El seguro ante el presente y el futuro de la movilidad eléctrica

El año 2022 se cerró con más de 100.000 vehículos eléctricos matriculados. Este hito se produce justo cuando el sector de la automoción encara uno de los momentos más complejos de su historia. En plena transformación tecnológica y digital, con una crisis económica en ciernes y una importante crisis de materiales y componentes que ponen en riesgo la cadena de suministro. En este contexto, la apuesta de Europa por la tecnología eléctrica para reducir las emisiones contaminantes del transporte ve peligrar su éxito. Una de las razones es el contexto de incertidumbre geopolítica y su impacto en la cadena de suministro de los componentes necesarios para fabricar el coche eléctrico, entre ellos, la escasez de litio para la fabricación de baterías. La otra son las dudas en la propia industria del automóvil acerca de si la tecnología de baterías es, sin duda, el futuro del automóvil.

Por dar algunas pinceladas, Europa es el segundo mayor productor de vehículos, tan solo por detrás de China, con una cuota de mercado del 21%. Es un sector clave para la economía de la UE. Supone el 6% del empleo y el 7% del PIB y exporta cada año, aproximadamente 5,6 millones de vehículos fuera de las fronteras de la UE. Europa cuenta con fabricantes líderes a nivel mundial, como Volkswagen, Daimler, BMW o Stellantis, así como una potente industria auxiliar, con proveedores líderes como Bosch, Continental, ZF, Valeo, etc., y unas 17.000 pymes que aportan valor a la cadena de suministro. Por nuestra parte, España es el segundo productor de vehículos de Europa, supone el 9% del PIB del país y emplea a cerca de dos millones de personas.

En este contexto tan complicado, el sector asegurador ha ido adaptando las pólizas de autos a las necesidades que los usuarios de vehículos eléctricos han ido presentando a lo largo de los últimos años. Las acciones políticas encaminadas a acelerar la transición hacia una movilidad eléctrica comienzan a dar sus frutos y el aumento de la demanda de vehículos electrificados ha impulsado las búsquedas de seguros para coche eléctrico un 8%, mientras que las comparaciones en Internet de seguros para coches tradicionales -de motor de combustión- han caído un 15% con respecto a 2021. Son datos de Rastreator. La industria del automóvil teme que la transición eléctrica forzosa no sea beneficiosa para el consumidor ni para la industria. Y puede que tampoco para el planeta, ya que la explotación de los recursos naturales necesarios para la fabricación de baterías puede ser incluso más contaminante que un motor de explosión en toda su vida útil. De forma paralela, los fabricantes estudian otras tecnologías más eficientes a medio y largo plazo, con la industria del hidrógeno como principal exponente de esta nueva tendencia.

En cualquier caso, el seguro cumplirá su papel de acompañamiento, tanto a la industria como a los conductores, cubriendo los nuevos riesgos.