Externalizar la logística ante la constante flucturación de la demanda

La crisis sanitaria global que ha provocado el Covid-19 ha puesto a prueba la resiliencia de varios sectores económicos, entre ellos, el de la logística. La que según la RAE es “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas” ha quedado acreditada en el sector logístico, con una respuesta que ha permitido garantizar el abastecimiento de hogares y hospitales, pero también mantener millones de negocios abiertos en plena pandemia.

Nada de esto habría sido posible sin un modelo de distribución y entrega eficiente, que ha contado con el incesante trabajo de la red logística, integrada por compañías que dan soporte y servicio a proveedores y marcas para garantizar la eficacia de sus operaciones en todo el mundo.

La anómala situación ha acelerado algunas tendencias como el e-commerce que, aunque estaba creciendo a buen ritmo, ha visto disparar sus cifras, ante la imposibilidad de acudir a las tiendas o centros comerciales para adquirir productos.

Esto ha repercutido en las operaciones de distribución y entrega de todo tipo de empresas que han puesto en relieve las ventajas de externalizar o tercerizar parte de su actividad, y apoyarse en especialistas 3PL. (Third Party Logistics)

Entre ellas, las principales tienen que ver con, las eficiencias en la actividad, la escalabilidad y flexibilidad del modelo y poder transformar los costes fijos en variables permitiendo a las marcas focalizar sus recursos en las áreas clave de su negocio.

Adicionalmente la mayoría de centros de distribución estaban preparados para gestionar una logística a tiendas siendo la logística online algo marginal.

Esta estructura de centros de distribución con el know how consiguiente, ha cambiado y las empresas buscan apoyarse en especialistas para gestionar esta parte, ahora sí importante de su tráfico.

En parte como consecuencia del periodo de aislamiento que hemos superado, las marcas, especialmente las del sector de la moda y el lifestyle, han estrechado lazos con sus partners logísticos, para potenciar sus cadenas de suministro, externalizando de forma parcial o total sus operaciones.

Gracias a ello, han sido capaces de adaptarse a un escenario excepcional, en el que se han puesto a prueba su flexibilidad, eficacia y capacidad de respuesta, como nunca antes.

Esta transformación en tiempo récord ha sido posible precisamente por la capacidad de adaptación del modelo 3pL -intralogístico-, que crece en función de la demanda y es capaz de responder a sus picos más acusados, incluso a imprevistos tan sorprendentes como el provocado por una pandemia global.

Se ha demostrado en pocas semanas que este modelo es el más indicado para responder a grandes picos de demanda de situaciones excepcionales, como ya había quedado acreditado en momentos puntuales, como rebajas, Black Friday o Navidad.

Concentrar en un solo lugar el stock, la gestión de los equipos y el know-how operativo han acreditado ser la mejor alternativa para conjugar eficiencia, flexibilidad y economías de escala.

Pero también ha sido muy relevante el uso de herramientas tecnológicas como los sistemas de gestión de almacén robustos y las tecnologías de automatización o robotización que hace tiempo se llevan integrando en los centros de distribución, para optimizar los procesos y algunas tareas repetitivas, así como sincronizar las distintas actividades que intervienen en la cadena de suministro.

Las tecnologías más innovadoras y el conocimiento profundo de los procesos logísticos han favorecido esta rápida adaptación de la oferta a un evento tan violento e imprevisto como el vivido. Desde plataformas cloud hasta vehículos guiados y sistemas de Inteligencia Artificial aplicada a la planificación y estimación de la demanda a corto plazo, han jugado un papel fundamental, para mejorar la trazabilidad y la flexibilidad en la cadena de suministro.

Muchos de estos recursos se han implementado en los últimos años en la operativa de los operadores logísticos, que hemos comprendido que buena parte del futuro del sector comercial depende de la capacidad de innovación y adaptación de los partners logísticos.

Quizás una de las principales enseñanzas del periodo que estamos viviendo es que hay que estar preparados para lo inesperado, o al menos tener las herramientas necesarias para responder a momentos de crisis, con la capacidad de reacción, flexibilidad y escalabilidad que proporcionan los recursos humanos y tecnológicos a nuestro alcance.

La cadena de suministro global, debe seguir evolucionando al ritmo que lo hace el consumidor y el papel de la logística será cada vez más relevante para garantizar su éxito. Nos estamos saltando un almacén intermedio como era la tienda lo que hace que la cadena logística sea mucho más tensa y, por tanto, mucho más importante.

Las marcas ya lo han comprobado y, ahora que comenzamos una nueva etapa comercial tan nueva como incierta, convendría que valoraran la externalización de toda o parte de su actividad, en favor de un especialista que aporte expertise, elasticidad durante todo el año y capacidad de respuesta a futuras y constantes fluctuaciones de la demanda.