Los fondos de inversión, al acecho de nuevas compras

La crisis ha desplegado un nuevo tablero de juego en
el que los fondos de inversión internacionales ya se están moviendo a la espera de que los hoteles muevan ficha

El escenario actual, inédito por la parada total de la actividad, ha dejado a los hoteles en una situación muy delicada. Una realidad que tendrán que afrontar, una vez pase la emergencia sanitaria, sin más ayudas que las establecidas mientras dura el estado de alarma. La principal dificultad a la que tendrán que hacer frente es a la falta de liquidez, en un panorama de incertidumbre que no se sabe cuánto durará ni si habrá nuevas medidas de la Administración para paliar el impacto.

El sector hotelero ha quedado tocado ¿y hundido? Aquí es donde entran en juego los fondos de inversión, que podrían inyectar la liquidez que algunos hoteles y grupos -sobre todo pequeños y medianos- necesitan para salir adelante. De hecho, según expertos consultados, desde el minuto uno del inicio de esta crisis, fondos de inversión internacionales ya habrían mostrado interés en entrar en el capital de hoteles o grupos de hoteles. En el tablero de juego que se ha desplegado con la pandemia del Covid-19, los fondos de inversión no están en el puesto de salida, sino que ya habrían avanzado unas cuantas casillas y están esperando al siguiente movimiento: es el turno de que los hoteles muevan ficha.

De hecho, a pesar de un panorama más bien de color oscuro para el turismo en general y para los hoteles en particular, los fondos de inversión siguen apostando por el sector turístico, como vienen haciendo desde hace años. Para tener una idea más aproximada de la fotografía de la partida que se va a llevar a cabo en los próximos meses, hay que tener en cuenta el papel que los fondos de inversión han jugado en los últimos años. Con 17.000 habitaciones Blackstone es el mayor propietario hotelero de España. La OPA de este último sobre Hispania en 2018 dio como resultado un año espectacular en lo que a inversión hotelera se refiere. 2019 se cerró con cifras más comedidas: 2.518 millones de euros. Las previsiones pre Covid-19 apuntaban a que este año habría números similares, pero el virus -y la incertidumbre- ha entrado en escena por lo que es difícil prever en estos momentos cuál será el resultado a finales de año.

Los hoteles moverán ficha

El interés de los fondos por el sector turístico siempre ha estado ahí y este año ya había empezado a haber movimiento, con procesos de desinversión en marcha que ahora están en stand by a la espera de que la situación se normalice para terminarse de materializar. Los problemas para los hoteles, que ahora están en estado de hibernación, vendrán cuando acabe el estado de alarma, pues las medidas económicas del Gobierno están previstas mientras éste dure.

La maquinaria de los hoteles, al ralentí, va a necesitar de una tesorería potente, según Bruno Hallé de Cushman & Wakefield, quien añade que “ciertos hoteles van a estar más abiertos a la venta porque, a pesar de la línea de créditos ICO, van a tener necesidad de cash”. Miguel Vázquez, de Colliers International, coincide en que “habrá hoteles que necesiten liquidez y podrán tener una oportunidad de financiación con los fondos que compren deuda high yield. Otros en cambio, preferirán, en lugar de esa financiación a corto plazo, desprenderse de activos”.

A medio plazo

¿Se esperan movimientos a corto plazo? En estos momentos los hoteles están centrados en buscar la viabilidad, en resolver los costes laborales que ha dejado la crisis del coronavirus y en renegociar los arrendamientos. En el escenario más optimista, será en el tercer trimestre del año -en función de cuánto dure la emergencia sanitaria- cuando empiece a haber alguna actividad, y sobre todo a partir de 2021. Vázquez lo describe como un escenario para los fondos de wait and see, a la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos.

Es inevitable recordar otros momentos dramáticos para el sector turístico como la crisis del SARS de 2003 o la más reciente -e impactante- crisis de 2008. Según Inmaculada Ranera, de Christie & Co, en este panorama tan desolador, hay que ser optimista: “la crisis de 2008 fue de deuda y financiación, sorprendió a los hoteles sin músculo, con bastante endeudamiento y en general, en peores condiciones respecto a la que hoy nos enfrentamos”. Por eso confía en que el impacto sea distinto, así como la recuperación “Venimos de unos años de mucho crecimiento, después de aquella crisis los hoteles hicieron los deberes y ahora ésta les ha llegado con una economía mucho más saneada”. Señala además que, puesto que ahora sí que hay liquidez en el mercado -al contrario que en 2008- la cuestión es “modular la prisa por vender por parte de los hoteles, porque el interés está en el mercado. La compresión de los yields de estos años se va a relajar”.

