El auge de las ‘superapps’ y su impacto en la industria tecnológica

Las ‘superapps’ revolucionan la forma en que los usuarios interactúan con sus dispositivos y realizan transacciones diarias. Estas aplicaciones combinan mensajería, pagos, comercio electrónico y otros servicios en una sola plataforma, lo que ofrece una experiencia de usuario integrada y sin fricciones.

Una superapp podría compararse con una navaja suiza. Sería como tener WhatsApp, Instagram, Skype, Facebook, Amazon y Uber en una misma aplicación. También están cambiando la forma en que las empresas interactúan con sus clientes y manejan sus operaciones comerciales. Al ofrecer una plataforma centralizada para una amplia gama de servicios, facilitan a las empresas llegar a un público más amplio y mejorar la eficiencia de sus operaciones comerciales.

Según Jason Wong, las superaplicaciones se construyen como plataformas para ofrecer miniaplicaciones modulares que los usuarios pueden activar para obtener experiencias de aplicaciones personalizadas. “Son más que una aplicación móvil compuesta o un portal web”, afirma el analista y vicepresidente de Gartner.

Estas aplicaciones se han vuelto populares en Asia, especialmente en países como China e India. En contraste, en Europa o América, un usuario debe tener varias aplicaciones distintas instaladas para realizar diferentes transacciones.

Los casos actuales más exitosos de superapps son la china WeChat y Paytm en India. WeChat es la aplicación número uno en China, con 213 millones de usuarios, disponible en 20 idiomas. Permite realizar transferencias, reservar vuelos, pedir un taxi, pagar, leer noticias, hacer compras en línea, incluso se puede comprar una casa o contratar una hipoteca. Alipay, de Alibaba, es la segunda del país con 713 millones de usuarios. Funciona como una tarjeta de crédito con la que se puede pagar en otras plataformas y facilita préstamos personales.

Lo mismo sucede en Latinoamérica. En Colombia, por ejemplo, Rappi gana adeptos a pasos de gigante. La superplataforma, que nació en 2015 como una empresa de reparto a domicilio, hoy opera en 250 ciudades de nueve países latinoamericanos (México, Costa Rica, Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil) e incluye servicios de viajes (compra de billetes), bancarios, envíos express de ropa y alimentos frescos, retirada de dinero a domicilio o solicitar un rappi favor (que alguien pasee a su mascota). En México, la superapp con el mayor número de descargas es BAZ, con casi seis millones de suscriptores.

¿Por qué aún no existen ‘superapps’ en Europa ni en EEUU?

Pese al éxito de las superaplicaciones en Asia, en el mundo occidental aún no asoman cabeza. Su desarrollo se enfrenta a diferentes obstáculos y desafíos. Uno de los mayores inconvenientes se encuentra en la privacidad y la seguridad de los datos de los usuarios. Al almacenar y manejar una gran cantidad de información personal, las regulaciones legales occidentales exigen una rigurosa protección contra posibles violaciones de la privacidad. Sobre todo en Europa, donde la legislación al respecto es especialmente estricta.

Y el caso es que no se debe descuidar un asunto tan sensible. Los ciudadanos europeos apreciamos mucho la confidencialidad, la seguridad y y la protección de nuestros datos personales. Somos muy reacios a ceder información de manera consciente (aunque lo hagamos a menudo sin darnos cuenta). Además, una superapp es mucho más vulnerable que una aplicación normal, pues contiene en un mismo espacio información privada, confidencial incluso: transacciones, direcciones IP, listas de contactos, búsquedas en Internet, etc. En fin, que hay que andar con ojo y no regalar todo a la comodidad.

Las empresas occidentales están buscando el camino correcto para desarrollar su propia versión, ya sea desde el punto de vista de la movilidad (Uber y Bolt están en ello) o desde el punto de vista de los servicios financieros, tipo Revolut. One app, all things money, así se vende la fintech británica.

Aparte de la legislación, se da una circunstancia relacionada con la implantación y el uso de Internet y el teléfono móvil. Mientras que en Europa y América del Norte los grandes servicios digitales comenzaron a desarrollarse con anterioridad al móvil, en Asia ocurrió justo lo contrario: la población accedió a internet a través del teléfono.

La consultora tecnológica Baufest sostiene que la expansión del uso de pagos digitales a nuevas industrias y el auge de las superaplicaciones son algunas de las tendencias que cobrarán fuerza este año. Con la creciente demanda de experiencias integradas y la importancia que las nuevas generaciones (con la Z a la cabeza) otorgan a la inmediatez y la practicidad, Europa se va a tener que poner las pilas. Comprar entradas, pagar en línea, llevar el permiso de conducir en el móvil o el concepto tan en auge del “compre ahora, pague después” se encuentran entre los reclamos más urgentes de los usuarios.

A pesar de las políticas de protección de datos personales, la demanda crece y las empresas tienen claro el filón: el modelo de negocio funciona. En términos de tendencias futuras, se espera que las superapps aprovechen la inteligencia artificial y la tecnología blockchain para mejorar la eficiencia y la seguridad de sus servicios. La banca, el comercio electrónico y los servicios financieros no van a dejar pasar la oportunidad. Tampoco las grandes tecnológicas. De hecho, gigantes como Meta, Microsoft, Amazon, Venmo, Klarna o Revolut comparten el objetivo de convertirse en superapps. Eso sí, la confianza del cliente ha de ser el pilar principal de las futuras superaplicaciones europeas.