‘Business travel’, pieza clave para
la recuperación económica

Los viajes de negocio son una palanca de crecimiento económico y de desarrollo del negocio. Las exportaciones son un claro ejemplo de ello, y el incremento del peso de las exportaciones en el PIB (35%) va muy ligado al aumento de la actividad viajera de la empresa española de estos últimos años.

Y es que de media en España, cada euro invertido en viajes de negocio genera 10 euros en términos de exportación, un ROI de 1:10. Estos datos resultan de un estudio elaborado por GEBTA para el mercado español, que contabiliza en volumen de viajes y la evolución de las exportaciones en una serie de más de tres años y que se ha visto corroborado por el informe de Oxford Economics, que cifraba el ROI de los viajes internacionales una franja situada entre los 8 y los 10 euros por cada euro invertido en viajes de negocio.

La consecuencia de un recorte en los viajes de negocio sobre la economía y las empresas también está estudiada. De acuerdo con el informe de Oxford Economics, la eliminación de la inversión en viajes tiene como efecto una caída de las ganancias del 17% de media el primer año. Además, la empresa tarda más de tres años en recuperar los niveles previos. El papel de los viajes de negocio ha sido fundamental en la recuperación tras la pasada crisis económica. La pregunta que se nos antoja ahora es si los viajes corporativos van a ejercer de nuevo de palanca para la recuperación económica, tras el desolador escenario que está dejando el Covid–19, en particular a la vista de los cambios y tendencias que la pandemia ha acelerado.

Como ya sucedió en la pasada crisis, las reuniones virtuales se han hecho un hueco en la dinámica de las empresas, si bien su irrupción en el actual contexto ha sido inmensamente mayor, debido a la necesidad de comunicación alternativa, que el estado de confinamiento o las limitaciones a la movilidad han generado. Pese a su mayor dimensión, el fenómeno no tiene nada de nuevo y era, de hecho, un factor conocido y descontado, como recogía un estudio elaborado en 2018 por GEBTA y Braintrust.

La respuesta a la pregunta anterior, acerca del papel de los viajes de empresa en la recuperación económica sigue siendo hoy, como lo era en 2008, afirmativa, sin perjuicio de que su volumen vaya a verse reducido, puesto que es evidente que el contexto ha cambiado. Pese a este escenario, es sumamente importante que las empresas realicen una lectura correcta de la situación. Si nos limitamos a interpretar el futuro a partir de las percepciones que tenemos hoy es fácil que equivoquemos el tiro.

Las reuniones virtuales tienen muchas virtudes y sirven para mucho más que para reducir costes. Pueden resultar más eficientes en determinados supuestos, y contribuyen a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero que todo viaje conlleva. Pese a ello, no siempre es posible sustituir un viaje o una reunión presencial por una videoconferencia.

Este dato tiene una explicación simple. Los negocios están basados en la confianza, y la confianza es un valor que las reuniones presenciales transmiten mejor que las reuniones virtuales, debido a que en la comunicación sólo el 20% de la información es oral. El 80% restante corresponde a la comunicación no verbal -el tono, la mirada, la actitud corporal, etc.-, que resulta clave para la transmisión de inputs y atributos, que a su vez sirven para determinar mejor la intencionalidad de los interlocutores.

Por otro lado, la capacidad de mantener la atención en los formatos de reuniones virtuales tampoco es la misma y la probabilidad de dejarse llevar por el multitasking y perder el hilo es elevada, como hemos podido comprobar durante estos meses, después de innumerables sesiones maratonianas conectados a un sinfín de videoconferencias.

Tener claros estos datos es fundamental para que las empresas puedan seguir creciendo, en particular a partir del momento en el que se abran la totalidad de los mercados. La operativa que hemos venido desarrollando hoy se sostiene básicamente porque viajar no era posible o estaba sujeto a determinados impedimentos y limitaciones. Por ello, en el nuevo escenario resulta clave encontrar el equilibrio entre virtual y presencial y aprovechar las virtudes de ambas opciones.

Las reuniones presenciales siguen siendo muy importantes para la captación de nuevo negocio. Los comerciales y directivos los saben bien. Si se deja de viajar resulta más difícil generar nuevos clientes, en particular en un escenario económico con un elevado número de competidores, en el que además muchos productos o servicios se perciben como una commodity. Ante un gran número de opciones y alternativas, y en igualdad de condiciones, el cliente tenderá a optar por aquella que le ofrece mayores garantías -mayor confianza-, opción que habitualmente viene asociada al conocimiento personal del interlocutor.

Pero las reuniones presenciales son igualmente relevantes para el mantenimiento de cuentas y clientes, para el desarrollo de los equipos, o para la transferencia de conocimiento y el networking, como es el caso de los congresos y conferencias. El escenario ha cambiado, pero determinadas reglas del negocio siguen siendo las mismas.

Durante la pasada crisis, las empresas españolas hicieron un importante esfuerzo en optimizar la cuenta de los viajes de empresa. Una gestión más eficiente de las partidas asignadas a los desplazamientos no sólo supuso un mayor ahorro, sino que permitió que los recursos liberados pudieran ser invertidos en nuevos mercados, facilitando con ello el gran salto a la internacionalización.

El nuevo escenario económico no va a ser fácil. Mantener la actual cuota de aportación al PIB de las exportaciones es todo un reto, pero es fundamental para la economía, y los viajes de negocio forman parte necesaria de la ecuación. Para ajustar las políticas de viajes al nuevo contexto, racionalizar la inversión o garantizar la seguridad de los viajeros, las empresas siguen contando con las agencias y profesionales en viajes corporativos. Rodearse de los partners adecuados va a ser ahora más importante que nunca.