EEUU y Alemania, envidia del sector turístico español

Frente a las millonarias ayudas de otros países para
el turismo, la industria española considera una “falta
de respeto enorme” la ausencia de medidas específicas

La industria turística ya proyecta no menos de dos meses de producción cero en España por la crisis sanitaria del coronavirus y la declaración del estado de alarma, es decir, los meses de abril y mayo quedarán en blanco. “En el escenario más optimista pensamos que a partir de mediados de junio empezará a haber algo de movimiento”, explica el vicepresidente ejecutivo de la Alianza para la excelencia turística, José Luis Zoreda, porque lo que “ya tenemos claro -abunda-, es que no va a haber un rebote rápido”.

En el escenario más optimista, las pérdidas para el sector serán de 54.733 millones de euros. Es más de la tercera parte de la producción total prevista para este año, de 158.000 millones. Y las empresas ya temen que esa cifra quede en las próximas sobrepasada por la realidad, de manera que ya hay quien apunta, como la Mesa del Turismo, que el deterioro podría superar los 90.000 millones. Porque las proyecciones dan por perdido el verano y señalan el mes de octubre como el primero en el que podría comenzar a registrarse números como los que había antes de esta crisis. Claro que ya será con los dos grandes picos de actividad del turismo en mínimos, la Semana Santa y el verano.

¿Qué necesita el sector turístico para sobrevivir en un escenario de ingresos mínimos, con sus hoteles, restaurantes y bares cerrados, las fronteras selladas, los aviones aparcados en los aeropuertos, el miedo y la desconfianza implacables en la ciudadanía y España en el foco del huracán internacional por sus cifras de contagios y defunciones por el coronavirus? Las empresas lo tienen claro: medidas por parte del Gobierno. No solo desde un punto de vista económico, sino también en una línea que les confiera de flexibilidad suficiente para evitar tener que convertir esos cierres temporales en permanentes y, en consecuencia, convertir las filas de trabajadores hoy en Expediente de Regulación Temporal de Empleo (Erte) directamente en las del paro consolidado.

Y para justificar sus demandas, refieren la trascendencia del turismo para la economía española, con una mirada al pasado, al tiempo que piden a este gobierno que tome nota de lo que acontece en otros países donde han concedido al turismo el lugar que, a su juicio, también corresponde en España.

Envidia la industria turística española las medidas que se están implementando en países como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido o Francia donde se ha salvado a operadores y líneas aéreas estratégicas, se han dispuesto líneas de financiación contundentes y específicas para el turismo o se ha suspendido el pago de impuestos.

Zoreda subraya, en este sentido, cómo el Gobierno de Angela Merkel ha aprobado un préstamo de 1.800 millones de euros para salvar TUI, el mayor operador de viajes alemán, con fondos del banco público KfW. O la Administración de Donald Trump, que ha realizado una comparecencia pública con todos los representantes del sector turístico estadounidense y ha comprometido líneas de financiación por 150.000 millones de dólares para las hoteleras, 70.000 millones de dólares para aerolíneas y más de 30.000 millones de dólares para el sector turístico. Son ejemplos que, en opinión del vicepresidente de Exceltur, “pone de relevancia la apuesta estratégica de estos países por el turismo”.

¿Y en España? El sector turístico valora la medida orientada a facilitar los Ertes, si bien considera imprescindible que se puedan extender las condiciones más allá del estado de alarma.

Opinión distinta tiene sobre las medidas en el ámbito financiero. La liberación de avales por parte del Estado incluyó en la primera partida 400 millones de euros para el sector turístico. “Con esto no tenemos ni para una empresa”, advierte Zoreda. La prelación de esa primera línea para el turismo es, a juicio del sector, “exigua, inapropiada y carente del más mínimo realismo en cuanto a poder atender las necesidades de las empresas, así que, prelación, ninguna”. Considera, de hecho, que ha sido “una broma de mal gusto” la supuesta atención de que los primeros 400 millones de las líneas de avales hayan sido para el turismo. “Facturamos 158.000 millones y pueden estar perdidos tres meses enteros, es una gran desatención y una falta de respeto enorme all sector”, que pesa más del 12% en el PIB español.

