La ‘última milla’ busca nuevas rutas más eficientes y sostenibles

Un proyecto del centro tecnológico Itene en colaboración con varias empresas de transporte y entrega final que operan en Valencia permite planificar recorridos en función de los costes y la huella de carbono, e incluso prever los embalajes más adecuados para cada uno de ellos

La explosión del comercio electrónico y la necesidad de hacer más sostenible toda la cadena logística se ha convertido en una prioridad tanto para las empresas de transporte como para sus clientes, que cada vez ponen más el acento en los factores medioambientales. El Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (Itene), que forma parte de la red valenciana de centros tecnológicos Redit ha lanzado un proyecto para colaborar con empresas del sector para monitorizar su actividad y, a partir de los resultados, poder planificar y diseñar rutas de larga distancia y última milla que sean más eficientes desde el punto de vista económico y también medioambiental.

El primer paso para ello es conocer de primera mano los recorridos que realizan los vehículos y cómo afectan también a la carga transportada las distintas incidencias durante el transporte, como las aceleraciones, frenazos, rotondas o el propio proceso de carga y descarga. “Con un dispositivo específico de medición somos capaces de recoger los datos de esas rutas claves para las empresas”, explica Patricia Navarro, responsable del proyecto ModelRoad, que cuenta con financiación del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace).

Esa información permite a las compañías optimizar las rutas y mejorar también la estiba. Incluso una de sus grandes utilidades es poder diseñar el embalaje y packaging para ajustarlo a las necesidades a medida, ya que Itene posteriormente utiliza esos datos para sus propias pruebas de resistencia en los laboratorios. “Uno de los problemas más comunes en la última milla es que o se sobreprotege una mercancía o todo lo contrario”, comenta la investigadora.

Otra de las grandes ventajas que ofrece es que permite a los transportistas medir su huella de carbono y su impacto medioambiental, además de analizar las posibles medidas para reducirlo aún más. Un factor cada vez más importante para sus clientes y que va en línea con las nuevas normativas. El centro ya ha contactado con más de 30 empresas para desarrollar esta iniciativa.

El proyecto ModelRoad se ha planteado para que un 75% de las rutas analizadas sean de última milla en la ciudad de Valencia y el otro 25% se correspondan a distribución tradicional, en continuidad con otros dos programas anteriores que ya ha desarrollado Itene. El motivo, además del fuerte impacto del comercio electrónico, es que “en el reparto de última milla cambia muchísimo el comportamiento respecto al de larga distancia por el tipo de condición y el tipo de vehículo”.

La monitorización también permite comparar en un entorno real el uso de vehículos que utilizan distintas tecnologías, desde el motor tradicional a híbridos y eléctricos para comparar su rendimiento. “Estamos en otros proyectos que abordan la monitorización desde el punto de vista de la conducción inteligente y permita un dispositivo autónomo para la entrega final de bultos”, señala Navarro.

Otro de los centros de Redit, ITI, especializado en el sector TIC, también participa en un proyecto europeo para aplicar inteligencia artificial y Big Data al transporte público urbano, de forma que se puedan establecer puntos de recogida que varíen según las necesidades existentes en cada momento.