El ferrocarril, protagonista del Pacto Verde Europeo

El transporte ferroviario, tanto de mercancías como de pasajeros, se quiere impulsar desde Bruselas como una de las mejores soluciones para la salvaguarda medioambiental

La lucha contra la contaminación del medioambiente es uno de los objetivos principales de la Unión Europea que ha diseñado una hoja de ruta con el llamado Pacto Verde Europeo, destinado a una importante reducción de emisiones de CO2 para el año 2030, y la consecución de un cero en el 2050, a través, sobre todo, de un transporte mucho más limpio, ecológico e inteligente. Para ello, cada cierto tiempo la Comisión va ajustando medidas que afectan a la movilidad, tanto urbana como interurbana, de mercancías y personas, que pongan al transporte en disposición de reducir sus emisiones, paulatinamente, en más de un 90%

Desde la UE se han adoptado a principios de año unas nuevas medidas de impulso a la sostenibilidad en el transporte, destinadas a impulsar la conectividad y la transferencia de más pasajeros y mercancías al ferrocarril y a las vías navegables interiores, apoyando el despliegue de puntos de recarga, infraestructuras alternativas de repostaje y nuevas tecnologías digitales, haciendo hincapié en la movilidad urbana sostenible y en la consecución de un sistema de transporte multimodal eficiente.

Según el vicepresidente ejecutivo para el Pacto Verde, Frans Timmermans, se quiere conseguir que “la movilidad europea avance hacia un futuro sostenible”, con unas conexiones ferroviarias “más rápidas”, con “mayor facilidad para buscar billetes” y con” una mejora en la protección de los derechos de los ciudadanos”.

Asimismo, el vicepresidente defiende que con estas conexiones ferroviarias más rápidas y flexibles, van a lograr que las ciudades también tengan una mejora en su “transporte público”, y las infraestructuras, permitiendo mayores desplazamientos “a pie y en bicicleta”.

Y en este desarrollo, el protagonista principal es el ferrocarril, que sigue siendo calificado desde la Comisión Europea, como uno de los modos de transporte más seguros y limpios, y centro de la política de hacer que la movilidad en los Estados miembros y entre ellos, sea más sostenible. Por eso, una de las últimas propuestas incorporadas al desarrollo de la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T), incide directamente en el ferrocarril, al trazar un nuevo plan de acción sobre el mismo a nivel de desplazamiento transfronterizos y de larga distancia, con el fin de que se alcance el objetivo de duplicar el tráfico ferroviario de alta velocidad en el horizonte del año 2030, e incluso triplicarlo hacia el 2050. Y aunque la celebración en el 2021 del Año Europeo del Ferrocarril ha puesto de nuevo en alza el uso del tren para los desplazamientos de personas y mercancías, sobre todo en el interior de los países, se considera, a nivel comunitario, que aún se está lejos del objetivo trazado a medio plazo.

La RTE-T es el gran desafío de la UE para conseguir una red de comunicación intermodal que permita la conexión entre 424 grandes ciudades con puertos, aeropuertos y terminales ferroviarias, y aunque contempla el desarrollo de las diferentes infraestructuras implicadas en el sector del movimiento de mercancías y personas, su principal objetivo, tal y como ha señalado Timmermans, es conseguir una “transición ecológica y digital de Europa que traerá consigo grandes cambios en la forma de desplazarnos”. Y se pone de ejemplo el caso de una conexión entre las localidades de Copenhague y Hamburgo que se podrá llevar a cabo en tren en dos horas y media, cuando en la actualidad se necesitan cuatro y media para realizarlo.

Desde Bruselas se recuerda que, si bien el número de viajeros en tren ha aumentado en los últimos años, tan sólo el 7% de los kilómetros recorridos en los últimos ocho años han consistido en viajes transfronterizos. Para animar a más personas a utilizar como medio de transporte para moverse por Europa, entre sus diferentes países, el ferrocarril, la acción de la Comisión establece una serie de medidas concretas que eliminen aquellos obstáculos que en este momento hacen menos atractivos los desplazamientos transfronterizos y de larga distancia.

Para la comisaria de Transportes, Adina Valean, la última propuesta aprobada por la Comisión quiere apoyar “un impulso al ferrocarril de alta velocidad y la integración de la multimodalidad”, así como, incrementar las actuaciones “sobre las tecnologías digitales y el intercambio de datos”, buscando que “viajar en la UE sea más eficiente y seguro”.

