El seguro de automóviles también apuesta por el ‘renting’

El ‘renting’ de vehículos va abriéndose paso y haciéndose un importante hueco en el sector automovilístico español. El sector asegurador se ha adaptado a esta realidad generando productos específicos para este modelo de negocio.

Más que a modo de una explosión puntual, el modelo de renting -de alquiler- de vehículos ha ido ganando peso en el mercado en la última década con un crecimiento lento pero sostenido y continuo. Sin hacer demasiado ruido, este sistema se ha afianzado como una alternativa sólida a la compra de coches nuevos y como una opción por la que cada vez más personas y empresas apuestan.

El periodo de incertidumbre que se vive en el sector del automóvil, con más opciones disponibles que nunca, unido a la inestabilidad que se vive en numerosos aspectos (económico, político, social) han provocado que la compra de coches nuevos no sea siempre la mejor opción para muchos. Por lo menos, hasta que el escenario actual se asiente en algún momento y vuelva a un periodo de relativa estabilidad, algo que no parece precisamente que vaya a suceder pronto.

De cualquier manera, es positivo que los usuarios cuenten con varias opciones y que si les compensa (teniendo en cuenta su situación y su punto de vista particular) tengan la opción de alquilar un coche. Ya no sólo para unas vacaciones, sino de cara a un periodo de tiempo bastante más amplio, incluso de hasta cinco años.

La matriculación de vehículos de alquiler en España se ha duplicado en los últimos ocho años según los datos aportados por la Asociación Española de Renting de Vehículos: desde las 447.623 unidades de 2015 hasta las 853.644 del año pasado, y el porcentaje de este tipo de matriculaciones ha superado ya el 25% del total. Por el contrario, aunque el sector de la venta de coches confía en una recuperación de cara a este 2023, lo cierto es que los últimos años han sido negativos para sus intereses.

¿Cómo se adapta el seguro a esta situación?

El sector asegurador, obviamente, ha estado muy atento a este cambio en la tendencia del mercado y se ha adaptado con prontitud y facilidad al momento actual. Desde hace ya tiempo las aseguradoras de coche tradicionales han desarrollado seguros específicos para renting, mientras que también han proliferado empresas específicas que aseguran vehículos de alquiler. Así que al cliente no le van a faltar opciones entre las que elegir en caso de que pretenda asegurar un coche de renting.

Eso sí, en numerosas ocasiones este cliente no es una persona física, sino una compañía, pues muchas apuestan por las empresas de renting como vía para disponer de una flota de vehículos de empresa.

Diferencias con el seguro tradicional

En líneas generales los seguros para coches de renting no se diferencian de los destinados a cubrir los vehículos de compra pues ofrecen las mismas garantías, tanto dentro de la cobertura básica como de la complementaria. La gran diferencia suele residir en que mientras que en los coches en propiedad el dueño del auto es también la persona que contrata el seguro para su vehículo, en los de alquiler la persona que decide hacerse con un coche de esta clase paga una cuota mensual a la empresa de renting, que es la que se encarga de suscribir el seguro.

Ello le supone un pequeño ahorro al conductor, pues en la cuota que abona ya se incluyen el coste de mantenimiento del vehículo y la cobertura de seguro, que en la mayoría de los casos es a todo riesgo.

Generalmente, los seguros para coches de renting suelen constar de dos grandes grupos de garantías: los de responsabilidad civil y los de daños propios. La RC, que es de contratación obligatoria, va destinada a cubrir aquellas lesiones personales y daños materiales que se causen por un accidente del que el conductor principal sea responsable; por su parte, los daños propios pueden amparar una gran cantidad de supuestos, desde los daños por robo a los sufridos a causa de un incendio, así como la rotura de lunas o una situación de invalidez del conductor tras un accidente.

Vehículos de leasing

Otra fórmula que se utiliza con asiduidad últimamente es el leasing, un método de financiación en el que los usuarios deben abonar una cuota durante un mínimo de tiempo (habitualmente de dos años) para hacer uso de un vehículo, plazo tras el cual pueden decidir si lo compran o no. En definitiva: una especie de alquiler con opción a compra.

En este tipo de modalidad, al igual que sucede en los coches de compraventa, el cliente debe hacerse cargo de contratar el seguro que considere adecuado. Eso sí, la empresa de leasing podría conminarle a suscribir un producto específico, generalmente a todo riesgo.