Cubrir las necesidades sénior: una oportunidad para las aseguradoras

Las personas mayores de 55 años piden que el seguro se adapte a sus vidas, bajo las nociones de acompañamiento y anticipación. Incorporando coberturas flexibles y eliminando cláusulas estrictas.

La población mundial está envejeciendo. La mayoría de países están apreciando un aumento en el número de personas con edad avanzada. El envejecimiento de la población está a punto de convertirse en una de las transformaciones sociales más relevantes del siglo XXI, con consecuencias en casi todos los sectores de la sociedad, entre ellos, el seguro. Según datos del informe Perspectivas de la población mundial 2019, en 2050, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, es decir, un 16% más que la población actual, que es de una de cada 11. Además, se estima que el número de personas de 80 años o más se triplicará, pasando de 143 millones en 2019 a 426 millones en 2050.

En este contexto, no es de extrañar que la población sénior se haya convertido en un gran filón para las compañías aseguradoras. La inmensa mayoría de personas mayores de 55 años cuentan con algún tipo de seguro, concretamente, el 18%, según dictamina el II Barómetro del Consumidor Sénior de Fundación Mapfre. Tan solo un 2% de los sénior no dispone de alguna póliza que les proteja ante los riesgos, ya sea ante la vida, las propiedades o los decesos.

La lógica puede hacer pensar que el sector asegurador presenta barreras a la población sénior a la hora de contratar ciertos tipos de seguros, como puede ser vida, decesos o salud. Para desmontar esta falsa creencia, las aseguradoras han adaptado sus seguros y servicios a las necesidades específicas de este segmento poblacional. Así lo corrobora María José Llanos Ogino, Head of Protection & Accident de Generali. “En décadas anteriores el acceso de este segmento a los seguros de salud, vida, accidentes y decesos se encontraba muy limitado. Ahora la situación está cambiando y se extiende la edad de contratación más allá de los 65 años, lo que hace que esta población comience a generar un mayor volumen de primas”.

Según Mapfre, “el colectivo sénior tiene de media 2,64 seguros distintos contratados, siendo los seguros de hogar (85%), autos (79%) y decesos (52%) los que más adquieren”. A bastante distancia se encuentran las pólizas de salud (28%), de vida (16%) y de accidentes (8%). Estas cifras revelan el interés creciente de los mayores de 55 años por los seguros, cuya contratación en 2021 se mantuvo estable.

Aunque la pandemia ha generado cambios en los hábitos de la población en general, el seguro sénior no se ha visto muy afectado. Desde Adeslas revelan que el seguro de salud ha registrado un crecimiento sólido en los dos últimos años, debido a la “mayor conciencia social sobre la salud y la extensión de la cultura del aseguramiento”. Esta tendencia al alza también tiene vinculación con la percepción del deterioro de la sanidad pública. Por su parte, Leticia Feria, directora del Área de Oferta y Promoción de Reale Seguros, indica que el único cambio significativo ha sido el aumento en el uso de las aplicaciones de telemedicina asociada a los seguros de salud, y los servicios asistenciales a domicilio.

Percepción del riesgo y preocupaciones

En el contexto actual, como informa Mapfre, más de la mitad de la población sénior (55%) se muestra insegura con respecto a su situación económica, un porcentaje especialmente alto entre el intervalo de edad de 55 y 60 años, la clase activa de este colectivo. Otra preocupación derivada que batalla este grupo social es el ahorro. “En concreto, esta inquietud ha crecido en el colectivo de edad de 45 a 65 años, según el estudio de investigación realizado por GFK para Mapfre en 2020. En este caso, el ahorro enfocado a la jubilación (para el 46% es el fin último del ahorro)”.

Además, a los sénior les agita su independencia, no quieren ser una carga para su familia y desean protegerse ante esta posibilidad. Por ello, buscan gozar de una buena calidad de vida a partir de los 65 años, y eso circunscribe tanto la salud como disponer de ingresos que les permitan mantener un nivel de vida estable para jubilarse y conservar su autonomía el mayor tiempo posible. En el área de la salud hay una realidad que enfrenta la población sénior: las listas de espera, que se han visto alargadas por las dificultades que ha generado la pandemia. “El colectivo sénior no puede en muchas ocasiones esperar y precisa intervenciones inmediatas, por eso, el seguro privado contribuye a evitar estas situaciones. En cuanto a los problemas sociales, nos encontramos con la atención psicológica, soledad, la gestión del duelo, la atención domiciliaria o a la dependencia” afirma, María José Llanos, Head of Protection & Accident de Generali.

Otro de los aspectos que más alarma a este colectivo es la digitalización. Aunque cada vez están más familiarizados con las tecnologías y estas barreras se van diluyendo, sigue habiendo una brecha importante. Por ello, las aseguradoras mejoran continuamente sus productos para dar la atención más completa posible, apuestan por la proximidad, fomentando así la relación de confianza, prestando un servicio personalizado y adaptado a sus necesidades. Para cubrir las necesidades de los sénior, las compañías deben realizar cambios significativos en diversos aspectos del negocio, como los límites de edad, incorporar nuevas fórmulas que les permitan solidificar su patrimonio o reformas en los seguros de vida, entre otros. Asimismo, como indica Adeslas “uno de los pilares más importantes es el cambio de paradigma hacia una sanidad enfocada en la prevención y en la autogestión de la salud. Este cambio cultural hace recomendable reforzar el acompañamiento al cliente, al tiempo que se ofrecen certidumbres y seguridad en lo referente a los costes asistenciales”. Para detectar necesidades, las aseguradoras han empleado la escucha activa. Por este motivo, siguen apostando por los canales presenciales, ya que son los que generan confianza y atención personalizada, aportando cercanía, servicio, tranquilidad y seguridad ante imprevistos. Además, adaptan los canales digitales a las posibilidades del colectivo, ya que conviven diferentes perfiles en función de la edad y el estado de salud.

En el apartado de los productos y servicios, las compañías afirman tener grandes espacios de necesidades séniors sin cubrir, particularmente, en el área de salud preventiva, estilo de vida y asistencia. “Debemos renovar y actualizar nuestra oferta buscando soluciones innovadoras, incluyendo coberturas menos restrictivas, sensibles a los cambios en su vida y en su familia, con garantías inclusivas adaptadas al entorno. También debemos revisar y adaptar los servicios posventa, en concreto aquellos puntos de dolor relacionados con el siniestro, para mitigar la desconfianza que les genera a menudo, el no entender la letra pequeña de su póliza y, por tanto, no tener claro el alcance de lo que tiene o no cubierto”, argumenta la directora del Área de Oferta y Promoción de Reale.

Es fundamental, que el seguro progrese en la adaptación a la vida del asegurado. De este modo, se atiende a las necesidades del colectivo con coberturas más flexibles y servicios menos sujetos a cláusulas estrictas. Desde hace año las compañías trabajan en el posicionamiento de ofertas enfocadas al colectivo sénior, ya que son conscientes de que cerca del 50% de sus clientes forman parte de esta población.