Un verano complicado,
más de lo esperado

La verdad es que la situación del Covid-19 es imprevisible. Cuando parecía que la vacunación, que se está llevando a un ritmo casi frenético, incluso con su aplicación por la noche en algunos centros hospitalarios, había llegado la solución, renace una nueva cepa, “Delta”, y una nueva oleada de contagios que puede hacer peligrar lo que se esperaba fuera o fuese un verano de retorno a una normalidad dentro de la anormalidad que vivimos desde marzo del año pasado.

Hay alarma en España por el aumento de contagios, y no vale que desde el Gobierno se diga que hay menos muertes, menos hospitalizaciones y que esos contagios son menos graves que antes. El problema de raíz es que con el aumento de infectados hemos entrado dentro de la luz ámbar del semáforo europeo de la pandemia. ¿Qué quiere decir eso? Pues algo muy sencillo, que hay varios países, caso de Alemania, Bélgica, Portugal o Gran Bretaña, que comienzan a pensar si se puede viajar a algún lugar español, ya sea peninsular o insular. De hecho, en alguno de estos países las autoridades recomiendan que se tome con precaución la posibilidad de hacer un viaje a nuestro país.

Esa luz ámbar ataca directamente a la confianza y esperanza que tenían, por ejemplo, las compañías aéreas, en volver a levantar el vuelo, aunque fuese un vuelo corto en estos meses. Tanto para transportar españoles hacia destinos internacionales, como, y parece que eso es lo único que importa a este gobierno, desde más allá de nuestras fronteras hacia los destinos turísticos del país.

Las autoridades del sector turístico valoran la llegada de hasta 40 millones de turistas internacionales en este periodo. Y las aerolíneas en alcanzar un volumen de tráficos del orden del 70%.

La nueva oleada puede dar al traste con estas esperanzas, pues ya hay comunidades que piden una nueva limitación de la movilidad. Habrá que esperar. Pero lo dicho, este verano se presenta complicado.