Las consecuencias del ‘Brexit’ que el Transporte advirtió y Reino Unido no quiso ver

Brexit, problemas para el Transporte. Todos lo advirtieron, la Unión Europea, las empresas del sector e incluso las compañías que utilizan día a día el transporte, pero la realidad ha superado a las predicciones y el caos ha irrumpido en supermercados y gasolineras de Reino Unido apenas unos meses después de la desconexión efectiva de la UE. La ruptura de Londres y Bruselas ha elevado alrededor de un 20% las tarifas de los envíos en camión y, además, ha provocado que los estantes vacíos en las cadenas de supermercados -dependientes de los productos que llegan de países como España- sean ahora el pan de cada día de los británicos. Las gasolineras tampoco están en mejor situación y Boris Johnson se ha visto obligado a enviar al Ejército para evitar problemas con el suministro de combustible.

La falta de mano de obra, que en menor medida acusa todo el continente, ha llevado a que sean los militares los que conduzcan los camiones que surten a las gasolineras, una imagen difícilmente imaginable hace apenas unos meses. ¿Por qué faltan transportistas? Los cambios en la regulación de permisos de trabajo, unidos al golpe del Covid-19, han llevado a que los trabajadores de estos sectores sean cada vez menos. Johnson no ha tenido otra opción que flexibilizar las restricciones de inmigración, extender miles de visados que caducaban a fin de año y permitir la llegada de unos 4.700 conductores de camiones. Pero lo ha hecho de forma temporal, desde octubre y hasta febrero. ¿Y después?

Las colas de camiones que se formaron los primeros días después de la desconexión pueden quedar en una mera anécdota si no se opta por mejoras en los acuerdos entre Bruselas y Londres. La burocracia, el aumento de los tiempos de espera y los interminables cambios en la forma de proceder han conseguido expulsar a las empresas más pequeñas de un mercado tan jugoso como era el británico hasta hace unos meses. En su lugar, se han visto obligadas a buscar otros destinos dentro de la Unión Europea que sean más accesibles y no supongan un coste tan alto en todos los sentidos. Las grandes compañías también sufren este problema, pero son capaces de sobrellevarlo gracias a su importante fuerza de gestión.

Pero los problemas de suministro pueden ir más allá. La Comisión Europea ya advirtió hace más de un año que la actual licencia comunitaria que permite realizar transporte ilimitadamente entre los países de la UE perdería su validez en el Reino Unido. Esto provocaría que se hiciese obligatorio sustituirla por la autorización multilateral ECMT, todo un hándicap si se tiene en cuenta que España solo otorga unas 800 licencias anuales para camiones. La situación es complicada y afecta ya a todos los sectores, un efecto dominó que puede llevarse por delante a los que avisaron, los transportistas, y a los propios productores que ven cómo sus cosechas no llegan a las estanterías británicas.