Incertidumbre y turbulencia en los cielos españoles

La situación de la pandemia en el mes de agosto, con rebrotes en el país, crea incertidumbre sobre cual va a ser la situación de las líneas aéreas en el próximo trimestre, que tras una mejora de tráficos en junio y julio, diseñan un plan de futuro con una reducción importante de su oferta.

Las compañías aéreas son uno de los medios de transporte de viajeros que más han sufrido con la crisis de la pandemia causada por el Covid-19, pero cuando todo parecía indicar que se estaba registrando una recuperación en la temporada veraniega, una de la más importante del año por el crecimiento global del tráfico de pasajeros por las vacaciones, los rebrotes en numerosas zonas, las cuarentenas, y la falta de confianza de los consumidores, han vuelto a sumir a las aerolíneas en un proceso de incertidumbre ante lo que se avecina hasta final de año. Se han paralizado, o al menos coartado y minimizado, las esperanzas que había en el sector para ir logrando una pausada pero gradual recuperación de la actividad, que en el momento actual se ve mucho más lejana en el tiempo y en el espacio.

De hecho, ya se han comenzado a planificar los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre a la baja, con la reducción de operaciones, e incluso la cancelación de algunos destinos. La caída de la llegada de turistas internacionales a España ha impactado en el tráfico aéreo, como demuestra el comportamiento que han tenido en el mes de julio las compañías low cost que son las que más pasajeros aportan al mercado turístico español, y que han sufrido un retroceso del 78,6%, con un tránsito de 1,28 millones de usuarios, frente a los 818.267 que han utilizado las líneas aéreas tradicionales.

El cerco que se está dando desde los principales países emisores de turistas al destino España en general, salvo algunas zonas puntuales de Baleares y Canarias, así como los vuelos desde el país hacia destinos internacionales con una caída pronunciada por el estado de la pandemia, obliga a las compañías aéreas en general, y a las españolas en particular a prepararse para un otoño bajo mínimos.

Las compañías españolas ya han anunciado recortes por encima del 20% de sus operaciones, como es el caso de Air Europa, que ha cancelado las previsiones que tenía de vuelos en septiembre y octubre con diversos países de Latinoamérica, Argentina, Bolivia, Colombia, Perú y Paraguay, dado el cierre del tráfico de pasajeros que se ha dictado en esos países. Esta situación es un duro golpe para la aerolínea perteneciente al grupo Globalia, ya que el tráfico transoceánico es el principal negocio, y que además se produce en un momento cuando se mantiene el interés de su adquisición por parte de Iberia, y además tras haber pedido una ayuda al Gobierno por una cifra próxima a los 400 millones de euros.

Iberia, por su parte, apunta a una programación “realista”, y desde su dirección se ha optado por “volar lo que se oferta”, con un tráfico del 21%, manteniendo 40 rutas domésticas y 53 europeas. Otra de las compañías pertenecientes a la sociedad IAG, la aerolínea de bajo coste, Vueling, ha anunciado que su actividad se va a rebajar hasta el 22% en los próximos meses. Mantendrá 190 rutas, 92 domésticas, nacionales, y 98 internacionales, y va a operar un máximo de 2.226 vuelos semanales.

También las compañías de low cost extranjeras que operan con España barajan minimizar sus tráficos. Este es el caso de Ryanair, que reduce a un 20% sus vuelos y su capacidad. Más drástico ha sido, por ejemplo, Brussels que ha cancelado sus vuelos Baleares, los mismo que Jet2.Com que ha dado por finalizada su oferta de vuelos con las islas.

Un dato importante en este descenso de actividad por la falta de pasajeros, es el estudio trimestral realizado por el ente público Turespaña sobre la capacidad aérea para el trimestre agosto-octubre del presente año, donde se indica que el número de asientos previstos para los vuelos internacionales decrece un 39,8%, un volumen de 19,13 millones de plazas; superando el 34,5% que se había anunciado en el mes de julio para el trimestre julio-septiembre. De acuerdo con este análisis, en agosto se produce una caída del 56,2% (5,15 millones de asientos); en septiembre es el 35,4% lo que desciende (7,07 millones) y en octubre hay una caída del 22,8% (6,90 millones).

Los principales mercados caen por encima del 30% en este trimestre, Reino Unido un 40,2%; Alemania, el 42%; e Italia un 35,7%. Mientras que lo hacen más allá del 50%, Estados Unidos (-76,5%); Finlandia (-63,4%); China (-57,3%); Noruega (-52.7%); Suecia (-52,5%) y Dinamarca (-50,2%).

En julio usaron el transporte aéreo en el país, tanto a nivel internacional como doméstico, de acuerdo con las cifras estadísticas que ofrece el ente gestor aeroportuario AENA, un total de 6,98 millones de pasajeros, lo que supone una caída del 76,2% con respecto al mismo mes del año pasado, lo que frente al 96,1% de descenso (1,05 millones) registrado en el mes anterior, suponía un importante avance en la recuperación del sector.

Por aeropuertos, el de Palma de Mallorca es el que ha tenido el mayor número de viajeros, 1,10 millones (-73,8%), y cuenta con un acumulado anual de 3,51 millones (-79,1%) ;seguido por los dos principales del país, Adolfo Suárez Madrid Barajas, con 990.899 pasajeros (-83,3%), con 12,34 millones en estos siete meses (-64,9%); y, José Tarradellas Barcelona-El Prat, 872.924 (-83,7%), con 9,15 millones -69,6%).

Los otros aeropuertos con mayor tráfico en este mes han sido Málaga, 575.724 viajeros (-74,2%), 3,42 millones en el acumulado anual (-70,1%); Ibiza, con 426.287 pasajeros (-68,0%), y 959.831 en estos siete meses (-78,7%); Alicante-Elche, 422.857 (-75,4%), y 2,52 millones hasta julio (-70,6%); Gran Canaria, 381.636 (-64,3%), 3,41 millones (-55,7%); y, Tenerife Norte, 291.523 (-46,1%), con 1,51 millones anuales (-54,1%).

También en este mes de julio aumentaron las operaciones, triplicando, prácticamente, las de junio, 118.467 frente a las 43.640 anteriores.

La situación es complicada a nivel mundial para el transporte aéreo, tanto que todas las compañías están dando fuertes caídas de ingresos, preparando despidos de personal y solicitando ayudas económicas, con un horizonte de recuperación que va más allá de los próximos tres años, ya que no se espera revertir la situación hasta 2024.