La aviación hipersónica comercial regresa de la mano de China

La fabricación de aviones que surquen los cielos a velocidades supersónicas o hipersónicas y ofrecer un servicio comercial, de pasajeros, es un reto que llevan intentando alcanzar los principales constructores y, ahora, tras los “chascos” del ‘Concorde’ y del Tupolev ‘Tu144’, una empresa afincada en China lo ofrece.

Hace veinte años que el último intento de lograr superar la velocidad del sonido y transportar pasajeros de un lado del Atlántico al otro en la mitad de tiempo que lo hacían los aparatos convencionales, acabó dejando de ofrecer sus servicios. Se trataba del famoso Concorde, que de la mano de la ingeniería británica y francesa lo intentó entre 1976 y 2003, acabando relegado a formar parte de los museos, lo mismo que el intento soviético con su aparato Tupolev Tu-144, el primero del mundo en entrar en operaciones comerciales en 1977, siendo cancelado el programa en 1999.

Los dos intentos, a los que han seguido muchos más, siempre han quedado en los cuadernos de diseño de los fabricantes o en maquetas que ofrecer como proyectos de futuro, caso, por ejemplo, del aparato SonicCruiser de Boeing, o Lockheed L-2000. Pero ahora, desde China, se anuncia un nuevo proyecto que parece mucho más consolidado que los intentados en los últimos treinta años.

Tianxing I , la vuelta al mundo en tres horas

La compañía Space Transportation, con sede en Pekín (China), es la encargada del proyecto Del Tianxing I que será capaz de dar la vuelta al mundo en tres horas y que puede viajar al doble de velocidad que lo hacía el Concorde.

Según sus fabricantes, se trata de desarrollar un “cohete con alas”, que va a permitir el transporte de viajeros a largas distancias en breves tiempos. El objetivo es que esté operativo en el año 2025, tras un primer vuelo en 2024.

Puede despegar verticalmente mientras está conectado a un cohete, y tras el inicio del vuelo y al desprenderse el cohete, puede alcanzar una velocidad de 4.000 kilómetros por hora, lo que permitiría llevar a los viajeros desde Londres a Nueva York, por ejemplo, en tan solo una hora.

La aeronave tendría una longitud de 45 metros, un tercio más grande que el modelo B-737 del fabricante estadounidense Boeing. Con una capacidad máxima de cien viajeros, que accederían de forma tradicional y que una vez cerrado el pasaje, el aparato adoptaría una postura vertical, para proceder al despegue.

Pero esto no es sino el iceberg del proyecto de Space Transportation y del deseo chino de lograr ser los primeros en los vuelos supersónicos del futuro. Algunos especialistas apuntan a que en ese país asiático se ha diseñado la idea de convertirlo en una cuestión de Estado.

Pero, hay más. Se quiere lograr una nave orbital que pudiese transportar pasajeros al espacio. Un aparato hipersónico que no precisaría como el Tianxing un cohete para despegar, y que sería capaz de hacerlo desde cualquier lugar, para tras orbitar, aterrizar en el punto de destino. Y en ese caso se contaría con una nave nodriza que dejaría al aparato en órbita una vez separados y regresar al punto de partida. En este caso podría alcanzar más de 10.000 kilómetros a la hora, y así, cubrir, por ejemplo, un trayecto entre Madrid y Sidney en 90 minutos.

‘Concorde’, Tupolev y otros intentos

Siempre que se habla de la aviación supersónica hay que recordar al Concorde y al servicio que dieron durante 27 años, sus veinte unidades, en el cruce del Atlántico. Pero se desarrollo sufrió varios problemas como el accidente del vuelo 4590 de Air France, o la constatación de su escasa rentabilidad, con lo que se cerró su operatividad en 2003.

Caso similar fue el del Tupolev Tu-144, que tan sólo se dedicó al transporte de viajeros en el seno de la Unión Soviética, y que no fue adquirido por ninguna compañía de otros países. Su alto coste y sus limitaciones, hicieron que se cancelaran en 1999.

Otros casos han sido los de Lockheed L-2000, o el del Douglas model 2229 y del Boeing 2707, que quedaron en el papel del diseño. Idéntico final han tenido los intentos de Salt Quiet, Next Generation Supersonic o Sprike S512, entre otros.

Hay que tener en cuenta que el deseo de superar la barrera del sonido para aviones comerciales, logrado por la actividad militar, lleva más de cincuenta años de intentos. En la actualidad, también está proyectado el Space X de Elon Musk, denominado Starship, para llevar viajeros al espacio, o el Aerion AS2 que tiene problemas de financiación. Y no se debe desechar otros de futuro. Hasta la NASA cuenta con su proyecto el X59, pero este es un avión dedicado al espacio. El futuro está ahí, volar a velocidad hipersónica será una posibilidad real a medio plazo.