Digitalizar las administraciones para una movilidad más segura y sostenible

Cuando hablamos de movilidad en el futuro, la primera premisa es que ha de estar alineada con las políticas de descarbonización. En este sentido, cobran relevancia dos campos de acción: la conversión de los motores de combustión en eléctricos y el control inteligente del tráfico a través de la innovación tecnológica.

Los atascos no desparecerán completamente de nuestras vidas en el futuro, pero la digitalización y, sobre todo, la conexión de las carreteras y los vehículos reducirán su incidencia. Así pues, la conducción conectada, las carreteras inteligentes y la tarificación de la movilidad inteligente han de funcionar juntas para que logremos un cambio sostenible.

Retos en la gestión de la movilidad

Pero para gestionar una movilidad tan compleja como la actual y lograr una movilidad segura, sostenible, ágil y saludable debemos apostar por una gestión holística, con políticas de Estado apoyadas en la colaboración. Gobiernos y ayuntamientos deben abordar una estrategia común desde una doble vertiente, por un lado, influir en las decisiones de los conductores con respecto a si deben viajar, y cómo y cuándo deben hacerlo; y, por otro, afrontando y liderando el reto de la digitalización del sector de una manera completa, facilitando la creación de espacios de datos compartidos que favorezcan las necesarias políticas de colaboración entre los distintos organismos.

Para gestionar la movilidad también se debe gestionar la demanda, influyendo en el comportamiento del usuario con políticas que pueden ser normas, recomendaciones, incentivos y tarifas de peaje dinámicas. Además, es momento de poner en práctica políticas nuevas que incentiven el uso del transporte público. La Administración debe de tomar las riendas: fomentar la confianza, acercar el transporte público y hacerlo más sencillo para que el ciudadano no sienta la necesidad de tener que coger el coche debe ser una prioridad. Tampoco hay que olvidar la necesidad de definir políticas flexibles en los planes de movilidad de las empresas, para evitar la congestión en las horas punta.

Hacia un uso eficiente del ‘Big Data’ en movilidad

La gestión de la movilidad pasa también por disponer de las fuentes de datos y de las herramientas necesarias para trabajar con ellos, analizar la información y establecer modelos predictivos de comportamiento que permitan tomar decisiones de forma proactiva. En un entorno conectado y multimodal, las fuentes de información son muchas y heterogéneas. Todas las partes del sistema de transporte pueden conectarse y “hablar” entre sí: peatones, ciclistas, conductores, cámaras de tráfico, sensores colocados en autobuses y trenes o sensores medioambientales que registran la contaminación y el ruido. De entre todas ellas, merece la pena destacar dentro del ecosistema del Internet de las cosas (IoT) el papel de los vehículos conectados, cuya implantación proporcionará en tiempo real importantes datos útiles, tanto de los propios vehículos como del estado de las infraestructuras por las que circulan.

A medida que los problemas se centran en la congestión del tráfico, las emisiones y la seguridad, las soluciones pasan por disponer de tecnología inteligente que no solo reporte conjuntos de datos, sino que facilite su análisis y clasificación, como hace la inteligencia artificial (IA) que, mediante técnicas de aprendizaje automático, facilita la extracción de información de una enorme cantidad de datos y de fuentes muy diversas.

Para llegar a la elaboración de modelos predictivos acertados del comportamiento es fundamental la cooperación. El intercambio de datos da lugar a soluciones inteligentes para hacer un uso más eficiente de las infraestructuras existentes. Por eso, es tan importante la creación de Centro de Datos de Movilidad Inteligente o Mobility Data Hub, cuyo objetivo es, además de almacenar y disponer de todos los datos necesarios, permitir su intercambio y su gobernanza. Plataformas seguras donde las organizaciones gubernamentales y empresas de tecnología y transporte puedan acceder a sus datos y compartir información sobre patrones de viaje, incidencias o datos esenciales, como los ciclos semafóricos de los cruces, muchos de ellos en tiempo real, lo que hace crítica su fiabilidad y disponibilidad.

En este sentido, el despliegue del 5G hará que las comunicaciones bajen su latencia en la entrega de información, clave para trasladar información de manera inmediata entre los distintos sistemas, ya sean fijos o móviles. Así, tanto los vehículos, como las personas y la infraestructura debidamente sensorizada, podrán interactuar instantáneamente de manera cooperativa, creando alertas, detectando incidencias, situaciones climatológicas hostiles, situaciones conflictivas en la circulación, comunicación con la red semafórica y muchos otros servicios que se podrán ir desplegando.

Digitalización de la AAPP: clave para la nueva movilidad

Por tanto, la digitalización de las administraciones públicas, verdaderos gestores de la movilidad en España, es una de las piedras angulares sobre la que se desarrollará la nueva movilidad. Hay múltiples organismos que gestionan distintos aspectos y ámbitos geográficos: desde los pequeños municipios, hasta distintos organismos y ministerios del Gobierno Central, pasando por Diputaciones, CCAA o entidades de gestión metropolitana. Todas ellas gestionan una parte de la movilidad y su grado de desarrollo digital es muy variado y heterogéneo, por lo que la información que gestionan suele estar distribuida en silos, es decir, no se comparte apenas entre las distintas entidades.

Esto es un serio problema que se tiene que superar de manera urgente en nuestro país, ya que la tecnología dispone de herramientas para gestionar la información de manera colaborativa. Si miramos a nuestro alrededor, ya existen distintas iniciativas en países de nuestro entorno en las que un número de administraciones de diversa índole y gestoras de infraestructuras o servicios se agrupan creando Centros de Gestión de la Movilidad compartidos para facilitar la gestión coordinada y eficaz, integrando la información de los usuarios desde un único punto.

Por tanto, la creación de espacios de datos compartidos de movilidad va a ser clave en este proceso de digitalización, lo que redundará en una mejor gestión, homogenización de medidas, prácticas y políticas compartidas y, por la tanto, generará una información más útil y mejor difundida en aras de una movilidad segura, sostenible, ágil y saludable.