La de los avales es la única medida en la que se menciona explícitamente al turismo. Zoreda precisa que “no pedimos la prelación por ningún favoritismo especial ni ningún agravio comparativo con otros sectores, sino porque la situación de los sectores es distinta”. Así, explica que, por ejemplo, en el industrial, “un fabricante de ventiladores al que no le han llegado las piezas de China, podrá dar salida a la producción tan pronto como le lleguen o si busca alternativas en otros países, es decir, tendrá una pérdida relativa por el diferimiento, pero la producción es almacenable”. Igual sucede con “el Zara de turno que hoy tiene cerrados todos sus comercios y tiene un stock de mercancías que siempre podrá vender en unas rebajas descomunales”. En el turismo no. “Los vuelos de las líneas aéreas ya no se recuperarán, ni los menús de los restaurantes, ni las camas que ayer no se ocuparon, todo eso son pérdidas directas para siempre”. “Una cosa es financiar pérdidas y otra diferir la producción con unos costes adicionales”, señala.

“Somos el sector que más hemos caído, pero también el que más alegrías damos cuando nos recuperamos”. Por eso, “una de las obligaciones del Gobierno es proteger a un sector que es el que más posibilidades tiene de ayudar en la recuperación”. Máxime cuando la crisis sanitaria impacta “en la temporada punta”, con consecuencias no solo para hoteleras o líneas aéreas, sino que se genera un efecto arrastre sobre otras actividades. “También han parado flotas pesqueras en el Mediterráneo, agricultores o ganaderos porque no tienen compradores para toda la producción que antes adquirían los restaurantes y los hoteles”. “Los efectos del paro turístico son muy superiores”, avisa. Además, recuerda que el turismo es uno de los mayores exportadores de la economía española con más de 70.000 millones de euros y representa “una de las mejores coberturas y garantes de solvencia de cara a las obligaciones que España tiene en el exterior frente a sus acreedores”.

Todo ello, remarca, “justifica una prelación para que el sector turístico sea el primero que salga del hoyo”. Y dentro del turismo, reclama Zoreda, que “las medidas de apoyo a la economía, entendiendo el acento especial para ayudar a los más desfavorecidos, que no se centren única y exclusivamente en las pymes”, porque, asegura, “quienes van a generar más empleo, a relanzar el pago a proveedores son las grandes empresas que han sido menos favorecidas en las ayudas aprobadas”.

Las medidas que demanda Exceltur van en la línea de posponer los pagos de cuotas de seguridad social y de todo tipo de impuestos y del primer y segundo trimestre del año. También reclama que se facilite la mayor liquidez empresarial ampliando la cuantía de la línea de avales a nivel del Gobierno central y autonómicos, hasta el 80% de los créditos para las empresas, elevando la cantidad situada en 20.000 millones a como mínimo los 200.000 millones anunciados originalmente, asegurando una línea específica para subsectores turísticos.

La organización empresarial, igualmente, aboga por incorporar en la legislación al consumidor final, que las eventuales devoluciones de los importes de viajes (billetes de transporte, reservas de alojamiento, paquetes turísticos, etc.), se sustituyan por bonos canjeables al recuperarse la normalidad, ayudando así a capear las tensiones de liquidez de todos los operadores turísticos finales y no solo los de los servicios intermediados por agencias de viajes. Asimismo, demanda que se garantice la capacidad de gestión de los Ertes, agilizándolos vía declaración jurada, ampliando los plazos a los escenarios previsibles de caída de la demanda y adaptando las garantías posteriores de empleo de 6 meses, a las condiciones regidas por la estacionalidad de algunos subsectores/destinos.Y, por último, pide un gran plan de reconstrucción paneuropeo, que complemente en clave fiscal y presupuestaria, los recursos del Banco Central Europeo (BCE) y con una trasposición prioritaria en España de apoyo al turismo.