Arranque tibio de la actividad turística penalizado aún por el retraso de la reapertura

La reactivación del turismo en España, tras el fin del estado de alarma el pasado 21 de junio y la progresiva reapertura de las fronteras interprovinciales desde comienzo del mes, ha sido, según coinciden en el sector, tibio. Una percepción que aún ha de ser corroborada con los datos, pero cuya explicación se haya en la falta de certidumbre. El Gobierno español dilató sus decisiones con respecto a otros países competidores. La mayoría de ellos reabrió antes sus puertas a los turistas internacionales y, además, lo anunciaron con mucha mayor anticipación. España apenas lo hizo con una semana. Un hecho relevante puesto que los británicos, alemanes, holandeses o franceses planifican sus vacaciones con al menos tres semanas de antelación.

Por tanto, España está pagando aún ese retraso en las decisiones y ya se advierte la pérdida de cuota respecto a países como Italia, Grecia o Portugal. La llegada de aviones desde el extranjero crece día a día, pero aún en niveles alejadísimos de las frecuencias habituales. La planta hotelera se halla, de igual modo, abierta en porcentajes que varían según los destinos, pero que en términos generales se sitúa en el entorno del 30%. Al fin y al cabo, las previsiones apuntan a que el número de extranjeros que viajarán a nuestro país en el conjunto de 2020 se situará en cerca de 33 millones, casi 52 millones menos que los 83,7 millones que nos visitaron en 2019. Se trata, por tanto, de una caída esperada de cerca de dos terceras partes, con un impacto mayúsculo en los resultados económicos de la industria turística. La pérdida de ingresos se estima que superará los 80.000 millones este año, con un caída de más del 56%.

A la demora en las decisiones, se suma la amenaza de una nueva ola de contagios por el Covid-19, con el surgimiento de numerosos rebrotes en algunas zonas de España. El temor y la falta de confianza es el peor enemigo para el turismo en este momento y algunos países, como Bélgica, ya han tomado medidas de restricción.

El turismo nacional se erige en la esperanza para la industria en España para amortiguar el golpe, si bien las previsiones también apuntan a caídas con respecto a los últimos años. Además, las estimaciones proyectan que los españoles que viajen gastarán menos, con una predominancia de las vacaciones en segundas residencias.

Todos los escenarios llevan al derrumbe de la actividad en 2020 y en el sector advierten de la amenaza de que miles de empresas se vean abocadas a la quiebra a la vuelta del verano. El presidente Pedro Sánchez presentó un Plan de impulso al Turismo el pasado 18 de junio dotado con 4.267,7 millones de euros. Un importe muy alejado de las demandas de las empresas, que se acercan a los 40.000 millones y que se dispongan además a través de transferencias directas.