Madrid se deja seducir por el gusto francés

‘El gusto francés y su presencia en España’ aborda las vías de penetración del gusto francés en España a través de más de cien obras elaboradas entre los siglos XVII y XIX.

Se trata de un proyecto transversal que incluye pintura, escultura, artes decorativas y dibujos. Es el resultado de una profunda labor de investigación que ha permitido sacar a la luz obras que se daban por desaparecidas. Abarca un periodo de tiempo tan extenso que su magnitud no puede entenderse sin la aproximación al contexto histórico en el que se desarrolla. Por ello, la muestra analiza también aspectos como las relaciones diplomáticas, la construcción de las identidades nacionales o la historia del coleccionismo.

A principios del XVII, cuando la Francia de Luis XIV arrebata el puesto a España como potencia política y económica, comienza a gestarse el fenómeno conocido como “el gusto francés”. Se inicia en la escena artística como reflejo de la política absolutista del monarca y se caracteriza por el retorno al estilo clasicista. En España se importa como sinónimo de refinamiento. Tal concepto se consolida en nuestro país en el siglo XVIII, con la llegada de los Borbones al trono. El coleccionismo influye de manera definitiva en la adopción de la estética francesa entre la nobleza, trasladándose posteriormente a las nuevas clases adineradas que se aferran al retrato civil como imitación de las costumbres aristocráticas.

El retrato civil -considerado hasta entonces por la Academia (igual que el paisaje) como menor- conoce un apogeo inusitado gracias a la superación de los códigos tradicionales y una nueva modernidad que lo sitúa como manera de afianzar la posición social.

A mediados de la siguiente centuria, el monopolio del gusto cambió de manos. Un gran número de artistas e intelectuales galos se sintieron atraídos por el exotismo de nuestras gentes y nuestras tierras. Esta visión romántica que se alejaba del canon se extendió entre los impresionistas, encabezados por Édouard Manet.

La exposición, estructurada de manera cronológica en diez secciones, recoge este proceso. Parte del momento que comienzan a llegar piezas de arte francés a nuestro país y se cierra cuando se produce el fenómeno contrario.

Los capítulos iniciales exhiben las primeras piezas galas adquiridas durante el reinado de Carlos II. Las secciones dedicadas al siglo XVIII recogen la eclosión del gusto francés impulsado por Felipe V, el primer Borbón español que hace honor a su origen francés importando la estética de Versalles y París. La Guerra de la Independencia marcó el inicio del declive del gusto francés y su paulatina sustitución por el gusto español. A modo de epílogo, la exposición presenta obras de Manet o Fantin Latour que evidencian este cambio en la mirada artística.