Los avatares del sector turístico durante la pandemia

El 31 de enero de 2020 cuando se hacía realidad el Brexit y Reino Unido dejaba formalmente la Unión Europea, Canarias concentraba su foco de atención en una noticia que desde un primer momento le alertó sobremanera; la Isla de la Gomera registró el primer paciente que dio positivo de Coronavirus en España – se trataba de un turista alemán -. Unos días después, el 17 de febrero, como consecuencia de haber dado positivo dos turistas italianos que se hospedaban en un Hotel ubicado en la Costa de Adeje del Sur de la Isla de Tenerife, las autoridades canarias decretaron la cuarentena de casi 1.000 personas, entre turistas y empleados, dejando confinados a los clientes en sus respectivas habitaciones y a los empleados alojándolos en el Hotel. Comenzó la pandemia en el sector y Canarias fue la primera región en advertirla.

Un mes más tarde se declaró el Estado de Alarma y pocos días después a través de la Orden SND/257/2020, de 19 de marzo, el cierre de todos los establecimientos de alojamiento turístico: hoteles, campings, apartahoteles, llevando a cabo los hoteleros junto con la tour operación, consulados y embajadas, la repatriación de cientos de miles de turistas a sus países de origen, labores que fueron realizadas por los empresarios, empleados e incluso los propios turistas que iniciaban su regreso, con gran tristeza y resignación.

En ese marco y contexto sanitario-económico mundial, llegaron los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por causa de Fuerza Mayor y Línea ICO Avales Covid-19, dirigida a todos aquéllos afectados por los efectos del Covid-19, no limitado al sector turístico, dirigida a autónomos, pymes y resto de empresas nacionales, siendo la finalidad de la operación de financiación la concesión de liquidez para hacer frente, entre otros, a los pagos de salarios, facturas de suministros y proveedores, necesidades de capital circulante para atender en definitiva los gastos corrientes de la empresa, incluidos los vencimientos de obligaciones financieras o tributarias. A pesar de la habilitación de una línea de más de 100.000 millones de euros en avales del estado, se ha destinado a las empresas del sector turístico financiación que supera los 16.000 millones de euros, sin embargo, la gran mayoría de las entidades financieras ha utilizado este instrumento en su propio beneficio, de tal suerte que se han aplicado más que a la finalidad originariamente prevista por el ICO de dotar de liquidez a las empresas, a reforzar y garantizar a las entidades de crédito con estos avales del estado operaciones anteriores ya concedidas a sus clientes, realizando novaciones en cuanto a plazo y dotando de una pequeña mayor liquidez del todo insuficiente o acordando moratorias por un tiempo de seis o doce meses de las cuotas del principal de los préstamos que se encontraban en vigor. En definitiva, las entidades financieras han consolidado a través del instrumento financiero de la Línea ICO Covid-19 una garantía adicional ofrecida por el Estado sobre productos financieros ya concedidos a sus clientes. Esta conducta no solo es merecedora de todo reproche, en cuanto a la actuación generalizada del sector financiero, sino que además debe de advertir al Estado del mal uso que se está haciendo de estos fondos mediante la realización de malas prácticas bancarias con los sectores más afectados por el Covid, comportando una gestión irresponsable, poco diligente e incluso irrespetuosa con los clientes así como de servir de alarma ante la desnaturalización de la verdadera eficacia de la medida cuya finalidad iba dirigida precisamente a proporcionar mayor liquidez a las empresas afectadas.

Posteriormente el Gobierno español aprobó el 20 de junio de 2020 el llamado Plan de Impulso para el Sector Turístico, estableciéndose en este nuevo Plan un subtramo preferente por importe de 2.500 millones de euros específicamente destinado al sector turístico de la línea de avales del ICO con el fin de garantizar su financiación y liquidez, subtramo de nueva inyección de liquidez que ha seguido el mismo camino que el anterior. Con esta nueva realidad han enfrentado los Hoteleros los meses de agosto, septiembre y octubre, con ocupaciones medias del 35% el primer mes y 10% los meses restantes, generado en el Sector una auténtica incertidumbre.

Si tenemos en cuenta que el sector turístico es el que más riqueza aporta a la economía española, contribuyendo con un 14,6% del PIB español, con un total de 176.000 millones anuales que suponen casi 3 millones de empleos vinculados al sector lo que representa una tasa del 14,7% del total del empleo en España, y que las previsiones realizadas por la patronal sectorial estima el cierre del ejercicio 2020 con unas pérdidas que cuantifica en 98.743 millones de euros, es fácilmente comprensible la sensibilidad y atención que requiere el Sector.

De otro lado, una de las consecuencias que nos está revelando esta Pandemia es que a los primeros síntomas de mejoría del virus, esta repercute de manera inmediata en la Tour Operación y por tanto en la entrada en el canal de reservas, sobre todo, a los hoteles vacacionales. Distinto escenario nos podemos encontrar en el Hotel urbano, donde un segmento importante de su nicho de clientela lo constituye el mercado de los negocios. Desde luego este no va a desaparecer de la noche a la mañana, sobre todo en lo relativo a las convenciones, congresos, seminarios, ferias, muestras, etc., que de manera progresiva se irán normalizando, pero sí por el contrario va a suponer un cambio de tendencia al estimarse un descenso significativo de los viajes cuyo desplazamiento tenía como finalidad la asistencia a reuniones de trabajo en otros lugares del mundo, para todo este mercado, la Pandemia ha venido a implantar durante todo este tiempo de confinamiento la digitalización.

Esperemos que esta incertidumbre en la que nos encontramos del sector turístico y, especialmente referido al sector hotelero, no se convierta en una desesperación y que las nuevas medidas de apertura de corredores que adoptaron Alemania e Inglaterra que venían a impulsar el mercado ante la llegada de la temporada de invierno, temporada Alta por excelencia en las Islas Canarias, no se vean afectadas ante esta nueva segunda ola y nuevas medidas de confinamiento que están adoptando en el norte de Europa y que el anuncio realizado por la industria farmacéutica de la proximidad de la vacuna proporciones al merado cierta certidumbre en el futuro.