Atasco en el comercio mundial
Sinceramente no lo tengo muy claro, aunque parece que la situación si no es trágica, es bastante compleja. Desde todos los ángulos del sector del transporte se van sumando opiniones, e incluso, a veces, cifras, para demostrar que se está en un momento preocupante, en un momento en el que la cadena de suministro se puede romper y abocarnos a una situación de desabastecimiento, precisamente en un momento en el que las fiestas navideñas, quizás las de un mayor consumo, sin duda, están ahí, al borde de la esquina. Pero el problema no es de ahora, pues llevamos ya más de un año tras la pandemia con los mismos problemas que ahora se deben afrontar y que nadie lo ha querido hacer hasta este momento. Decía afrontar. Curiosa palabra porque ahora todo son anuncios de preocupación ante lo que se prevé o quiere preverse como un colapso en el comercio mundial, y ¿qué solución hay? ¿Qué se ha hecho desde que el flete ha subido más de veinte veces su coste en el transporte marítimo?, o ¿por qué hay almacenados 200.000 contenedores en el puerto de Los Ángeles o en las instalaciones chinas se han monopolizado tanto Teus como Ceus? ¿Es eso un monopolio?. Pues bien, nadie da explicaciones, o al menos esa es mi modesta opinión. Y las grandes navieras frotándose las manos, con resultados en el último trimestre espectaculares. Y a ello se suma, algo que se sabía desde tiempos de la prepandemia, que esa misma cadena de suministro, esa intermodalidad se está resquebrajando, eslabón a eslabón. En Europa, por centrarnos en lo más próximo, la carretera es la mayor vía de transporte de mercancías. En España supone más del 92 por ciento. Y resulta que ahora también las empresas, las patronales, y quien sabe si el Gobierno, que no parece muy enterado del tema, quizás porque hay otras necesidades prioritarias más políticas, hablan de la escasez de conductores de camión. En el Viejo Continente faltan unos 50.000; y en este país de la piel de toro, unos 15.000. Vamos que todo se mezcla para que nos preparemos a tener unas Navidades algo conflictivas con el suministro, y ya se sabe que quien lo pagará será el de siempre, al que le suben la luz, el combustible...Y de quien parece que nadie se ocupa, tan solo a la hora de depositar su voto en una urna a cambio de un plan y unas promesas que suelen ser incumplidas. Tan solo nos queda paciencia y rascarnos el bolsillo más de lo calculado para los próximos meses.