Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa: “Apoyamos la idea de fomentar el ahorro, pero la forma de ejecutarla no es la correcta”

Si alguien conoce el sector asegurador a fondo es Pilar González de Frutos. Inspectora de seguros del Estado, ha sido directora de operaciones del Consorcio de Compensación de Seguros, directora general de Seguros y Fondos de Pensiones, y preside Unespa, la patronal del seguro español, desde junio de 2003.

¿Cómo se presenta 2023 para el seguro?

Todo apunta a que el sector asegurador español terminará 2022 con una facturación nominal superior a la de 2019, dejando atrás la pandemia. La visión que tenemos para el año 2023 es positiva y esperanzadora. Creo que hay margen para crecer, aunque la evolución dependerá también de algunos factores que no controla y que son difíciles de estimar, como son la inflación, la evolución de los tipos de interés y el crecimiento económico. En este escenario, los dos grandes objetivos estratégicos para el seguro en 2023 serán consolidar un crecimiento que nos sitúe por encima de los niveles de 2018, dejando atrás la pandemia, y mejorar la suscripción de ahorro nuevo. El primero dependerá de que el año 2023 atestigüe una evolución del PIB expansiva, descartando el temor a una fase recesiva, y se consoliden los fundamentos del crecimiento. La mejora de la suscripción de ahorro nuevo es un objetivo más complejo. Por un lado, el seguro de ahorro está penalizado por las erróneas decisiones tomadas en torno a la fiscalidad del ahorro individual para la jubilación. Por otra parte, la evolución al alza de los tipos de interés es un elemento atractivo para el modelo de negocio del seguro español, tradicionalmente basado en los productos con garantía financiera. En cualquier caso, esperamos seguir creciendo y mejorando nuestra solvencia, integrando además en la actividad aseguradora los objetivos de sostenibilidad y digitalización, que son protagonistas de la actual reflexión estratégica sectorial.

¿Qué riesgo preocupa más al sector asegurador español: el cibernético o la inflación?

Todos los riesgos preocupan por igual. Lo que un asegurador debe buscar siempre es que su evolución sea solvente y, en este sentido, las ratios de solvencia del sector han permanecido estables desde su breve episodio de deterioro provisional causado por el confinamiento de la pandemia, incluso durante los periodos de inflación. Es cierto que el crecimiento continuado de los precios es una amenaza potencial para la solvencia porque pueden erosionarla por la vía de la siniestralidad, tanto presente como futura. Es obvio que los aseguradores van a estar muy atentos a la evolución de sus costes.

Por otro lado, es cierto que los ciberriesgos constituyen una gran amenaza en el siglo XXI, lo que ha motivado que el supervisor europeo, EIOPA, esté preparando un test de estrés específico sobre la materia. En 2023 entrará en vigor un reglamento europeo sobre la materia que obligará a las aseguradoras a adaptarse a la nueva realidad e instaurar, si no lo han hecho ya, esquemas de gestión de riesgo tecnológico en el ámbito de sus propias empresas. Por otra parte, las entidades están desarrollando productos que permitan a las personas y empresas estar protegidas frente a este tipo de riesgos. Su complejidad y el potencial de causar daños a gran escala y generar cúmulos de siniestralidad establecen limitaciones operativas para las aseguradoras. En este caso, sería conveniente potenciar la colaboración público-privada.

Hay corredores de seguros preocupados por la dificultad de colocar riesgos de determinados sectores en el sector. ¿La patronal tiene alguna postura al respecto?

Se trata de cuestiones que pertenecen al libre mercado y que quedan sujetas a la voluntad de cada aseguradora, que es quien decide el tipo de riesgos a suscribir; aspectos que quedan fuera del ámbito de actuación de esta asociación.

¿Cómo ve Unespa el traslado de los incentivos fiscales de los planes de pensiones privados a los planes de empleo?

