Adiós al Imserso y a la esperanza del sector turístico

La decisión de posponer los programas de viajes del Imserso ha dejado en casa a miles de jubilados y agrava, aún más, la delicada situación de hoteles y destinos

Hace un año a estas alturas muchos jubilados estaban preparando las maletas para disfrutar de unos días de vacaciones, en algún lugar de la costa o del interior y a precio bastante más reducido que en temporada alta. Así venía siendo desde 1985, cuando el Instituto Nacional de Servicios Sociales -organismo entonces dependiente del ministerio de Trabajo y Seguridad Social- lanzó una iniciativa a modo de prueba con un programa de vacaciones para mayores parcialmente financiado. Nacían así los populares viajes del Imserso. En aquella primera temporada participaron 19 hoteles y solo dos destinos -Benidorm y Palma de Mallorca- para disfrute de 16.000 personas; en la última, 300 hoteles y casi un millón de viajeros. Porque el programa del Imserso era una relación casi de win-win con los establecimientos hoteleros: se hacía frente a la desestacionalización y permitía, no tener que cerrar en los meses de menor demanda. Para los mayores, la oportunidad de darse un homenaje sin hacer temblar demasiado la hucha familiar. También de, en cierto modo, soltarse un poco la melena bailando cumbia por las noches en el hotel y Los pajaritos de María Jesús, por supuesto.

Hasta luego, viajes del Imserso

Sim embargo, como tantos otros aspectos, la aparición del coronavirus ha dado al traste con la ilusión de los mayores. La temporada 2019/2020 entró en estado de hibernación al poco de decretarse el Estado de Alarma. Aunque se daba prácticamente por hecho, la cancelación de la temporada 2020/2021 se ha debido, según el secretario de Estado de Derechos Sociales Ignacio Álvarez porque “sería una insensatez poner a viajar a miles de personas mayores en este momento para salvar al sector turístico”. Lo que viene a ser un jarro de agua fría para todos los que, de alguna manera, se benefician del programa de turismo social.

Se calcula que agencias de viaje y hoteles perderán 350 millones de euros directos por la cancelación del Imserso. Teniendo en cuenta, además, que vienen de la peor temporada de verano que se recuerda y todo el negocio paralelo que se genera en comercios y en el sector hostelero se va al traste. La cancelación del programa supondrá poner en riesgo 90.000 empleos, según señala Martí Sarrate, presidente de la Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializadas (Acave). Por destinos, los más perjudicados van a ser las costas españolas y los archipiélagos, que ven cómo esta cancelación llega en un momento muy delicado en el que se han quedado también sin las riadas de turistas extranjeros. Antes del anuncio oficial HOSBEC, la patronal hotelera de Benidorm y Costa Blanca, ya anunciaba que, de los 140 hoteles de Benidorm, solo diez o 15 abrirían esta temporada. Sin los mayores, esta cifra puede ser aún más baja.

Cuando la cancelación del Imserso empezaba a barruntarse desde Fetave (Federación Empresarial de Asociaciones Territoriales de Agencias de Viajes Españolas) se abogaba por un Imserso sanitario, un programa de viajes en temporada baja dirigida a los profesionales que estuvieron en primera línea durante la primera ola de la pandemia. Otras soluciones que se han planteado pasan por abrir el rango de edad para fomentar la demanda. O alternativas como “Castellón Sénior” de vacaciones para mayores y los bonos turísticos, como los que han lanzado regiones como la Comunidad Valenciana y Andalucía.

Balnearios

Según la Asociación Nacional de Balnearios (Anbal) en la temporada de verano no ha habido ningún incidente en los balnearios que han abierto y el 35% de los clientes han sido mayores de 65 años, la edad de los usuarios del Imserso. Precisamente los balnearios son parte del programa Termalismo Social del Instituto para Mayores y Servicios Sociales (Imserso) que se canceló días después del programa vacacional, ya que a los balnearios se les considera oficialmente, según Anbal, como centros sanitarios. De hecho, el programa de Termalismo Social incluye una consulta médica a la llegada para valorar el estado general de salud y, en función del mismo, prescribir los tratamientos termales oportunos que van incluidos en el precio. Otra de las diferencias, a parte de la comercialización, es que los usuarios de este programa no tienen incluido el transporte, por lo que generalmente se desplazan en su propio vehículo hasta el balneario. Para la pasada convocatoria se ofrecieron en este plan más de 200.000 plazas en 106 balnearios de la península.

A falta de programas del Imserso, también los balnearios están lanzando iniciativas para atraer a los mayores. Por ejemplo, el de Archena (Murcia) ha reeditado su programa Salud 65. Este programa ofrece nueve noches de alojamiento en hotel de cuatro estrellas, consulta médica, tratamientos en el balneario, acceso al spa y a las piscinas termales e incluso la realización de un test Covid a los clientes. Para disfrutar de los tratamientos con confianza.

Porque hay pocas cosas que relajen más que dejarse llevar por las propiedades de las aguas de los balnearios. Ojo, no confundir con las del spa. Que también relajan, por el efecto de las burbujas, la presión y la temperatura, pero no están indicadas en tratamientos médicos. El agua de los balnearios tiene propiedades mineromedicinales y curativas, lo que antiguamente se llamaba “tomar las aguas” para el reuma, por ejemplo. Es decir, para que haya un balneario tiene que haber antes un manantial con esas propiedades curativas. Y aunque ahora esté más o menos de moda ir a un balneario -no solo los mayores-, los romanos y los árabes ya descubrieron sus maravillas hace unos cuantos siglos.