El rol de las mutualidades en la sociedad actual y su valor añadido

Actualmente, la sociedad es cada vez más individualista y competitiva, pero al mismo tiempo la generación que se va incorporando al mercado laboral demanda más beneficios sociales, aunque sea a costa de renunciar a mejor salario, como teletrabajo, libertad horaria, coworking y, por supuesto, generan iniciativas de sharing para el ahorro de costes.

En este actual entorno, unas entidades tan longevas como son las mutualidades replican casi a la perfección este concepto tan de moda, pues aúnan ambos conceptos, tanto la parte social como la parte de ahorro. Estas metas se consiguen gracias a la solidaridad entre los mutualistas y la capacidad de generar beneficios colectivos por el potencial que aporta contar con el volumen del colectivo para las negociaciones. En este sentido, el valor añadido y la aportación de una mutualidad a sus clientes resulta especialmente significativo.

Como es bien sabido, las Mutualidades de Previsión Social son entidades aseguradoras con características muy especiales. Son entidades independientes y con personalidad jurídica propia, formadas por una comunidad de individuos. Estos comparten un patrimonio destinado a cubrir los riesgos inherentes a la vida laboral o cotidiana. Esa condición las diferencia de las Compañías de Seguros.

Mientras éstas se rigen por el principio de maximización de beneficios, en la naturaleza del mutualismo, que carece de ánimo de lucro, la cobertura de riesgos alcanza al colectivo formado por los propios mutualistas. Esto significa que el beneficio no es lo que se busca en la gestión, sino que el objetivo es revertir los posibles beneficios en mejoras de servicio o de producto a sus mutualistas. Su gestión se basa en la solidaridad y el compromiso mutuo entre sus miembros. A través de la agrupación de riesgos, las mutualidades permiten a sus miembros protegerse frente a los riesgos que pueden afectarles, ya sea en el ámbito de la salud, el hogar, el automóvil u otros como el deceso, que es el caso de Purísima Seguros.

El gobierno y la gestión de las Mutualidades se rigen por el principio de participación democrática. Todos los socios mutualistas tienen los mismos derechos y obligaciones en cuanto a participación en los órganos sociales de decisión y en la distribución de los excedentes. En comparación con otras entidades aseguradoras, las mutualidades tienen una serie de ventajas.

En primer lugar, al no tener ánimo de lucro, las mutualidades pueden ofrecer productos y servicios a precios más competitivos que las compañías de seguros tradicionales. Además, las mutualidades tienen un enfoque más centrado en las necesidades de sus miembros, lo que se traduce en una mayor personalización y adaptación a las necesidades reales de los mismos.

Nacieron como una evolución natural de organizaciones como hermandades, gremios, cofradías, sociedades de socorro, etc. Todas ellas con una finalidad común: la ayuda recíproca y solidaria de sus miembros en caso de necesidad, en una época en la que todavía quedaba mucho para la llegada del Estado del Bienestar.

Además de los beneficios individuales que las mutualidades ofrecen a sus miembros, estas entidades tienen un impacto positivo en la sociedad en su conjunto. En primer lugar, las mutualidades contribuyen a la estabilidad financiera y social de sus miembros, lo que se traduce en un menor riesgo de exclusión social y en una mayor protección frente a situaciones de precariedad.

No solo eso, sino que las mutualidades tienen un impacto positivo en la economía y en la sociedad en su conjunto. Según un estudio del Observatorio de la Mutualidad, las mutualidades aportan el 0,5% del PIB español y generan más de 50.000 empleos directos e indirectos. Además, las mutualidades invierten gran parte de sus excedentes en la mejora y ampliación de sus servicios para sus miembros, lo que se traduce en una mayor calidad y accesibilidad para los mismos.

Uno de los productos más populares que ofrecen las mutualidades es el seguro de decesos. Es una de las ramas más antiguas que desarrollan las mutualidades ya que desde épocas antiguas el rito funerario es de extrema importancia, siempre ocurre en mal momento y, desde luego, en baja situación anímica.

Actualmente más allá de temas religiosos, el fallecimiento genera cargas económicas importantes, por ello es el seguro más contratado de los que no son obligatorios. Además, muchas mutualidades ofrecen servicios adicionales que van más allá de la simple indemnización, como la gestión de los trámites administrativos, el asesoramiento jurídico o incluso la organización del funeral, como es el caso de Purísima Seguros.

Es de los seguros más antiguos, como decía, y como lleva un carácter emocional al evento, sus inicios fueron gremiales y/o por asociaciones religiosas. Es importante conocer que el fallecimiento infantil era elevado y que la pérdida de un adulto-cabeza de familia también generaba grandes trastornos solo asumibles desde la ayuda mutua y colaborativa de un colectivo creado por afinidad (bien laboral o religiosa); entre todos se apoyan y entre todos se asume el coste. Esta es la definición exacta del mutualismo.

En definitiva, el mutualismo representa una alternativa real y efectiva al individualismo y la competencia desmedida que caracterizan nuestra sociedad actual, como ejemplo de cómo es posible generar valor a través de la cooperación y el apoyo mutuo, y de cómo las mutualidades pueden contribuir al bienestar económico y social de la sociedad en su conjunto.