El Cielo Único europeo supondrá un ahorro de 17.400 millones

La Unión Europea ha reclamado un mayor compromiso de los Estados en la mejora de la gestión del tráfico aéreo y pide una actualización del marco regulador del Cielo Único

Desde hace años, 2012, la Unión Europea se ha mostrado preocupada por el exceso de controles que hay en los cielos del Continente, que a su juicio plantean un mayor gasto por parte de las compañías aéreas y una mayor repercusión en el precio de los billetes.

De hecho, en el año 2013 se llevó a cabo un estudio que puso de manifiesto que la fragmentación generada por las fronteras nacionales, que no permitían que los aviones pudiesen trazar rutas directas, se traducía en un sobrecoste para las compañías aéreas y para los usuarios de unos 5.000 millones de euros al año; ya que el control aéreo supone una media de un12,6% del coste de un billete. Un cálculo aproximado por trayecto da una cifra de 42 kilómetros más de media de recorrido por itinerario, lo que obliga a un mayor gasto de combustible y a una superior emisión de CO2 a la atmósfera.

Esa cifra se ha triplicado en estos siete años, debido, según los expertos, a la continua ausencia de una estructura fluida del espacio aéreo y de un marco regulatorio actualizado del Cielo Único Europeo.

La asociación de compañías aéreas Airlines for Europe (A4E) ha realizado un estudio sobre la situación actual, y su conclusión es que debe actualizarse e implementarse el marco regulador del Cielo Único Europeo con lo que se podría ahorrar hasta 17.400 millones de euros al año, lo que redundaría en beneficio de las compañías y de los usuarios.

A juicio de la asociación, que representa más del 70% del tráfico aéreo europeo, el actual mercado europeo de la aviación “está incompleto, costando a las aerolíneas europeas, a sus pasajeros y a la sociedad hasta 37.000 millones de euros debido a vacíos en la legislación existente e inconsistencias en la forma en que los estados miembros aplican la normativa y procesos de aviación de la UE”.

Entre esos vacíos, además del Cielo Único, se apunta hacia los impuestos unilaterales sobre la aviación; las tasas aeroportuarias; la reintroducción de controles fronterizos dentro del área Schengen; y, la implementación coherente de las nuevas normas aduaneras de la UE.

La UE quiere actualizar la gestión

La Comisión Europea se muestra preocupada por la situación actual de la aviación en el Continente, por su fuerte caída debido a la pandemia del coronavirus, y considera que ha llegado el momento de alcanzar una mayor implicación de los Estados miembros en la consecución de una gestión del tráfico aéreo más sostenible y resiliente con la actualización del marco regulador del Cielo Único Europeo.

La iniciativa del Cielo Único Europeo se lanzó en el año 2004 con el fin de reducir la fragmentación del espacio aéreo en el Continente y mejorar el rendimiento de la gestión del tráfico aeronáutico, de su mayor seguridad, rentabilidad y reducción de emisiones nocivas al medio ambiente. Tras unos años de consultas a los Estados, en el año 2013 se presentó, por parte de la Comisión, una propuesta de revisión del proyecto, pero las negociaciones en el Consejo se han estancado desde 2015.

El año pasado un grupo de expertos evaluó la situación para presentar hace unos meses sus recomendaciones a Bruselas, que ahora, en un momento clave para la aviación europea, quiere actualizar y modernizar el marco regulador, que implique no sólo el ahorro de costes para compañías y usuarios, sino también una reducción por encima del 10% de las emisiones de CO2, gracias a una mejor gestión de las rutas de vuelo.

Para la comisaria de Transportes, Adina Valean, la situación que se suele dar del cambio de rutas en los aviones entre los diferentes bloques de espacio aéreo, aumenta las demoras y el consumo del combustible, por ello “un sistema de gestión del tráfico aéreo eficiente significa rutas más directas y menos energía utilizada, lo que genera menos emisiones y menores costes”

Valean añade que “obligar a los pilotos a volar en un espacio aéreo congestionado en lugar de poder tomar una ruta de vuelo directo implica emisiones de CO2 innecesarias”, y un mayor gasto en combustible.

Por ello desde la UE, con la nueva revisión normativa se pretende lograr que se llegue a obtener en el futuro próximo una gestión de la red colaborativa, que permita a los usuarios del espacio aéreo volar en rutas ambientalmente óptimas. Se recuerda desde el comisariado que en el año 2019 los retrasos protagonizados por las compañías aéreas costaron del orden de los 6.000 millones de euros, y que provocaron 11,6 millones de toneladas de exceso de CO2.

Desde este punto de vista, la Comisión propone llevar a cabo diversas gestiones, entre las que se encuentran, un reforzamiento de la red europea, y de su gestión para evitar la congestión y las rutas de vuelo subóptimas. Promover un mercado europeo de servicios de datos necesarios para una mejor gestión del tráfico aéreo; racionalizar la regulación económica de los servicios de tráfico aéreo prestados en nombre de los Estados miembros para estimular una mayor sostenibilidad y resiliencia. E impulsar una mejor coordinación para la definición, desarrollo y despliegue de soluciones innovadoras.

Todas estas medidas se consideran necesarias en un momento en el que la pandemia del coronavirus exige una mayor adaptación de las capacidades de tráfico a la demanda.