Adif estrena la liberalización con el objetivo de salir de pérdidas

Adif lleva en números rojos prácticamente desde 2011, ejercicio en el que perdió 297 millones. En 2013, el gestor se segregó en dos entidades y puso los activos de alta velocidad bajo el paraguas de Adif Alta Velocidad, que no ha ganado dinero desde su nacimiento. Ese año cerró con un déficit de 231 millones debido a que los ingresos no llegaron a cubrir los gastos de explotación ni los financieros de la alta deuda ya que arrastraba por la construcción de la red de alta velocidad. En 2015 el resultado fue de -361 millones, en 2018 las pérdidas llegaron a los 223 millones y en 2019 bajaron a los -179 millones. Desde la separación de los activos y los negocios, Adif convencional ha registrado beneficios en un par de ocasiones (2015 y 2017), pero no lo suficiente para compensar los números rojos de su hermana.

Tras asumir el cargo en 2018, la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, aseguró que la liberalización del transporte de pasajeros es la llave que necesita el gestor para salir de pérdidas ya que le permitirá dar un mayor uso a la infraestructura. El próximo 14 de diciembre, la liberalización entrará oficialmente en vigor pero la red no tendrá ningún nuevo operador. SNCF (Rielsfera) ha retrasado la puesta en marcha de su servicio a marzo y seguirá adelante con la fecha “si todo va bien”. Trenitalia e Ilsa mantienen su entrada a lo largo del primer trimestre de 2022. Así, se retrasa la entrada efectiva de la competencia en un momento en el que el AVE opera con la mitad de su capacidad y lleva un 23% de los pasajeros que hace un año. No parece que vaya a reactivarse hasta mediados de 2021 y su Avlo sigue en el cajón. Pardo de Vera aseguró en Rail Lives que el tráfico recuperará los niveles de 2019 a finales de 2021 si la competencia llega, es decir, si el operador francés no retrasa su entrada. Así, si los nuevos operadores cumplen su parte, la compañía prevé salir de pérdidas prácticamente por primera vez en años en 2023. Este ejercicio cerrará con unos números rojos de 762 millones.

El gran reto es multiplicar los pasajeros en un momento en el que el teletrabajo parece que ha venido para quedarse y que la demanda del transporte privado crece por el miedo a la pandemia. La idea es que una mayor oferta, menores precios y la guerra contra el coche y las emisiones de CO2 llenes los trenes.