Apoyamos la idea de fomentar la previsión social complementaria, pero la forma de ejecutarla que se ha planteado no es la correcta. La iniciativa del Gobierno de diseñar una ley de fondos de pensiones de empleo es un paso muy importante, el cual aplaudimos, pero, lamentablemente, el enfoque que la ley hace de los incentivos a las prácticas que se quieren fomentar es erróneo. Los incentivos deben dirigirse a quienes pueden garantizar el éxito de la iniciativa, que en el caso del ahorro en la empresa son los empresarios. Consideramos que los incentivos son insuficientes. Además, la puesta en marcha de planes de empleo va a tardar, porque va a depender de la negociación colectiva, que se hace cada cuatro años. Por otro lado, en España se han reducido los incentivos fiscales a los planes de pensiones individuales, cuando lo acertado sería incrementarlos para contar con tres pilares sólidos. A la vista está que la supuesta traslación que tendría que producirse desde el ahorro individual al colectivo no se ha producido.

El seguro se ha sumado a la hipoteca inversa ¿Puede ser una buena fórmula para gestionar el riesgo de longevidad?

El envejecimiento progresivo de la población española ha motivado la búsqueda de recursos para hacer frente a la caída de los ingresos tras dejar de trabajar o incrementar el efectivo disponible en una parte de la vida en la que se puede necesitar ayuda para las labores cotidianas o, incluso, cuidados. Uno de los mecanismos para convertir el patrimonio inmobiliario en una renta es la hipoteca inversa. Estas pueden ser concedidas tanto por entidades de crédito como por aseguradoras. No es un producto de seguro, se trata de una operación que está autorizada por la normativa para que pueda ser concedida por una aseguradora. Una hipoteca inversa puede combinarse con un seguro de rentas vitalicias o incluso puede llevarse a cabo una operación de vivienda pensión con la entidad aseguradora, que sí tendría la naturaleza de producto asegurador. La demanda de la hipoteca inversa o soluciones similares en España está aumentando por factores como el incremento de la longevidad, el alto índice de propiedad de viviendas, los relativamente bajos niveles de ahorro financiero y las mayores necesidades de las personas jubiladas o dependientes. Para atender a esa demanda, algunas aseguradoras comercializan este tipo de producto, que puede ser una buena fórmula para que las personas puedan gestionar su riesgo de longevidad, siempre con un adecuado asesoramiento y la alternativa que más conviene.

En los últimos años Unespa se ha esforzado en hacer el lenguaje asegurador más accesible y acercar el seguro a los ciudadanos, ¿han conseguido su objetivo?

Desde Unespa llevamos impulsando desde septiembre de 2016 la educación financiera a través de Estamos Seguros, un portal de divulgación de la cultura aseguradora que nació para explicar mejor el seguro, atraer talento y posicionar al sector como referente de prevención. Desde luego, queda mucho por hacer, pero me gustaría poner en valor los resultados cosechados en los últimos seis años: alrededor de 2 millones de personas han visitado Estamos Seguros.

Un seguro que considere imprescindible.

No podría destacar uno sobre otro, pues todos son imprescindibles. Cada uno de ellos abarca una u otra faceta de la vida y son igual de importantes. El seguro es la red de seguridad de la sociedad. Aporta la certeza necesaria a los emprendedores en sus proyectos y favorece el progreso hacia una economía más justa y sostenible.

¿Qué le pide a 2023?

Una plena definición de la taxonomía verde europea que permita desplegar las capacidades del sector financiero en materia de sostenibilidad y construir unos mercados de capitales ASG suficientemente profundos y eficientes. Esto es crucial. También le pediría que se avance en la definición de un supervisor independiente y especializado para el sector asegurador, adecuadamente financiado. En tercer lugar, sería bueno que 2023 fuese un año activo en la reducción del gap de aseguramiento. Una economía y una sociedad son más sostenibles cuanto más aseguradas están. El seguro es protección y protección es seguridad para las relaciones económicas y el bienestar personal. Es por ello por lo que cerrar el gap de aseguramiento es crucial en aspectos muy variados, que van de la protección patrimonial al bien conocido problema de las pensiones.