Los desafíos de la multimovilidad y sus aplicaciones

El reciente lanzamiento de Dōcō por parte de Renfe, supone el primer lanzamiento en España de una plataforma de movilidad como servicio de ámbito nacional que integrará en una misma aplicación a todos los servicios de transporte público, urbano e interurbano, junto con servicios privados de movilidad de uso colectivo, como las bicis, los patinetes eléctricos o el carsharing. El objetivo de la plataforma es cubrir todo el territorio nacional, tanto en sus núcleos urbanos como en la denominada “España vaciada”, configurándose como una herramienta mediante la cual los ciudadanos podrán planificar sus viajes de puerta a puerta y comprar todos los billetes necesarios mediante un solo clic.

Este tipo de plataformas basadas en la multimodalidad, al fomentar y facilitar el uso del transporte público y el privado de uso colectivo tienen el potencial de contribuir a solventar problemas tan acuciantes como la contaminación, la congestión y el tráfico en las ciudades, así como fomentar modos de movilidad sostenible y eficiente, en lugar del tradicional transporte privado en coche. La implantación de una plataforma de movilidad en el ámbito urbano, que es donde se han empezado a desarrollar, plantea numerosos retos desde múltiples perspectivas. Si además, como en el caso de Dōcō, abarca todo el territorio nacional, hace que el reto pueda calificarse de épico.

Desde un punto de vista técnico, además de tener que desarrollar un planificador que englobe a todos los medios de transporte, implica tener que integrar la plataforma de movilidad con múltiples operadores de varios medios de transporte, cuya digitalización se encuentra en diferentes grados de evolución y que pueden emplear tecnologías de lo más variado.

Desde un punto de vista económico financiero, la mayor dificultad radica en facilitar al cliente la posibilidad de pagar en un solo clic todos los billetes y viajes reservados a través de la plataforma, garantizando que el pago llega a los diferentes proveedores. A ello debemos añadir la resolución de problemas como las cancelaciones, devoluciones o penalizaciones y sus correspondientes movimientos de fondos, nada fáciles de resolver.

Desde un punto de vista jurídico, la amalgama de relaciones jurídicas atípicas que genera la plataforma entre los usuarios, los proveedores de servicios e, incluso, otras plataformas que a su vez quieran integrarse en la misma, no es desdeñable. Este crisol de relaciones juega un papel esencial para la configuración jurídica de la plataforma que, en función del grado de conocimiento e intervención que tenga cobre los contenidos y prestaciones de los proveedores de servicios, asumirá la responsabilidad sobre los mismos o no. Esto obliga a un continuo análisis de cada uno de los elementos y funcionalidades de la plataforma con el fin de evitar tener que asumir riesgos inesperados.

Por otro lado, la gran cantidad de datos que se generan con el uso de este tipo de plataformas abre el debate acerca de su uso, ya que estos datos podrían ser tremendamente valiosos desde un punto de vista de ordenación de la movilidad para las ciudades. Sin embargo, al tiempo que se generan todos estos datos de movilidad también se gestionan una gran cantidad de datos personales, siendo esencial que los usuarios de estas plataformas puedan confiar en que el tratamiento de sus datos es legítimo y sobre todo, consentido.

Como vemos, existen numerosos desafíos con los que, tanto Dōcō como otras plataformas similares, tendrán que lidiar en los próximos meses. Sin embargo, estamos seguros de que los éxitos alcanzados por la plataforma compensarán las adversidades con las que se pueda encontrar y que, sin duda, conseguirá superar.