La recuperación económica de España pasará, sí o sí, por la de su sector turístico

El turismo se ha dado de bruces con la que sin duda es la mayor crisis recordada. Es el cierre prácticamente total. El impacto será inasumible para miles de empresas, que no podrán hacer frente a una pérdida completa de sus ingresos durante varios meses. Porque frente a una recuperación en forma de ‘V’ que preveía el Gobierno inicialmente, el tejido empresarial ya vislumbra que será en el mejor de los casos en ‘U’, y en el turismo ni siquiera. El miedo y la desconfianza a viajar perdurará aún bastante tiempo y la recuperación será mucho más progresiva. Ahora bien, de cómo se produzca y cuántos puedan participar de ella dependerán las medidas que el Gobierno adopte.

El sector turístico es probablemente el más afectado y esto, para España, donde tiene un peso superior al 12% del Producto Interior Bruto (PIB) y viven de él más de dos millones de personas, representa un golpe letal. Turismo y ladrillo han sido los bastiones tradicionales de la economía nacional y apenas ha cambiado tras la crisis financiera de 2008.

De aquella crisis el turismo fue capaz de recuperarse con mayor celeridad que la mayoría, hasta el punto de que se erigió en locomotora de una economía, la española, que cuenta con pocos argumentos, por no decir ninguno, tan fiables como el que ofrece la industria turística. Sin embargo, las medidas que hasta la fecha ha implementado el Gobierno apenas han reparado en esta realidad. Una prelación para los primeros 400 millones de euros de la línea y de avales..., y el vacío.

Las empresas turísticas saben valorar la flexibilidad facilitada con los Expedientes de Regulación de Empleo Temporal (Ertes), pero advierten de que deberá prolongarse varios meses más porque auguran una muy lenta recuperación, que no llegará completamente hasta 2021. Los empresarios cuestionan, por el contrario, las trabas para los despidos económicos. Defienden su ADN como creadores de empleo y advierten de que esta crisis va mucho más allá de reducir sus plantillas para ajustarse a la demanda, en esta crisis lo que está amenazada es su supervivencia. Y esto, al final, es lo que dilucidará si el paro obligado por esta coyuntura es, precisamente eso, coyuntural, o si se convierte en permanente como consecuencia de la destrucción de las empresas.

El turismo demanda más medidas, generales y específicas. No solo más avales, sino mayor flexibilidad fiscal y laboral y otras acciones más concretas que permitan superar esta crisis con las mayores garantías para volver, cuanto antes, a liderar la economía española. Envidian las ayudas que países como Alemania, Estados Unidos, Francia o Reino Unidos están implementando para la industria turística y demandan al Gobierno de España que actúe en consecuencia. En juego está el futuro del sector turístico y, por tanto, de la economía española.