para estimular la demanda ni la inversión”

El sector se enfrenta a unos meses muy complicados con medidas de supervivencia, según Raúl González. Tampoco ayudan las restricciones a la movilidad por la falta de coordinación a nivel europeo y entre las administraciones. A pesar de todo, Barceló Hotel Group no detiene el ritmo de nuevas aperturas en 2021

Toca abrir con la pregunta de rigor, ¿cómo se está portando este año tan peculiar?

Empezamos el año con crecimiento, tanto en Europa como en Estados Unidos, de entre el 15 y el 20%. En marzo cuando se empieza a complicar, se cae todo de manera muy acelerada. En abril, mayo e incluso junio, las ventas cayeron en torno al 95-100% en Europa; en Caribe 90% y en Estados Unidos la bajada fue del 75% menos de ingresos. En temporada alta, los ingresos han caído en la región de Europa un 65%, mientras que en Estados Unidos ha sido del 50% y en el Caribe del 75%.

¿Por qué esas diferencias entre regiones?

Es consecuencia de las temporadas. Para Europa -España, Grecia, Italia- la temporada alta coincide con los meses en los que ha habido una caída enorme, cuando lo normal es que estuviéramos llenos porque es el momento de vender. Lo que claramente se ha producido a finales de junio y la primera quincena de julio es que estábamos creciendo con una tendencia muy positiva. Cuando empiezan a anunciar las cuarentenas y los problemas de movilidad, esa curva se cae. El tema de la evolución de nuestros ingresos es que está muy condicionado por la conectividad aérea y tenemos mucho problema de falta de vuelos.

El pez que se muerde la cola, ¿no?

Hasta que no se arregle un poco la cuestión de la pandemia, el mercado va a estar muy constreñido. Pero la cuestión es que no hay movilidad. Bajo mi punto de vista, no está funcionando muy bien lo de los países Schengen, porque deberían hacer test o algún sistema de control. Pero tenían que haber dado la posibilidad de moverse, porque para eso es un espacio común. Pero no es la realidad que estamos viviendo.

¿La falta de coordinación se ha convertido en otro problema?

Hay países que hacen PCR, otros no y los hay que toman la temperatura. Es un caos. Normalmente viajo bastante y para mí el tema de los líquidos sigue siendo sorprendente, pero hay una normativa internacional. ¿Por qué no podemos montar un protocolo que sea común de cómo hay que viajar? De momento cada uno monta su sistema. Por países y ahora incluso por comunidad autónoma, por ciudad o por pueblo si nos ponemos.

¿Se sienten respaldados por las administraciones?

No, en absoluto. Es un caos. El tema es que cuando hemos hablado con la administración, su respuesta es que ellos tampoco tienen la capacidad normativa porque están delegadas determinadas responsabilidades. En Baleares me dijeron que no les dejaban ni tomar la temperatura en el aeropuerto a los viajeros nacionales.

¿Hasta qué punto afecta este caos a la imagen como destino de España?

Yo creo que una cosa es ser un destino seguro, sanitariamente hablando, y otra es el parecer ser un destino seguro. Y no estamos ni siendo ni pareciendo. No ganamos ninguna de las dos batallas: no da la sensación de que tengamos control y la imagen que damos al exterior, en general es muy mala; la de un lugar en el que las cosas no están medianamente controladas.

¿Cuántos hoteles tienen abiertos ahora?

Estamos en el entorno de los 185 de 250, un 75% de la planta hotelera.

Las reaperturas irán al ritmo que vaya marcando la pandemia, ¿no?

Sí, es un poco caótico. No sabemos muy bien si abrimos o cerramos. Estamos abriendo hoteles, pero en paralelo nos vemos obligados a cerrarlos. El caso probablemente más paradigmático es el de Budapest: hemos estado abriendo y cerrando varias veces según las decisiones del gobierno húngaro. Estamos a expensas de lo que vayan diciendo y como las indicaciones son “esta noche cerramos”, pues es muy difícil.

¿Cómo afecta estos vaivenes al empleo?

Uno de los grandes problemas de este drama que vivimos son las personas. Por un lado, está el tema económico: cuando estás con niveles de reducción de facturación, como vamos a acabar el año, con reducciones del 70%, es una barbaridad. Pasamos de un año récord de resultados en positivo a uno récord en negativo. Pero además está el drama de la propia ocupación de las personas, gente que está esperando en su casa para que le llamen para trabajar. Y eso es algo que en muchos hoteles no estamos pudiendo hacer.

¿Se ha complicado más por la incertidumbre de los Erte?

Entiendo que son negociaciones complejas, en las que agradar a todo el mundo es imposible. Sí que desde el punto de vista de gestión es muy complicado que te avisen el último día, a última hora, porque hay que prepararse. Como ya teníamos experiencia previa, en este caso no hemos incurrido en exceso de trabajos baldíos. Pero es un poco frustrante porque se han ido aprobando muchas normativas en el último minuto. El problema es que las ayudas se han centrado en los ICOS y en los Erte.

¿Qué otras medidas harían falta?

Lo que hay hasta ahora da para una supervivencia temporal, a ver si esto escampa. Pero la recuperación va a ser lenta y yo creo que va a ser difícil sobrevivir para muchas empresas. Yo creo que hay cosas que se entienden muy fácilmente: que tengamos que pagar el IBI, de inmuebles que han estado cerrados por orden de la Administración, me parece bastante increíble. No tiene mucho sentido.

¿Qué diferencia hay con las ayudas de otros mercados donde tienen hoteles?

