La pantalla del Autocastigo

¿Cómo puedo continuar la partida sin sentirme tan culpable? En la vida, a veces se gana y a veces se pierde. Como en un juego. Aprender que no todo depende de nosotros es una ayuda para aprender a desprendernos de la culpabilidad que no nos deja avanzar.

A veces la vida es como una partida. Juegas y ganas y otras, juegas y no ganas. Algunos a esto lo llaman perder, otros lo llaman aprender. Somos responsables de los resultados que haya; yo diría corresponsables, porque a veces no sólo yo soy del todo, responsable de todo, también lo son las circunstancias en las que vivo y me muevo. Las personas, a veces hasta queriendo hacer algo, tienen que vencer obstáculos que no sospechaban al inicio del proceso que aparecerían. Son esos “imprevistos” que surgen y aunque haga todo lo posible, no puedo evitar que existan y los que debo atender, siendo responsable y coherente con mi línea de valores.

A esas personas, desde aquí, les decimos: gracias por el esfuerzo.

Este perfil de personas: atentas al trato, empáticas y que realmente ves cómo lo pasan mal cuando les sucede, curiosamente también desarrollan más culpa al no cumplir las expectativas que ellas mismas imaginaron y su diálogo interno les juega malas pasadas. Por eso, estas letras, para invitarles a dejar marchar esa culpa tóxica que no permite avanzar, aprieta y hasta asfixia a su autoestima.

La responsabilidad siento que alude a tomar decisiones con lo que en ese momento sé, siento, o conozco, asumiendo las consecuencias que surjan.

¿Qué hace que nos juzguemos de forma desfavorable cuando el resultado es más negativo del esperado?

¿Y hacemos igual cuando es positivo?

Algunas personas, incluso, no se alegran de los logros, en cambio si los vientos son desfavorables, cargan los cañones y se disparan a ellas mismas incansablemente. No salen de esa pantalla y se crea un círculo vicioso por el que autocriticarse.

Mirado todo desde lejos, puede parecer que hice poco, o que siempre pude haber hecho más, pero cierto es que “quien da lo que tiene no está obligado a dar más”.

Aliento a que cada vez busquemos más la corresponsabilidad, y dejemos atrás la exigencia tóxica que poco nos ayuda a afianzarnos.

La excelencia es un pasar por pantallas de acciones distintas para ganar la partida interior: Disfrutar el camino incluso si hay errores, buscar el compromiso. Aprender a cada paso de lo que suceda, orientados a “ser” -no sólo al “hacer” con su infinita lista de tareas-. Y cuidar la autenticidad -no sólo la imagen para agradar a los demás constantemente-.

Así se disfruta pasar a nuevas pantallas y mejorará la partida, la habremos disfrutado, independientemente de los resultados. ¿Es una nueva forma de celebrar? Si, lo notarás. Te asaltará una emoción llamada alegría, que conviene exteriorizar para que su presencia nos aporte un sentido a la vida.