Patinetes eléctricos compartidos: parámetros objetivos, clave para licitaciones seguras

Los patinetes eléctricos pueden ser una alternativa de movilidad eficiente, económica, segura y respetuosa con el medio ambiente para desplazarse en las ciudades. Sin embargo, su rápida proliferación en ocasiones un tanto desordenada ha planteado desafíos regulatorios para las administraciones locales, y es aquí donde las licitaciones desempeñan un papel crucial. En concreto, para un funcionamiento correcto de estos operadores de patinetes compartidos en las ciudades, se necesita de licitaciones que estén fundamentadas en criterios objetivos, promoviendo así la movilidad segura y el orden en las ciudades.

Por su parte, las licitaciones, procesos mediante los cuales las autoridades municipales seleccionan a las empresas operadoras de patinetes compartidos, son fundamentales para garantizar que la implementación de estos servicios sea ordenada y en línea con las políticas de movilidad urbana de cada ciudad. Sin embargo, la subjetividad en la evaluación y selección de operadores en ocasiones provoca una falta de transparencia, debilitando la confianza en el proceso.

Para lograr licitaciones más objetivas, es esencial establecer criterios claros y medibles que permitan evaluar el desempeño y la capacidad de las empresas de patinetes. Estos criterios pueden incluir aspectos como la calidad y disponibilidad de la flota, el mantenimiento adecuado de los vehículos, la implementación de medidas de seguridad y el cumplimiento de las normativas locales. Además, es fundamental considerar indicadores de sostenibilidad, como la reducción de emisiones de carbono, la integración con otros modos de transporte público o la apuesta por el reciclaje y la circularidad. Y, sobre todo, es de vital importancia la educación de los ciudadanos, pues es la que permitirá que este método de desplazamiento se integre en las ciudades de forma segura y responsable.

Una de las herramientas más efectivas para promover la objetividad en las licitaciones es la creación de un marco regulatorio claro y actualizado. Este marco debe establecer estándares mínimos de calidad y seguridad, así como definir los derechos y responsabilidades tanto de los operadores como de los usuarios. Asimismo, se debe fomentar la transparencia en el proceso de licitación, mediante la divulgación de información relevante y la apertura a la participación de diferentes actores interesados, como asociaciones de usuarios, empresas del sector y organizaciones de la sociedad.

A la hora de valorar las propuestas de una licitación, lo más humano y sencillo es basarnos en los números que ofrecen los distintos operadores. De esta forma, escogeríamos siempre las opciones con cifras más altas, pero esto puede ser peligroso a la hora de garantizar un servicio de calidad. Debemos exigir que esos números puedan probarse y que sean alcanzables porque, de lo contrario, se podría estar ofreciendo a los ciudadanos un servicio que no puede cumplir con sus planes por prestar atención exclusivamente a criterios cuantitativos. Y esto no es aplicable sólo al caso de los patinetes, sino que lo es a todos los demás. Aunque los números son fundamentales, es tarea de las administraciones públicas garantizar la calidad, la objetividad y el cumplimiento de las propuestas seleccionadas.

Así, para garantizar licitaciones más objetivas y equitativas en el sector de las empresas de patinetes, es esencial establecer criterios claros y medibles que reflejen los objetivos de movilidad urbana sostenible. Por ello, en las propuestas de los candidatos los números y la calidad deben ir de la mano, y no centrarse únicamente en contar con los números más altos sin valorar si realmente son alcanzables o no. Además, sin esta calidad, no se puede hablar de seguridad y de educación en las ciudades, dos pilares esenciales.

Obviamente, hay que huir de modelos reduccionistas que subastan al mejor postor (o al más barato) una labor tan importante como la de la movilidad compartida. Hasta ahora todas las experiencias que se han apoyado en este modelo han acabado fracasando y las que han tenido éxito son aquellas que se han centrado en la calidad, la experiencia y el buen servicio como pauta de selección.

Al fomentar la transparencia, la participación de múltiples actores y la implementación de un marco regulatorio adecuado, podemos asegurar que las empresas seleccionadas sean capaces de brindar un servicio de calidad, seguro y respetuoso con el entorno urbano. Con un enfoque basado en la objetividad, las ciudades podrán aprovechar todo el potencial de los patinetes eléctricos para mejorar la movilidad, promoviendo así un futuro más sostenible y accesible para todos.

Está en manos de todos, desde las administraciones públicas hasta las organizaciones privadas y, por supuesto, la sociedad, defender sistemas justos que garanticen el orden y la seguridad a la hora de regular cualquier servicio destinado a los ciudadanos. En este caso, además, hablamos de un servicio de suma importancia, puesto que resultará clave en el cambio hacia la nueva movilidad que las ciudades están tratando de implementar.

Este gran cambio es sin duda un gran reto para todos y conllevará un proceso de entendimiento, de adaptación y de esfuerzo colectivo. Así las cosas, es fundamental que podamos asegurarnos de contar con servicios de calidad y analizar exhaustivamente el impacto de las decisiones que se toman en referencia a los actores que van a formar parte del desarrollo de nuevas fórmulas. En este sentido, tenemos que construir las ciudades en las que queremos vivir, las personas deben volver a estar en el centro y recuperar el protagonismo que han perdido.