Las nuevas propuestas buscan avanzar en el desarrollo de la RTE-E, completar las conexiones pendientes y modernizar la red ferroviaria. Por ejemplo, se “exige” que las principales líneas ferroviarias de transporte de viajeros permitan a los trenes circular, al menos a 160 kilómetros por hora, y a mayor velocidad hacia el 2040, creando de esta forma conexiones ferroviarias de alta velocidad en toda la UE.

A nivel de pasajeros, se impulsa una propuesta legislativa sobre la multimodalidad en el presente año, sobre la expedición de billetes de fácil utilización y que se permita a los viajeros encontrarlos a precios más atractivos, e incluso llegar a aprobar una posible exención del IVA para los tickets de tren a nivel de la UE.

Para llegar a una reducción de precios, ya sea por iniciativa de las propias compañías ferroviarias, o por la bajada de impuestos, se preparan una serie de directrices de apoyo, como, por ejemplo, la tarificación de acceso a las vías en 2023, que facilitarán el acceso de los operadores ferroviarios a las infraestructuras, y aumentará la competencia, logrando que los precios de los billetes sean más atractivos para los pasajeros.

Entre 2022 y 2030 la Comisión tiene previsto apoyar la puesta en marcha de al menos 15 proyectos piloto trasfronterizos que pongan a prueba el enfoque de este plan de acción.

Pero no sólo es el tráfico de pasajeros en ferrocarril lo que ocupa y preocupa en Bruselas, sino también la gestión del transporte de mercancías. Y así se insta a los Estados miembros a la creación de más terminales intermodales de transbordo, con el fin de mejorar, en este caso, la capacidad de tratamiento de las mercancías en las zonas de carga y descarga; reducir los tiempos de espera en los pasos fronterizos ferroviarios; que las operadoras ferroviarias aumenten el tamaño de sus trenes, en el caso de España en la actualidad el máximo es de 750 metros, para que se transporten cada vez más mercancías de forma limpia; y, que se dé la opción de incorporar los camiones a los trenes en toda la red y así sacar más vehículos contaminantes de la carretera.

También se adelanta a 2040 el plazo intermedio para la finalización de las principales partes de la red, en las conexiones ferroviarias de alta velocidad entre Oporto y Vigo, así como entre Budapest y Buscarest, entre otras. La RTE-E debe estar terminada en el horizonte del año 2050. Con la entrada operativa de los nueve corredores de interés europeo que forman parte de la Red. (Cabe recordar que dos de ellos, el Mediterráneo y el Atlántico son de interés prioritario para España).

También impacta en la movilidad urbana

No sólo es el tráfico intermodal de pasajeros y mercancía a nivel nacional y transfronterizo, sino que también la movilidad urbana se beneficia de las diferentes actuaciones que se lleven a cabo en materia de conexiones ferroviarias y su protagonismo intermodal.

Porque, tal y como señala, la comisaria de Transportes Adina Valean, “las ciudades conectadas por las infraestructuras de la UE son nuestro motor económico, pero también deben de ser ciudades sencillas para los habitantes y las personas que se desplazan para trabajar”.

El nuevo marco de actuación de la UE en este aspecto, destaca que con todas las medidas adoptadas en este segundo paquete de propuestas para apoyar la transición hacia un transporte más limpio y ecológico, en el marco de la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente aprobada en diciembre del 2020, se va a beneficiar a los usuarios del transporte y a todas las personas que los rodean. Se aborda algunos de los retos de movilidad derivados de la intensa actividad económica y se persigue evitar la congestión, las emisiones de partículas nocivas a la atmósfera y el ruido. Con la llegada del ferrocarril hasta el entorno de las poblaciones se puede mejorar el desplazamiento interior a pie y en bicicleta, o con el uso de sistema públicos como por ejemplo los metros o autobuses de bajas emisiones, sacando un mayor número de vehículos particulares de las calles. Todo ello derivado a la consecución del funcionamiento óptimo del Pacto Verde, destinado a que se busquen y alcancen soluciones de cero emisiones. Porque, tal y como anota Adina Valean, en las ciudades hay que llegar a conseguir “una transición más rápida hacia una movilidad urbana segura, accesible, inteligente y sin emisiones”.