Los médicos privados plantan cara al seguro de salud

Exigen la actualización de los baremos que reciben por consulta y acto médico y están dispuestos a movilizarse para, según explican, mejorar la calidad de la prestación sanitaria privada y proteger a sus pacientes.

Les están vendiendo a los asegurados que por 15 euros pueden tener un seguro médico privado. Y eso es falso”. Ignacio Guerrero, presidente de Unipromel, Unión Profesional de Médicos en Ejercicio Libre, es contundente a la hora de hablar del problema que ha hecho que en los últimos meses su nombre esté presente casi a diario en los medios de comunicación.

En España hay más de 60.000 médicos en la asistencia sanitaria privada, pero no se sienten bien valorados por las compañías aseguradoras y demandan la actualización de los baremos que marcan los honorarios que estos profesionales reciben por parte de las compañías de seguros de salud. Una cifra que oscila entre los ocho euros que percibe un médico general hasta los 15 euros -en el mejor de los casos, según apunta el colectivo sanitario- cuando se trata de un especialista.

Alfonso Carmona, presidente del Colegio de Médicos de Sevilla, recuerda que los baremos llevan décadas sin actualizarse. Entre junio de 1990 y junio de 2022 el IPC en España ha subido un 145%. “Lo primero que tenemos que hacer es recuperar nuestra pérdida de poder adquisitivo”. Y reclama a las compañías de seguros diálogo porque “la gran mayoría de los médicos está sufriendo en sus carnes y en la de sus familias el trabajar a pérdidas y esto ya no se puede soportar, hay un hartazgo tremendo de todos los médicos”. Carmona afirma que sólo espera una cosa “que -los médicos que ejercen en la privada- se unan y que se sepa que se está trabajando para ellos y sus familias”.

La unión hace la fuerza

Tanto Unipromel como el Colegio de Médicos de Sevilla han unido fuerzas con el Sindicato de Médicos de Sevilla y ATA para tener la suficiente fuerza de negociación con el sector asegurador. Al presidente del Colegio de Médicos de Sevilla le da igual el interlocutor, ya sea Aspe, la patronal de la sanidad privada, o Unespa, la del sector asegurador. Incluso están dispuestos a negociar un nuevo baremo compañía a compañía. “No estamos pidiendo nada más que una cosa: hablar, sentarnos y ponernos de acuerdo”, explica.

Pero si este encuentro no llega, los facultativos están dispuestos a “forzar el diálogo” con distintas movilizaciones en defensa de la medicina privada y de la calidad asistencial que reciben los pacientes. En la situación actual, los médicos que ejercen en la privada se ven forzados a ver hasta 30 pacientes al día para que les salga rentable la consulta. “Y esto no es la medicina privada”, señala Ignacio Guerrero, presidente de Unipromel.

“Si no nos pagan, probablemente acabaremos yéndonos o montando algo por fuera, algo muy potente, con 10.000 o 12.000 médicos. Nosotros lo que le ofrecemos es una sanidad privada de calidad y de excelencia en medicina privada. Ya lo estamos montando porque estos señores siguen sin atendernos. Pero el precio no va a ser 15 euros por consulta, eso se lo garantizo”, añade el presidente de Unipromel.

Mercado roto

Para Rafael Ojeda, presidente del Sindicato Médico de Sevilla, la posición de fuerza de las compañías aseguradoras ha roto el mercado de la sanidad privada. “Dado que ellas captan a los clientes, el médico no tiene más remedio que, digamos, entrar un poco por la fuerza en los baremos que luego la compañía impone”. Estos importes contrastan con lo que puede llegar a pagar un paciente por una consulta privada, que oscila entre los 80 euros y los 150 euros, en función de la especialidad.

Una situación en la que Ojeda reconoce que “se rompe el mercado totalmente. Desde el momento en que una compañía empieza a ofrecer baremos de este tipo, el paciente, lógicamente, si puede conseguir por 40 euros al mes consultan con especialistas todas las veces que quiera se está rompiendo el mercado”. “Esto ha acabado prácticamente con el ejercicio libre en sentido estricto y está causando un deterioro brutal de toda la privada”, añade. En este sentido, Ojeda advierte de que el médico que tiene su consulta se encuentra con que, o acepta trabajar para una compañía o ningún paciente lo va a ver”.

