El ferrocarril, aliado clave de la movilidad sostenible

Diseñar un modelo de transporte descarbonizado es una de las prioridades en las que se trabajará de forma muy intensa en los próximos años. El ODS 13, Acción por el Clima, requiere que se ponga el acento en la consecución de un sistema libre de emisiones y dotado con la tecnología más vanguardista.

En línea con este gran reto, la Unión Europea ha planificado un programa de actuaciones para conseguir la necesaria transformación ecológica y digital de un sector que representa en la actualidad el 20% del total de las emisiones.

La Estrategia Europea de Movilidad Sostenible e Inteligente recoge los 82 ejes de trabajo prioritarios en los que se centrarán las iniciativas y las inversiones comunitarias. En esta hoja de ruta, el ferrocarril será uno de los modos que más apoyo reciba para conseguir un paulatino trasvase de pasajeros y carga de la carretera al tren. El objetivo, llegar a ser, en el año 2050, el primer continente climáticamente neutro.

Entre otras medidas, se quieren triplicar los tráficos de alta velocidad de aquí al año 2050, duplicarlo en el caso de las mercancías y conseguir la plena operatividad de la Red Transeuropea de transporte multimodal (TEN-T). En nuestro país, la apuesta por una movilidad sostenible será uno de los ejes del crecimiento económico en los que el tren tendrá un papel muy destacado.

Así se recoge, por ejemplo, en los componentes 1 y 6 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que detallan las ayudas previstas a municipios, comunidades autónomas, operadores y empresas para que avancen en la descarbonización y la digitalización del transporte.

Para mejorar la calidad del aire en los entornos urbanos de más de 50.000 habitantes se prevén medidas que ayudarán a la implantación de sistemas de movilidad inteligente -gestión de tráfico, planificación de rutas, información al viajero, etc.-, impulso de modos menos contaminantes como el ferrocarril, además de mejorar y modernizar las flotas.

Cabe destacar la apuesta que se realiza por fortalecer la red de cercanías, a la que se dedicarán 1.620 millones hasta el año 2026.

En las líneas de largo recorrido, que cuentan con una inversión de 6.700 millones de euros, se dará prioridad a proyectos de especial envergadura como los corredores ferroviarios Atlántico y Mediterráneo, previstos para el año 2030. La modernización de estas redes hará que el viajero cuente con una opción atractiva y competitiva para sus desplazamientos y decida optar por un transporte público moderno, eficaz y dotado con las mejores tecnologías frente al vehículo privado. Un desafío cada vez más urgente ante la emergencia climática.

Junto a los servicios para pasajeros, las mercancías también cuentan con un importante plan de actuación con el fin de avanzar hacia una cadena logística intermodal más respetuosa con el medio ambiente. Una vez más, el objetivo es aumentar la cuota del ferrocarril para reducir el peso de la carretera, obtener un reequilibrio modal y optimizar las oportunidades de crear una red integrada e interconectada.

El papel de las instituciones nacionales e internacionales será clave en la asignación de recursos y la puesta en marcha de cada uno de estos proyectos. Junto a ellas, la industria también está llamada a aportar sus mejores soluciones en esta transformación “sostenible, digital y conectada” que atraviesa el sector.

Las empresas especializadas en proyectos ferroviarios y transporte urbano, entre las que se encuentran las ingenierías, trabajan desde hace años para aportar su mejor know-how, experiencia y apuesta por la I+D al desafío de reducir al máximo la huella de carbono.

Participamos activamente en la construcción y modernización de redes de metro, tranvías, alta velocidad o líneas convencionales en todo el mundo para la consecución de un horizonte lo más respetuoso posible con el medio ambiente. También en iniciativas de investigación conjuntas como el programa europeo de innovación Shif2Rail para avanzar en materia de eficiencia energética, energía y seguridad, entre otros numerosos aspectos.

Ahora es momento de poner en común todos nuestros recursos para afrontar los nuevos retos y alcanzar los objetivos estratégicos que la Unión Europea y sus Estados miembro se han marcado para diseñar un nuevo modelo de movilidad.

Apostar por este modo de transporte es la mejor senda para la consecución de un desarrollo más sostenible, sin huella de carbono y en armonía con la naturaleza.