Mejores condiciones que en 2008

Hay quien pueda tener la tentación de asociar la idea de fondo de inversión con la de fondo buitre que aprovecha las circunstancias. Sin embargo, los expertos señalan que no se puede comparar con la situación de 2008. “No todos son especuladores que compran para vender; la diferencia es que entonces (2008) muchos activos estaban en mal estado, y lo que hicieron algunos fondos fue comprar, reposicionar y vender. Hay muchos perfiles de fondos, también los que tienen una visión largoplacista, como las SOCIMIS”, señala Bruno Hallé. Con una planta hotelera renovada y en mejores condiciones, el escenario es diferente. Aunque obviamente la crisis pasará factura y las condiciones de venta no van a ser las mismas, habrá ajustes y dependerá de la importancia o valor significativo del activo. “La diferencia entre la forma de comprar de 2008 y 2020 serán los descuentos de los activos”, según Miguel Vázquez.

Verano en blanco

Teniendo en cuenta que la Semana Santa -que representa el 15% de facturación de todo el año- se ha perdido, el siguiente periodo en el punto de mira es la campaña de verano. Una vez más, se cuela la incertidumbre para hacer cualquier tipo de previsión, pero los expertos coinciden en que se da por perdido también, debido a la falta de movilidad, al distinto ritmo de la evolución de la pandemia en cada país y la recuperación de los mercados emisores. Algunos hoteles, los que más dependen de la touroperación, ya se están planteando no abrir en verano, por los costes que implica y el porcentaje de ocupación que se puede esperar. Al fin y al cabo, medidas como los ERTE por causa de fuerza mayor -que termina cuando se acaba el estado de alarma- se han solicitado para tres o cuatro meses por lo que en la temporada estival los hoteles tendrán que plantearse abrir con todos los costes que implica, pero con menos ingresos.

Otra opción que se está manejando, sobre todo para los hoteles cuya temporada alta empieza en noviembre, como los canarios, es aprovechar este momento de hibernación para acometer obras y reformas en sus instalaciones. Una vez más, la incertidumbre, la falta de visibilidad, no permite hacer previsiones a largo plazo. En cualquier caso, dependerá del estado de liquidez de las tesorerías, así como del desarrollo de acontecimientos y medidas a tomar por el Gobierno, porque en estos momentos la actividad en las obras también está paralizada.

Lo que sí se coincide en afirmar es que los países van a hacer políticas de promoción interna y que la demanda nacional es la que primero se va a recuperar. Los destinos más cercanos que no requieran un desplazamiento en avión, serán posiblemente los que aprovechen el viento de cola de esta crisis. Teniendo en cuenta, además, que no va a ser de manera inmediata, sino de forma paulatina, por la situación de la economía en general y por cambios en el comportamiento como el miedo a los espacios cerrados o a coincidir con un amplio número de personas en un mismo lugar.

¿Qué se puede esperar a partir de ahora?

La recuperación del sector vendrá dada por el despeje de la incógnita de la incertidumbre. El riesgo, además, es la pérdida de rentabilidad, según Miguel Vázquez. Debido a la bajada de precios, que pronostica, el RevPar -ingreso por habitación disponible- a la baja hará que algunos hoteles pierdan liquidez. Por su parte, Fernando Gallardo, experto en Comunicación Turística, señala que un modelo low cost con infraestructiuras de calidad como el de España podría ser una de las fortalezas respecto a países competidores y que ya funcionó bien, respecto a los mercados emisores, en la crisis de 2008. Gallardo también subraya que ante la imposibilidad de prever con antelación esta crisis, lo que va a ayudar a salir adelante es el carácter de improvisación que siempre se nos ha atribuido a los españoles. Y sobre todo en el sector turístico, la adaptabilidad a las circunstancias es muy positivo.