Conscientes del problema

En Alianza por la Sanidad Privada Española (ASPE), la patronal de la sanidad privada son plenamente conscientes del problema, ya que “se trata de un asunto que afecta tanto a los profesionales como a los centros sanitarios. El diálogo y la colaboración conjuntas son fundamentales, ya que médicos y provisión sanitaria somos dos eslabones indivisibles en el sistema de salud”.

Y también están dispuestos a dialogar con los médicos afectados. “Más allá de cualquier circunstancia puntual, consideramos que la solución a este y otros problemas de la sanidad privada pasa por el dialogo entre sectores y por la transparencia en nuestras relaciones. Un diálogo que, tal como venimos proponiendo desde Aspe, debería culminar con la elaboración de una guía de buenas prácticas que sirva de referencia en la relación de profesionales, proveedores de salud y aseguradoras. Un instrumento de consenso, que recoja las necesidades de cada uno de los agentes implicados en la asistencia sanitaria y nos permita dar un mejor servicio al paciente, que debe ser nuestro objetivo común”.

Para el colectivo de médicos, este será un conflicto largo cuya resolución no se prevé a corto plazo. Fuentes del sector asegurador explican que están dispuestos a dialogar, como siempre, ya que están en contacto permanente con los Colegios de Médicos y el resto de las organizaciones que representan a los profesionales sanitarios y desarrolla actividades conjuntas con ellos en el ámbito de sus competencias. Pero entre esas competencias no se encuentra la fijación de los baremos que cobran los médicos, destacan fuentes de Asisa.

Fuentes de la compañía recuerdan que hay que tener en cuenta que en el ámbito de las relaciones mercantiles no existe la negociación colectiva. “Aceptar pactos colectivos con proveedores en un ámbito que debe regirse por la libre voluntad de las partes contratantes, en este caso médico y compañía, y que trasladarían su impacto económico sobre las primas que pagan los asegurados está expresamente prohibido por las normas de competencia”, advierten.

Sobre la desactualización de los baremos, el sector responde que no es cierto que estos no se actualicen desde principios de los 90. “Lo que sucede es que las actualizaciones se hacen dependiendo de las variaciones del conjunto de los factores que componen los honorarios médicos -la frecuentación, las modificaciones de la complejidad de la morbilidad y las diferencias entre especialidades y entre profesionales-, El baremo es sólo uno de esos factores. Depende, para su actualización, de cómo han evolucionado los demás. Nunca se actualizan todas las especialidades y todos los actos a la vez, porque la demanda no evoluciona igual en todas ellas”, recuerdan fuentes de Asisa.

Además, “las compañías no incrementamos las primas exclusivamente en función del IPC, sino teniendo en cuenta otros muchos factores, entre ellos la incorporación de nuevas coberturas, la evolución de los costes tecnológicos, la ampliación de los cuadros médicos o la propia evolución de los honorarios médicos. Todos ellos son factores más adecuados para garantizar la sostenibilidad y la calidad de nuestro modelo asistencial que la simple evolución de un índice de precios”.

Efecto en los asegurados

La compañía especialista en seguros de salud señala que los baremos están ajustados al actual modelo asegurador de salud, que combina primas reducidas con coberturas muy amplias. “Prácticamente el 80% de las primas que ingresan las compañías aseguradoras de asistencia sanitaria se dedica al pago de prestaciones asistenciales”. En este sentido, “incrementar los honorarios médicos al nivel que solicitan algunas organizaciones es insostenible con el actual modelo asegurador e implicaría un incremento de las primas que expulsaría a muchos asegurados, más si tenemos en cuenta que el seguro de salud convive con un sistema público universal y de alta calidad. Evidentemente, entre otras consecuencias, una reducción en el número de asegurados provocaría una disminución de la actividad que desarrollan los médicos. Aunque aumentara el valor del baremo, disminuirían las retribuciones, al caer el resto de los factores que intervienen en la actividad”, señala un portavoz de Asisa.