El transporte de viajeros se prepara para aplicar las medidas de seguridad ante la desescalada

El inicio del proceso de desescalada del confinamiento en el país y el comienzo de los permisos para la movilidad por el interior de algunas provincias y Comunidades Autónomas, a partir del 11 de mayo, de acuerdo con el dictamen realizado por el Gobierno, ha hecho que desde el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, se hayan actualizado las condiciones para el transporte de viajeros y suspendido algunas de las restricciones que se impusieron con el decreto del Estado de Alarma.

Ante ello, y de acuerdo con el proceso de fases de desescalada que se van a ir produciendo a lo largo de las próximas semanas dentro del llamado “Plan para la transición a una nueva normalidad”, las empresas implicadas en el sector del transporte de viajeros, ya sea por tierra, mar o aire, están ajustando sus medidas de seguridad sanitarias para que los usuarios no tengan ningún tipo de preocupación o miedo en el uso de los transportes colectivos. Hay condiciones generales, como son el uso de mascarillas y el de los guantes, y otras que se particularizan en función del tipo de transporte que se trate.

Por ejemplo, en el transporte público regular, discrecional y privado complementario de viajeros en autobús, así como en los transportes ferroviarios, en los que todos los ocupantes deban ir sentados, el operador debe limitar la ocupación total de plazas de manera que los pasajeros tengan un asiento vacío contiguo que los separe de cualquier otro pasajero. Además, en el caso del transporte en autobús urbano o en el de carácter interurbano y de larga distancia, la primera fila posterior a la butaca del conductor deberá ir vacía. Es más, en los vehículos urbanos e interurbanos donde haya plataformas para que los pasajeros puedan ir de pie, se debe procurar que las personas que los utilicen mantengan la distancia correspondiente, y que no sean ocupados por más de cuatro personas. En el caso aéreo, se apunta a la necesidad de que haya una separación entre los pasajeros, y que se ofrezca al público sólo un 50% de la capacidad de la aeronave. En los barcos se lleva a cabo un control exhaustivo en las operaciones de embarque y desembarque en los puertos, y se ha disminuido también la oferta. Los procesos de seguridad de movilidad no se quedan únicamente en el momento del transporte, sino que comienzan ya en los puntos de venta de billetes o en el tránsito por estaciones, dársena, muelles o aeropuertos. Así como en las operaciones de embarque en los vehículos, trenes, aviones y barcos. La climatización también es un elemento a considerar, lo mismo que la desinfección, los movimientos en cabina, en el caso de los aviones, o por los vagones, en el de los trenes.

El transporte se prepara para entrar en las fases de desescalada, ofreciendo seguridad y eficacia a los usuarios con el fin de garantizar la movilidad de todos en un momento tan delicado para viajeros y empresas como es el actual.