Hay países que han hecho reducción del IVA. Otros han hecho una subvención directa, como en Estados Unidos, donde el Gobierno nos ha dado dinero en cash por mantenimiento de empleo a futuro. En Chequia, cuando tienes contratos de alquiler, ayudan con el 50% de las rentas. Alemania, teniendo una situación mucho mejor que la nuestra -con niveles de ocupación del 60%- está planteando ayudas para el empleo durante todo el año 2021. Aquí vamos de trimestre en trimestre. También es verdad que tenemos un país más endeudado y con menos capacidad de ayuda. Ese es el problema cuando se consume la capacidad de financiación.

¿Y medidas para estimular la demanda?

Aquí se ha quitado el programa del Imserso, pero otros países han dado bonos directos muy importantes. En España se está haciendo algún pequeño pinito en Andalucía y en Levante, pero no hay una política a nivel de país. Me llama la atención que el sector de la automoción consiga un plan para que cambiemos de coche. ¿Por qué no hacemos un plan para la gente, que la tenemos deprimida por la crisis, y la ayudamos a que viaje? ¿Por qué no se ayuda al primer sector de actividad del país? Por otra parte, también podría haber medidas de apoyo para la inversión, para quienes inviertan en reformas. Siempre hablamos de que hay que subir el nivel del turismo que llega a España, que venga menos gente y que gasten más. A mí me parece fenomenal, pero nos tenemos que adaptar todos los que forman parte de la cadena de valor, no solo los hoteleros, a una tipología de cliente de poder adquisitivo más elevado. Pero no se fomenta la ayuda a la inversión. Cada vez que queremos hacer una reforma, todo son pegas.

¿Se ha aprovechado el parón de la pandemia para ir a ese modelo de calidad?

¿Qué hemos hecho? Nada. Como idea está muy bien, pero, ¿hay algo para que el modelo mejore y sea más sostenible en el tiempo? No conozco ninguna medida concreta que esté fomentando que la gente invierta para tener ese turismo de calidad que todos demandamos.

¿Augura una travesía por el desierto en este invierno?

Va a ser un invierno, duro, largo y muy complicado. Hay que tener en cuenta que, en el mercado español, salvo en Canarias, los meses de noviembre a febrero son deficitarios. Si eso se pierde en un año normal, que no pasa nada malo, en un año que pasa todo muy malo, va a ser terrible. A lo que se añaden los costes para que los hoteles sean lugares seguros.

La última apertura ha sido la del Occidental de Sevilla ¿habrá más aperturas de nuevos hoteles a medio plazo?

Sí, abriremos en Dubái; esperaremos a primavera para abrir el hotel de Conil, otros dos en Andalucía y en Alicante. Y el año que viene, aunque se ha retrasado, abriremos también en Sri Lanka y en Maldivas.

Es decir, que no hay pandemia que les pare

Estamos convencidos de que la gente quiere seguir viajando. Ha habido reflexiones que ponían en duda el movimiento turístico a nivel mundial. Pero no lo veo así, creo que hay una demanda latente de gente que quiere salir. Y tengo la esperanza de que cuando todo se tranquilice, tengamos una especial ilusión por vivir, por recuperar el tiempo perdido. Y en cuanto a vivir, en sociedades avanzadas, ganan mucho peso las experiencias.

¿Espera movimiento en el mercado hotelero a medio plazo?

La cuestión es qué es medio o corto plazo porque los tiempos ahora se reducen mucho. Sí creo que va a haber operaciones y creo que es bueno y sano que haya un proceso de concentración. Hay demasiadas empresas compitiendo con no suficiente fuerza para la concentración de la distribución.

¿La tendencia es deshacerse de activos?

En mercados maduros, normalmente, con una situación de tipos de interés tan bajos tendiendo a cero, se tiende a tener unas rentabilidades sobre la inversión bajas. Y si hay otras partes del mundo en las que nos sentimos cómodos y nuestra percepción del riesgo es controlada, lo normal es que desinvirtamos en mercados maduros e invirtamos más en mercados en vías de desarrollo con rentabilidades más altas.

¿Qué hay del rescate que se ha pedido a la SEPI?

Nosotros se lo hemos pedido a la SEPI para el área de viajes, Ávoris -para la parte hotelera no lo vemos de momento necesario- que nos diga en qué condiciones podría funcionar el plan, y en función de las exigencias se tomará una decisión. Abrimos las agencias de viaje en verano a ver si podíamos funcionar y realmente se ha vendido una miseria. Lo mismo que la crisis de 2008 fue una crisis financiera, esta es la del Turismo, a pocos sectores como a éste les cae la actividad un 80%.

Uno de los grandes perjudicados es el segmento MICE

El turismo MICE está de momento muy desaparecido. Hemos tenido algún evento, con protocolos muy establecidos. Lo que hay que conseguir trasladar a la población es que los hoteles son lugares seguros. Tenemos que intentar que los hoteles sean lugares refugio.

¿Es optimista respecto a la recuperación?

Mi vaticinio es que llegará entre 2023 y 2024, y cada vez me inclino más por lo segundo. Soy optimista, pero nos queda mucha tarea y vamos a sufrir muchísimo.

¿Y en cuanto al ‘Brexit’?

El impacto del Brexit depende mucho de cómo se produzca. En mi opinión va a ser temporal, no sé si dos o cuatro años. En su día, España no estaba en la UE y venía mucha gente de turismo. Por lo tanto, es suponible que los británicos sigan viniendo a España, donde se sienten muy cómodos.Aunque pueda haber un desajuste, no cabe un escenario peor que el que vivimos ahora.