A qué huele el Museo del Prado

El Museo Nacional del Prado propone una relación olfativa con la pintura. Será hasta el 3 de julio, en la sala 83 del edificio Villanueva. ¿Los protagonistas? Rubens y Jan Brueghel el Viejo.

Alejandro Vergara -jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del museo- y Gregorio Sola -Académico de la Academia del Perfume- comisarían La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa, una muestra que recorre los aromas del jardín que poseían en Bruselas Isabel Clara Eugenia y su marido.

Ella, gobernadora de los Países Bajos, y el archiduque Alberto de Austria encargaron a Brueghel, entonces pintor de la corte, una serie de obras (Los cinco sentidos) que reflejasen el coleccionismo y los gustos de la aristocracia del siglo XVII. Las figuras alegóricas fueron realizadas por su amigo Rubens. En 1636 los cinco cuadros de la serie se encontraban en Madrid, en la colección del rey Felipe IV, quien los instaló en una sala decorada con dos estanterías de ébano y bronce junto a piezas atribuidas a Durero, Tiziano y Patinir.

Hoy se encuentran expuestos en la sala 83 del Prado y configuran esta exposición cuyo germen es El olfato, que evoca dicho vergel y la colección de plantas singulares del matrimonio. En él aparecen representadas más de 80 especies de plantas y flores, algunos animales relacionados con el olfato, como el perro sabueso o la civeta, y diferentes objetos vinculados al universo del perfume: guantes perfumados, recipientes con sustancias fragantes, un ambientador que se calienta en un lujoso brasero y alambiques para destilar esencias.

Gregorio Sola ha creado una decena de fragancias a partir de varios elementos presentes en la pintura.

Alegoría invita a detener la mirada sobre el ramillete de flores que huele la figura simbólica del olfato. Guantes reproduce el olor de un guante perfumado de ámbar según una fórmula de 1696. Higuera evoca el olor verde y aterciopelado del árbol un día de verano. Flor de Naranjo centra la atención en los alambiques usados para destilar la esencia de la flor (neroli). Jazmín nos arrastra hasta la delicadeza de una flor cuyo aroma varía de la mañana a la noche. Rosa, la flor de las flores, huele a frutas y a verde, a miel y toques especiados. Brueghel pintó ocho variedades, entre ellas la centifolia y la damascena. Lirio es la materia prima más cara de la perfumería debido a su complejo proceso de elaboración. Narciso, original y potente, emana aromas a melocotón sobre un fondo floral pajizo.

Nardo y Civeta completan el recorrido aromático que se puede disfrutar en directo gracias a la tecnología AirParfum, desarrollada por Puig que permite oler hasta 100 fragancias distintas sin saturar el olfato.