Juan Diego Ibáñez, presidente de Intecsa-Inarsa: “Hay que crear un escenario atractivo para el
inversor privado”

Intecsa-Inarsa es una de las principales ingenierías españolas de capital privado, con 55 años de trayectoria, especializada en los sectores de ferrocarriles y carreteras, puertos y costas, edificación y urbanismo, y agua y medioambiente. En el año 2019, la empresa facturó 15 millones de euros. A su frente está Juan Diego Ibáñez que se muestra a favor de la colaboración público-privada, ya que “funciona”, aunque apunta que hay que “crear un escenario atractivo para el inversor privado, que ahora no lo hay.

¿Cómo se está afrontando el Covid-19?

Desde el punto de vista de negocio, obviamente este año ha habido una ralentización de la inversión pública, pero confiamos en una revitalización para 2021, dado que tendremos los fondos de recuperación europeos, y hay una partida dirigida a infraestructuras, que puede ir a ámbitos muy necesitados como agua y medioambiente o movilidad urbana. Y desde el punto de vista interno no hemos tenido que rediseñar.

¿Qué impacto tendrán esos fondos europeos?

En España tenemos un problema de tiempos. Y es que el tiempo habitual de tramitación del expediente previo a la apertura del procedimiento de adjudicación es de hasta dos años, demasiada maquinaria administrativa para los tiempos que Bruselas y este plan exigen. Es necesario activar el mecanismo de emergencia, ya utilizado durante el Estado de Alarma, porque de lo contrario sólo sería posible destinar fondos a proyectos ya licitados o en construcción y, por lo tanto, el impacto sería menor.

El Gobierno quiere aumentar las inversiones en infraestructuras, al menos eso parece con las partidas de los presupuestos del MITMA para 2021

Pero hay que matizar dos cosas. La primera es que se viene de cifras paupérrimas, luego no por crecer estamos en los niveles de inversión de obra pública deseados y anteriores a la crisis de 2008. La segunda es que aquí hay una dotación de fondos europeos, que nos vendrá fenomenal a las ingenierías, pero no deja de ser una inyección de recursos en un momento concreto, es una inversión “dopada”. Necesitamos que en España nunca baje del 2% del PIB la inversión en obra pública. Es fundamental dejar de ver la obra publica como gasto y comenzar a hacerlo como inversión.

La ingeniería española está muy reconocida en el exterior, casi más que en el interior

Dentro de nuestras fronteras se reconoce la ingeniería española, pero luego no se materializa en la contratación. En los últimos años ha mejorado mucho gracias a la Ley de Contratos del Sector Público, que acabó con la preeminencia del precio sobre la calidad a la hora de puntuar ofertas.