Estas son las enfermedades incompatibles con la conducción

Arritmias, Epoc, hipotiroidismo, diabetes, demencia, etc., son algunas enfermedades sobre las que la DGT pide una mayor vigilancia médica a la hora de renovar el permiso de conducir. El objetivo es mejorar la seguridad de estos conductores.

Para obtener el permiso de conducir o renovarlo, todos los conductores deben pasar unas pruebas médicas y psicotécnicas. Aunque la mayoría de los conductores piensan que son un mero trámite y que solo se centran en si nuestra visión o nuestra audición son correctas, la verdad es que hay numerosas dolencias y enfermedades que pueden afectar a las habilidades al volante. Estos reconocimientos médicos deben realizarse en un Centro de Reconocimiento de Conductores homologado, y antes de que caduque el permiso, ya que conducir con este caducado puede acarrear multas de 200 euros. El centro certificará que el conductor está en plenas condiciones físicas y psíquicas para ponerse al volante de un vehículo. Y el médico responsable debe conocer el historial médico del conductor, sin ocultar cualquier dolencia que pueda poner en peligro la seguridad vial.

Enfermedades incompatibles con la conducción

Con el objetivo de limitar al máximo los accidentes en carretera, la DGT ha publicado una lista con las enfermedades con las que no sería posible conducir. Los pacientes que sufran estas dolencias, a priori, no podrán sacarse el carné o renovarlo, a no ser que cuenten con un informe médico que certifique su aptitud para ponerse al volante de un vehículo. La lista de la DGT recoge nueve categorías de enfermedades: vasculares, cardiacas, psiquiátricas, neurológicas, endocrinas, digestivas, respiratorias, oncológicas, crónicas y degenerativas.

Este afán de la DGT no tiene como objetivo ahondar en el dolor y las molestias que la enfermedad tiene para el paciente, sino tratar de limitar el riesgo de sufrir o provocar un accidente. El departamento que dirige Pere Navarro explica en su revista que existen varios estudios científicos que demuestran que cuando los conductores sufren alguna de las enfermedades catalogadas por la DGT tienen mayor riesgo de sufrir un accidente. A Tráfico le preocupa especialmente las dolencias relacionadas con las enfermedades mentales y la demencia. No en vano, el riesgo de que un conductor de edad avanzada y con los primeros signos de esta enfermedad degenerativa cometa una infracción o se vea involucrado en un accidente es de 2,5 a 8 veces mayor que en personas sanas.

Revisiones periódicas

Pero el diagnóstico de una enfermedad no supone la incapacidad del conductor de volver a conducir. Dependerá de la evolución de la enfermedad y de la condición física del paciente. Para ello, deberá ser evaluado de forma periódica -al igual que el resto de los conductores-, pero con más frecuencia. Eso sí, si cuenta con informe médico negativo y aun así se pone al volante de su vehículo, el conductor se enfrenta a multas de hasta 6.000 euros.

Entre las enfermedades respiratorias que limitan la capacidad de conducir, la DGT ha incluido la apnea del sueño y la disnea permanente en reposo o esfuerzo leve. Esta última dolencia no permite al conductor renovar su permiso de conducir. El trasplante renal y la nefropatía con diálisis exigen especial seguimiento médico del conductor. Las crisis y pérdida de conciencia son incompatibles con la conducción, y serán de especial vigilancia la epilepsia y el accidente isquémico transitorio.

En cuanto a las enfermedades vasculares, la disección o el aneurisma de grandes vasos requieren de una mayor frecuencia de renovación del permiso de conducir siempre que el conductor cuente con el beneplácito del especialista. Lo mismo sucede con los pacientes que se enfrenten a trastornos oncohemáticos y a dolencias oncológicas.

Hipotiroidismo, paratiroides, y los pacientes con diabetes dependientes de la insulina también tienen limitada la renovación de su carné de conducir en función del estado de su enfermedad. Las arritmias, infartos agudos, y aquellos pacientes que porten marcapasos, prótesis valvulares o desfibriladores automáticos, deben contar con una vigilancia especial de su evolución médica para renovar su permiso de conducir.

Dolencias que no permiten conducir

En el caso de las enfermedades psiquiátricas, el conductor no tendrá permitido ponerse al volante de ningún vehículo a no ser que se trate de un trastorno leve y cuente con un informe médico favorable, si padece demencia, trastorno de ansiedad, trastorno de la personalidad, trastorno del sueño, depresión, TOC, TDH, trastorno del desarrollo intelectual o dependencia del alcohol y las drogas.

Otras dolencias incompatibles con la conducción son el Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), temblor esencial, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc), distrofia muscular, osteoporosis, Parkinson o artritis reumatoide.